Escuelita de padres

La dura travesía de desarmar una pareja: decálogo para padres separados

Muchas parejas creen que deben seguir adelante con una relación "por los chicos", y así sostienen situaciones absolutamente tóxicas. Pero el dolor suele ser mucho más de los padres que de los hijos.

Alejandro Schujman domingo, 26 de junio de 2022 · 07:00 hs
La dura travesía de desarmar una pareja: decálogo para padres separados
Foto: Pexels

Los hijos necesitan padres que estén dispuestos a ser felices. Que se animen al desafío de apasionarse por la vida. Que les transmitan entusiasmo en el día a día, que cambien miedos por proyectos. Los hijos necesitan, ni más ni menos, hombres y mujeres que sean referentes en su camino del crecer. Si viven juntos o separados no es lo esencial, se los aseguro.

Muchas veces me encuentro frente a parejas que sufren pensando que “por los chicos” deben seguir adelante con una relación que emula una condena, una probation. Por los chicos, por los hijos, por ellos, muchas parejas sostienen situaciones absolutamente toxicas. Ya lo he dicho en otra oportunidad, tengo montones de consultas por vivencias de parejas de padres sumamente infelices y un aire tan espeso como la densidad de una selva que se respiraba en casa. “¿Porque no se separaron?”, es la pregunta de muchos hombres y mujeres que desde el diván me interrogan, o mejor dicho interrogan a sus padres a través de mi mirada.

En cambio, no tuve ninguna consulta en casi 35 años de profesión en la que el motivo haya sido el no haber podido elaborar la ruptura de la pareja de padres. Siempre y cuando las cosas se hagan como se tiene que hacer, con calma y civilizadamente. El dolor suele ser mucho más de los padres que de los hijos. Montones de sentimientos se agolpan en hombres y mujeres que desean terminar una relación que no los hace felices, pero no se animan. "Simplemente no te quiere", dice el título de la película. Si fuera tan simple…

Decálogo para los padres separados

Como decíamos al principio, los hijos necesitan:

1. Que la parentalidad compartida reine aun mas una vez separados

Es complejo que funcione a menudo cuando los padres están juntos, pero si las tensiones desaparecen, aquellas que los hacían sufrir, y cada uno recupera la calma, podrán operar por aquello que los sigue uniendo (eso sí) hasta que la muerte los separe: los hijos.

2. Que los permisos sean homogéneos y acordados

Los pequeños suelen administrar los recursos existentes optimizando las grietas entre uno y otro progenitor. Esto es; “¿Mamá me compras la remera de las princesas?" Frente a la negativa, en el primer encuentro con el padre repetirá la pregunta, y el papá, desprevenido, quizás acceda. ¡Bingo! La "operación confusión parental" fue todo un éxito.

3. Que los adultos manejen las emociones propias sin dejar de pensar nunca en lo que los hijos necesitan

La separación reciente suele ser motivo de vaivenes emotivos complejos de manejar. Es entendible, es saludable, pero mantengan los padres el filtro para los excesos hormonales y emocionales cuando los hijos están allí. Esperen a quedarse solos, llamen a un amigo, al analista, pero que la catarsis no fluya en el ámbito domestico sin red.

4. Que las parejas que uno u otro puedan construir esperen el tiempo de los hijos y no de los grandes para entrar a la vida de los pequeños

Por mayor que sea el deseo de reconstruir rápidamente la vida afectiva (y en esto soy de la idea de que "un clavo no saca a otro clavo"), deberá ser cuidado el tiempo en el que los hijos, sobre todo si son pequeños, puedan aceptar y convivir con la existencia de otro hombre o mujer en la vida de uno de sus padres. Muchas veces las ansias y el apuro juegan malas pasadas y precipitan encuentros que deben ser demorados.

Un joven recién separado presento a su nueva novia a su hija adolescente como “una nueva socia de la empresa”. La hija por supuesto nunca le creyó y rápidamente fue a contarle a su madre lo “inmaduro que es mi papá”. A menudo los adultos nos compartamos como pequeños que no saben esperar. Lo que diferencia entre otras cosas la niñez de la adultez, recuerdo, es la capacidad de soportar los tiempos de espera y manejar la frustración que eso produce.

5. Que nunca, pero nunca pongamos a los pequeños en situación de rehenes

Ellos no son responsables de lo que los padres pueden o no hacer de sus vidas. Sufren, y a menudo los adultos están tan obnubilados por sus padeceres, que no reparan en que los pequeños están ahí, en platea preferencial viendo la descuartización de los adultos que debieran cuidarlo y protegerlo. Suelo preguntar a mis pacientes cuando me cuentan peleas conyugales: "¿Estaban los niños presentes?" Cuando la respuesta es afirmativa me es imposible disimular mi preocupación personal y profesional, el orden de los factores aquí es indistinto por los efectos sobre los niños. Es demoledor para ellos ser espectadores de los enconos de sus padres. Sufren, mucho más que cuando los padres deciden separarse.

6. Que los padres mantengan, frente a sus hijos y en todo ámbito en la medida de lo posible, el respeto por el otro progenitor, independientemente de lo que sientan

Esto es: broncas históricas, resentimiento, dolor y furia, pero el peor lugar para los niños es el de Tupac Amaru (cacique que fuera descuartizado por los españoles con un caballo tirando de cada una de sus extremidades). Frases como:

  • "Cuando tu padre me de el dinero que corresponde volveré a hablar con él"
  • "Decile a tu madre que yo no te compro ropa para que ella la pierda”
  • “Pedile a tu madre ese juguete, con la plata que le doy sobra para eso”
  • ”Que rápido se olvido de mi tu madre, ya tiene noviecito...”

Cuidemos al otro, de nada vale todo el amor que le tenemos a nuestros hijos si no somos capaces de mantener el respeto básico que seguramente nuestro/a ex merece.

7. Que no busquen los padres a través de ellos información sobre el padre o madre según el caso

Los niños no son informantes, agentes de la CIA o la KGB. La tentación es grande a veces:

  • “¿Estaba solo papi? ¿Quién era la amiga de la tía? ¿La habías visto otra vez, es joven?"
  • "¿Y mamá que ropa tenia? ¡¿El vestido rojo se puso para ir a una fiesta de trabajo?! Hmmmm, para mí que fue a otro lado."

Basta, por favor. Si se han separado, una de las situaciones que se liberan o habilitan es la confidencialidad respecto de lo que el otro hace o deja de hacer. Manejemos nuestras ansiedades y temores.

8. Que no teman los padres ser remplazados en sus roles esenciales

El que uno u otro forme nueva pareja no significa de ninguna forma que tendrán nuevo padre o madre. Cuando el padre o madre está presente en su función como tal, la titularidad esta garantizada. Puede coexistir un padre que actúe como tal de manera afectiva con un novio de mamá querido y valorado, a lo largo del tiempo. La capacidad de afecto de una persona es una fuente inagotable, solo es necesario tener las herramientas adecuadas.

9. Que respeten los acuerdos de tiempos de cada uno con los hijos

Las transgresiones de lo pautado en lo que a los hijos respecta impactan directamente sobre los pequeños. Muchas veces los padres toman represalias contra su ex como tiros por elevación, pero sin darse cuenta patean los aparatos psíquicos de los niños.

  • “Yo no voy a correr para que ella llegue a su trabajo”
  • “El dinero se lo transfiero a una cuenta en Tailandia con cobro revertido y a pagar en rupias”

Lo acordado es en función al beneficio de los hijos, los rencores, tendrán que ser vehiculizados de alguna otra manera. El kickboxing esta de moda...

10. Finalmente, que disfruten

Luego de los momentos dolorosos que han vivido, disfruten de que comparten la maravilla de ser padres, y que los hijos los necesitan más juntos que nunca, por su bien, por el de ellos y por el de los padres que pueden compartir como no lo hicieron mientras eran pareja la exquisita aventura de ver crecer a quienes más amamos.

*Alejandro Schujman es psicólogo especialista en familias, Director de la Red Asistencial de Psicología y columnista en MDZ radio.

Archivado en