Colapinto, hundido por Alpine: una carrera desastrosa en Hungría
Fue una actuación desastrosa del equipo de la escudería que no lo ayudó en las paradas en boxes. Cómo sigue la historia tras un olvidable GP de Hungría.

En una de las peores actuaciones de Alpine en la temporada, el equipo no solo fue lento, sino torpe: perjudicó al argentino Franco Colapinto con dos paradas de boxes desastrosas. Terminó 18°, apenas delante de su compañero Pierre Gasly.
El Gran Premio de Hungría fue una pesadilla con logo francés. La escudería Alpine protagonizó su peor domingo del año, no solo por el resultado —los dos autos cerraron la tabla—, sino por cómo arrastró a sus pilotos a una jornada para el olvido. Franco Colapinto, que había arrancado 14°, finalizó 18° tras sufrir dos paradas en boxes que arruinaron por completo cualquier intento de remontada. Pierre Gasly, también víctima de un coche sin ritmo, terminó 19°. Nadie detrás de ellos. Peor, imposible.
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La carrera del argentino ya comenzó torcida desde los primeros metros. En la largada, perdió tres posiciones luego de irse fuera del asfalto en la curva dos, cuando intentó mantenerse por fuera de la trazada. Ocon, Albon y Hulkenberg aprovecharon el hueco. Pero lo peor aún no había llegado.
En la vuelta 14, Colapinto fue el primero del equipo en ir a boxes. El cambio a neumáticos duros, teóricamente estratégico, terminó siendo el principio del fin: la parada duró 11,1 segundos. En la Fórmula 1 moderna, eso equivale a un siglo. Salió último, a 22 segundos de su más cercano rival. Y lo peor: sin explicaciones claras por parte del equipo.
Ya sin chances de puntos, Colapinto intentó reponerse. Su ritmo mejoró e incluso marcó vueltas competitivas, por momentos girando más rápido que buena parte del pelotón. En la vuelta 19, por ejemplo, fue el mejor de pista con 1:21.932. Sin embargo, la segunda visita a boxes terminó de liquidar cualquier ilusión: en la vuelta 36, otra parada defectuosa de 7,2 segundos volvió a dejarlo en el fondo. Esta vez, 14 segundos detrás de Gasly.
El contraste con otros equipos fue doloroso. Mientras McLaren clavaba la mejor parada del año (1,9 segundos para Norris) y hasta Gasly disfrutaba de un sólido cambio de 2,6 segundos, Colapinto fue víctima de un equipo sin reacción, sin coordinación y, lo más alarmante, sin autocrítica visible.
El resto de la carrera del argentino fue una lucha estéril contra un coche sin ritmo y una estrategia sin rumbo. Aun así, llegó a marcar un giro en 1:20.827 —una mejora notable—, pero demasiado tarde y sin autos por delante para intentar recuperar. Solo el abandono de Oliver Bearman le evitó el último lugar en pista.
Para Alpine, la imagen que dejó Hungría es preocupante. No se trata solo de un coche falto de velocidad: el equipo también falló en lo operativo. Y cuando el muro no responde, los pilotos quedan indefensos. Colapinto, que intenta consolidarse en su temporada debut en el equipo francés, no sólo necesita milagros. Necesita un equipo que no lo hunda.
Hungría fue un golpe duro. Más para Alpine que para Colapinto. Porque cuando el problema es estructural, el talento y desempeño no alcanza.