Jacques Lacan: tres frases para definir su revolución en el psicoanálisis

Jacques Lacan fue un psiquiatra francés cuyo trabajo produjo un giro copernicano en el psicoanálisis. Sus 16 seminarios y otros de sus escritos vuelven a la obra de Freud desde una perspectiva lingüística. Lacan va a decir "el inconsciente está estructurado como un lenguaje", para referirse a la relación entre los significantes (sonido de las palabras) y los significados (conceptos) que tiene todo lenguaje.
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Para el psicoanalista francés, el inconsciente más que un reservorio de energía libidinal como entendían muchos discípulos de Freud, actuaba "como una máquina de escribir", que vehiculiza mediante las palabras, los lapsus y los síntomas el contenido reprimido del sujeto.
Además, Jacques Lacan es recordado por célebres frases que quedaron en la historia de las ideas por su profundidad y por lo críptico de su significado. A continuación se leerán tres frases de Jaques Lacan que hablan del amor, del deseo y de cómo debemos comportarnos, según la llamada "ética del deseo".
Jacques Lacan: "Amar es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es"
Lacan retoma la discusión que se generó en el Banquete de Platón sobre el amor y habla del discurso de Aristófanes. El comediante griego recordó un mito en el que al principio de los tiempos había seres andróginos que vivían completos con los aspectos femeninos y masculinos incorporados dentro de sus individualidades. En un momento, estos seres extraordinarios intentaron ascender a los cielos para atacar a los dioses y como castigo el panteón de divinidades los dividieron por la mitad. Por esta razón, los humanos que provenimos de aquellos andróginos primigenios vivimos buscando nuestra otra mitad, para volver a estar completos.
Para Lacan es exactamente al revés. El sujeto se origina en la falta. Sucede que el bebé humano "nace prematuro". Es decir, sin la asistencia de su madre, muere. Ella o su tutor, es quien lo cuida e interpreta cada uno de sus llantos y necesidades. Si el bebé llora, piensa que tiene hambre y le da la teta, si el bebé vuelve a llorar, trata de dormirlo. Ella además le habla y lo introduce en el mundo del lenguaje, al mundo simbólico. Una vez que ingresamos en él, una vez que todo lo que pensamos y lo que sentimos está atravesado por el lenguaje, hay algo que perdemos para siempre: Lacan llamó a esto, el Objeto A. Es decir, el resto que se pierde y que nunca podrá ser nombrado por el lenguaje. Este Objeto A para Lacan es el que inscribe nuestra falta estructural como sujetos atravesados por el lenguaje, es el motor del deseo.
Por eso, a diferencia de Aristófanes, Lacan plantea que buscamos al otro, porque tenemos la vana idea de alcanzar un objeto perdido, que es el motor de todo deseo y que, sin embargo, nunca lograremos alcanzar, porque como explicamos, es parte de una falta estructural. De esta manera, la frase de Lacan queda explicada: "El amor es dar lo que no se tiene", porque empezamos siendo sujetos a partir de una falta, "a quien no lo es", porque en el fondo, siempre estamos detrás de este objeto es imposible que alcancemos. Nuestro ser amado "no lo es", es simplemente un reemplazo de ese objeto A perdido para siempre.
Jacques Lacan: "El deseo es deseo del deseo del otro"
Esta frase que parece un trabalenguas puede explicarse en parte gracias a lo que mencionamos arriba. El deseo nacido de este Objeto A que es su motor, no tiene un objeto predeterminado. El Objeto A es solo "objeto" en su nombre, pero si tuviésemos que graficarlo es como un agujero, una falta que nunca se llena. Por eso, el objeto de nuestro deseo es impuesto desde afuera por nuestro entorno, por la cultura o por la sociedad.
Probablemente si hubiésemos nacido en otra cultura, nos gustarían otro tipo de personas, ansiaríamos otro tipo de trabajos y tendríamos otro tipo de metas. ¿Qué es entonces lo que determina nuestro deseo? El deseo del otro. Si todos desean algo, yo lo deseo, no porque ese objeto tenga valores esencialmente deseables, si no porque, el deseo como tal no tiene objeto y el objeto es impuesto por los demás.
Jacques Lacan: "¿Has actuado en conformidad con el deseo que te habita?"
A pesar de esta falta estructural que tiene el deseo, para Jacques Lacan constituye la piedra angular de su ética, de cómo cree que deben actuar los sujetos. Con la pregunta el psicoanalista francés intenta dotar de una brújula a sus pacientes. Debe actuarse en conformidad al deseo que te habita, porque a pesar de que sea un deseo impuesto por los demás y que en el fondo, tampoco va a traernos ninguna completitud, es lo único que tenemos, es lo que hace que nos movamos, que nos levantemos todos los días.
Al mismo tiempo, Lacan deja bien en claro que ese deseo, no es el nuestro es "el que nos habita", el que surge de nuestra falta originaria, aquella del Objeto A, de nuestro ingreso al lenguaje. De esta manera, iremos detrás de una zanahoria que se nos aleja, no porque deseemos la zanahoria, si no porque el deseo es lo único que tenemos realmente.