El fútbol de vida o muerte

Quién fue Luis Monti, el crack del fútbol argentino que fue campeón mundial en Italia 1934

Trece equipos participaron de la primera Copa Mundial en 1930. En el primer partido Argentina le ganó a Francia por 1 a 0, siendo precisamente Monti el autor del gol.

Gustavo Capone
Gustavo Capone viernes, 2 de diciembre de 2022 · 10:01 hs
Quién fue Luis Monti, el crack del fútbol argentino que fue campeón mundial en Italia 1934

“En el primer campeonato mundial en Uruguay (1930) si ganábamos, los uruguayos nos mataban a todos. En el segundo mundial de Italia (1934), ya nacionalizado como ‘tano’, si perdíamos Mussolini nos mataba a todos. El que crea que el fútbol es un juego se equivoca. Siempre fue la vida o la muerte. Siempre al borde de la muerte”.

Las declaraciones con ironía mucho tiempo después de aquellas contiendas corresponden a Luis Felipe “Doble ancho” Monti (1901-1983), aquel “centrohalf” de “los santos de Boedo”, su querido San Lorenzo de Almagro, jugador del seleccionado argentino y luego nacionalizado italiano para desenvolverse en la “Vecchia Signora” de la Juventus de Turín y la campeona selección “azzurra” durante el mundial disputado en Italia durante 1934. 

Así de tenso debió haber sido siempre la alta competencia. Efectivamente en aquel primer mundial del ’30 (con el de Qatar llevamos 22 ediciones) disputado en Uruguay, la selección nacional terminó siendo subcampeón tras perder la final contra “la celeste” por 4 a 2 y no exento de polémicas.  

Hacía rato que el fútbol había empezado a popularizarse en ambas márgenes del Río de la Plata, y tanto a un lado como a otro del “charco”, la pelota no paraba de rodar. El fútbol que había llegado de la mano de los británicos se multiplicaba en cada estación ferroviaria, en cada puerto y en cada escuela teniendo en Argentina y Uruguay a los más adelantados discípulos futboleros de todo América. Así también la rivalidad entre los vecinos criollos rioplatenses no paraba de crecer. Antecedentes picantes hasta ese 1930 sobraban: la última edición de la Copa América con sede en Perú de 1927 arrojaba un triunfo argentino sobre los uruguayos por 1 a 0. La final de la Olimpiada de Ámsterdam de 1928 deparó el triunfo de Uruguay sobre Argentina en un partido de desempate por 2 a 1. Luis Monti, el consagrado petiso, morrudo y gritón como buen “número 5” había estado en todos los duelos. Llegaba el mundial y Monti, el caudillo, pasará a estar más en la picota que nunca.

El primer mundial de fútbol

 Trece equipos participaron de la primera copa mundial. Todos por invitación directa de FIFA. Uruguay estrenaba su estadio Centenario con capacidad para 90.000 personas y ofrecía como sedes al histórico estadio de Parque Central para 20.000 personas y el de Pocitos con solo para 1.000 espectadores (hoy algo impensado). Argentina integró el Grupo Nº 1 con Chile, Francia y México. El primer partido lo ganó a Francia por 1 a 0, siendo precisamente Monti el autor del gol. Fue un tiro libre a los 81 minutos. Se convertirá así el “Doble ancho” Monti en el primero de los jugadores argentinos en convertir un gol en los mundiales de los 137 goles marcados a lo largo de los 81 partidos mundialistas jugados por “la celeste y blanca” hasta la fecha. Se atribuye también a Monti tras una declaración radial esa máxima futbolera tan arraiga: “o pasaba la pelota o pasaba el jugador, pero nunca los dos juntos”.

El segundo partido contra México fue también triunfo “celeste y blanco” por 6 a 3, marcando también como curiosidad el primer gol de penal argentino en su historia el jugador de Huracán de Parque Patricios, Guillermo Stábile, quien a su vez hizo el primer “hat trick” en mundiales, terminó siendo el primer goleador de las copas del mundo con 8 tantos (a pesar de no jugar el primer partido con Francia. El titular había sido Roberto “Cabeza de Oro” Cherro, el segundo goleador histórico de Boca tras Martín Palermo) y que fue actor en la consagrada película “Pelota de Trapo” donde Stábile hacía el papel de él mismo.

Las amenazas a la madre de Monti

Argentina llegará a la final del ‘30. Fue el 30 de julio a las 14.15. El resultado: Uruguay 4- Argentina 2. A la efervescencia acumulada se agregarán las amenazas de muerte a la madre de Monti, quien declarará a los años que le pasaron una foto donde le estaban apuntando a su madre con un revolver. Los medios nacionales se encargaron de precisar los hostigamientos constantes de los parciales orientales durante todo el torneo contra los argentinos y el árbitro belga John Langenus que dirigió la final fue acusado de parcial y permisivo ante las duras y reiteradas faltas uruguayas. Hubo pedidos ante AFA de no jugar más contra Uruguay, se rompieron relaciones con la asociación uruguaya y hubo hasta una gran manifestación a la sede diplomática uruguaya en Buenos Aires como protesta. 

El tiempo bajará la espuma. Ya pronto habrá revancha, mientras tanto la pelota nunca dejará de rodar.

El “tano” Monti y la arenga tenebrosa de “il Duce”

 “Me presionaban los uruguayos con las amenazas; pero cuando volvimos muchos argentinos también me dijeron ‘cagón’ culpándome de la derrota. Es ahí donde decidí nacionalizarme. Hacía rato los italianos que me lo habían propuesto. Y agarré viaje creyendo que me sacaba muchas tensiones”, sostuvo Monti a El Gráfico.

Serán tres los argentinos nacionalizados que formarán parte de la selección italiana convocados por el DT Vittorio Pozzo en el mundial de 1934 junto a Monti.

También integrarán “la nazionale”, el oriundo de Avellaneda, Raimundo “Mumo” Orsi y el entrerriano Enrique “el indio” o “el corsario negro” Guaita. Ambos delanteros. Estos tres se agregarán a dos posteriores campeones mundiales argentinos nacionalizados. Son los casos de David Trezeguet campeón mundial con Francia en 1998 y el tandilense Mauro Camoranesi campeón también con la “azzurra” en 2006.

Pero volviendo a Monti que se quería escapar de las presiones diremos que le faltaba la peor: ‘Cari ragazzi o vincete o sarete messi alle armi’ (Queridos muchachos o ganan o serán pasados por las armas). Era Benito Mussolini (1883 – 1945), “il Duce”, la referencia máxima del fascismo italiano hasta la segunda guerra mundial en la previa al partido final contra Checoslovaquia en el estadio de Roma. Y ganaron los italianos, pero hasta los 80 minutos perdían 1 a 0. Lo empató “Mumo” Orsi a los 81’ y lo definió el jugador del Bolonia, Angelo Schiavio en un larguísimo descuento.

Menos mal para los “ragazzi”. Ahí no andaban con macanas. Y así el “doble ancho” se convertirá también en el único jugador del planeta en jugar dos finales mundiales consecutivas vistiendo dos casacas diferentes.

Monti jugará mucho tiempo más en Juventus con gran éxito. Continuará su carrera como entrenador en varios clubes italianos, tendrá un paso fugaz como coach de Huracán y terminará muriendo en Escobar (Buenos Aires) el 9 de setiembre de 1903.

Desde aquellos tiempos del primer mundial el fútbol se hará imparable. Crecerá desde los suburbios. Se jugará en cualquier rincón: potreros, plazas, pasillos, patios escolares, callejones; todo será adecuado para patear y pelotear hasta que se esconda el sol. Todo servirá para el juego: las medias viejas rellenas de papel, una tapita de gaseosa, una ruedita, el fútbol con tiento, “la Pulpo”, “el tango 78”, “el brazuca de Río”, el Telstar de Rusia o el “Al Rihla?”. Dos ladrillos serán el arco; o dos cañas con una bolsa de cebolla como red; Podrá tener tablones, o ser el Centenario, el Monumental o el lujoso Lusail de Doha. En todos se gritará gol. En el potrero barrial o en un mundial. Como aquel de Monti que abrió la cuenta. Como el que está por venir: ese gol argentino que permite por obra de magia no reparar a quién abrazas.    

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