Armenia y Azerbaiyán

Nagorno Karabaj: cómo Rusia ayudó a resolver el conflicto y asumió "control total" sobre el terreno

El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio de Nagorno Karabaj termina con un alto el fuego patrocinado por Moscú, con celebraciones en Azerbaiyán y recriminaciones en Armenia, ¿qué significa esto para la región y para el mundo?

BBC News Mundo miércoles, 11 de noviembre de 2020 · 12:42 hs
Nagorno Karabaj: cómo Rusia ayudó a resolver el conflicto y asumió "control total" sobre el terreno
En Azerbaiyán hubo celebraciones por el fin del conflicto. El sentimiento fue el opuesto en Armenia.

Los enfrentamientos entre las dos ex repúblicas soviéticas de Armenia y Azerbaiyán por la disputada región de Nagorno Karabaj se habían intensificado desde finales de septiembre, y Azerbaiyán claramente llevaba la ventaja sobre Armenia.

Las fuerzas azerbaiyanas acababan de tomar la ciudad de Shushá (Shushi en armenio), desde donde se observa la capital de Karabaj, Stepanakert (Khankendi en azerbaiyano).

Hubo combates feroces y muchas bajas, pero con el control de Shushá, estratégicamente ubicada, los azerbaiyanos sin duda habrían llevado la ventaja en la batalla por la capital.

Con sus tropas en ese terreno elevado, las fuerzas armenias restantes en Karabaj habrían sido un blanco fácil para la artillería azerbaiyana.

Luego, de repente, los rusos intervinieron, negociando un acuerdo de paz online y poniendo sus tropas pacificadoras sobre el terreno, en Stepanakert.

La catedral de Ghazanchetsots (Santo Salvador) en Shusha se ha convertido en uno de los símbolos del enfrentamiento en Nagorno Karabaj.

 

Antes de eso, todo el mundo pensaba que Turquía era el país que lideraba el juego con su apoyo abierto a Azerbaiyán (Turquía y Azerbaiyán comparten estrechos vínculos étnicos y culturales).

Todo comenzó el lunes por la noche cuando los líderes de Armenia, Azerbaiyán y Rusia se reunieron en línea y negociaron un acuerdo de nueve puntos para poner fin a las hostilidades en Nagorno Karabaj.

Azerbaiyán parecía estar ganando la guerra, y las fuerzas azerbaiyanas habían recuperado la mayoría de las provincias de Azerbaiyán que estaban bajo control armenio desde 1994.

Los tres líderes acordaron que las fuerzas armenias se retirarían de las regiones ocupadas restantes que rodean a Nagorno Karabaj, sobre las que Azerbaiyán recuperará el control.

Las fuerzas de paz rusas separarán a las tropas enemigas y se asegurarán de que no se reanuden las hostilidades.

Los rusos también asegurarán un corredor de 5 km de ancho que conecta a los armenios de Nagorno Karabaj con la República de Armenia. Pero no está claro cómo se gobernará en el futuro lo que queda del Karabaj controlado por los armenios.

El avance de Azerbaiyán

El conflicto de Nagorno Karabaj en sí es resultado del aumento de las identidades nacionales tras la caída de la Unión Soviética.

Los dos países recientemente independizados, Azerbaiyán y Armenia, utilizaron las armas que dejó atrás el ejército soviético para luchar entre sí, y los armenios tuvieron más éxito: a fines de 1994, tenían el control de Nagorno Karabaj y siete regiones circundantes de Azerbaiyán.

Hubo alrededor de un millón de refugiados, ya que las poblaciones fueron expulsadas de ambos lados.

 

Y así se mantuvo el conflicto, congelado, con escaramuzas esporádicas de vez en cuando, hasta el 27 de septiembre de este año, cuando Azerbaiyán lanzó su apuesta por retomar su territorio perdido.

Muy pronto, quedó claro que el equilibrio de poder militar entre las dos partes había cambiado drásticamente.

Una nueva bonanza de recursos había proporcionado a Azerbaiyán décadas de riqueza tras el descubrimiento de petróleo y gas en el Mar Caspio.

Azerbaiyán invirtió ese dinero en la reconstrucción de la economía y algunos llamaron a Bakú "el Dubái del Caspio".

La mezquita de Bibi Heybat frente a un campo petrolífero en la costa del mar Caspio, a las afueras de Bakú, el 19 de marzo de 2019.

 

Pero el gobierno de Azerbaiyán también usó mucho dinero para reconstruir completamente las fuerzas armadas.

Durante varios años, gastaron miles de millones de dólares comprando mejores tanques, más artillería y, lo más importante, tecnología moderna: Azerbaiyán es el primer país entre las ex repúblicas soviéticas que emplea ampliamente tecnología de drones en el campo de batalla.

En los primeros días de la guerra, que comenzó en septiembre, Azerbaiyán eliminó las defensas aéreas en la línea del frente, y luego tuvo total libertad para usar drones para eliminar las defensas armenias y atacar blindados y personal a lo largo de la línea del frente.

El papel de Rusia y Turquía

Al haber desplegado sus fuerzas, Rusia tiene ahora el control total de la situación sobre el terreno.

Habrá un total de unos 2.000 paracaidistas, y ni los armenios, ni los azerbaiyanos ni los turcos harían nada que ponga en peligro la vida del personal militar ruso.

Pero entonces, ¿por qué las tropa rusas no se movilizaron antes?

No lo sabemos con certeza, pero ciertamente no hay ningún afecto entre el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y Vladimir Putin.

Soldados armenios disparando artillería en primera línea del frente, el 25 de octubre de 2020.

 

Pashinyan es un líder populista muy exitoso. Es importante destacar que llegó al poder gracias a las protestas populares en una "revolución de color", y Putin ve esos cambios de gobierno como golpes de Estado inspirados en Occidente.

A Nikol Pashinyan le molestaba el grado de confianza que Armenia depositaba en Rusia y disputó la influencia del poderoso vecino del norte de Armenia contra Occidente.

Su futuro político ahora parece estar siendo cuestionado después de lo que solo puede verse como una derrota catastrófica: incluso el presidente de Armenia, Armen Sarkissian, ha negado todo conocimiento del acuerdo de alto el fuego.

Pero el acuerdo ya está en vigor y se puede ver que Rusia ha reivindicado el control de la situación en su esfera de influencia tradicional.

En Armenia, manifestantes irrumpieron en la oficina del primer ministro Nikol Pashinyan.

 

Rusia estaba tratando de mantener el equilibrio entre los bandos en guerra, al estar vinculada a Armenia con un tratado de seguridad colectiva, pero insistiendo en que Armenia no esté siendo atacada y que la lucha se mantenga dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas de Azerbaiyán.

Turquía, un miembro de la OTAN, había apoyado abiertamente a Azerbaiyán, incluso prometiendo enviar ayuda militar si la solicitaban.

La posibilidad de un enfrentamiento entre Rusia y Turquía en el sur del Cáucaso era demasiado real. Pero es quizás el mismo tipo de juego cuidadoso que se desempeñó tanto en Siria como en Libia, cuando los intereses militares y políticos de Turquía y Rusia eran a veces contradictorios, pero siempre encontraban puntos en común.

Lo mismo parecía estar sucediendo ahora en el sur del Cáucaso, cuando Rusia intervino en el último minuto y logró situarse sobre el terreno para asegurarse de que, pase lo que pase, no suceda sin su acuerdo.

Entonces, en cierto sentido, Rusia puede verse como un vencedor en el conflicto, al igual que Azerbaiyán.

Hubo celebraciones generalizadas en Azerbaiyán cuando se anunció el acuerdo de paz.

 

En Bakú ciertamente se presenta como una gran victoria, aunque algunas personas en las redes sociales están enojadas porque Azerbaiyán no aprovechó su ventaja: no terminó las operaciones para llevarse todo Nagorno Karabaj.

Pero es poco probable que esta insatisfacción llegue a las calles porque el ambiente abrumador es de victoria.

El gobierno azerí es visto como victorioso porque ha recuperado su territorio y además puso fin al limbo de cientos de miles de refugiados azerbaiyanos que han estado esperando casi 30 años para regresar a los lugares donde vivían.

¿Y Armenia?

En Armenia, a pesar del resentimiento de que los rusos no intervinieron antes y evitaron las pérdidas, se entiende que el resultado podría haber sido mucho más sombrío: no quedarían armenios en Nagorno Karabaj si la lucha hubiera continuado.

Y parece que Estados Unidos y la Unión Europea han quedado completamente fuera de este acuerdo de paz.

Se desconocen las bajas que deja el conflicto, pero el presidente de Rusia, Putin, dijo a fines de octubre que unas 5.000 personas habían muerto.

 

La ocupación de Armenia de la zona de conflicto de Nagorno Karabaj no podía continuar para siempre. Pero al mismo tiempo, son los armenios de esa zona quienes tuvieron que soportar la carga más pesada de la guerra.

Entonces, ¿qué depara el futuro?

Es una buena noticia que ya no tengan que morir más soldados y civiles innecesariamente, y una buena noticia para todos los desplazados internos azerbaiyanos que pueden regresar a sus aldeas de origen, que han estado vacías durante casi 30 años, y para los civiles de Nagorno Karabaj que también pueden ir a casa.

Pero no hay indicios del estado actual o futuro de NagornoKarabaj, sus sistemas administrativos o legales o policiales. Era una república autoproclamada, no reconocida por nadie, ni siquiera por Armenia.

Sin embargo, la pregunta más importante es cómo las dos naciones, que ahora se odian mucho más que hace un mes, van a vivir mucho más cerca la una de la otra.

Con la guerra y la cantidad de sangre derramada y la violencia mostrada en ambos lados, me temo que pasarán muchos años antes de que los dos vecinos puedan convivir como deberían.

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