Dos bodas imponentes

Elsa Serrano: los dos vestidos de novia icónicos que la catapultaron a la fama

La diseñadora italiana fue la responsable de vestir a dos novias que la farándula recordará por siempre: Susana Gimenez y Claudia Villafañe. Las fotos y detalles de dos momentos inolvidables de la farándula argentina.

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MDZ Sociales jueves, 17 de septiembre de 2020 · 10:48 hs
Elsa Serrano: los dos vestidos de novia icónicos que la catapultaron a la fama
Susana y Huberto.

Elsa Serrano, quien falleció trágicamente ayer, fue una de las diseñadoras más reconocidas de la Argentina. Entre otras cosas, se la recuerda por haber "vestido al poder" durante décadas en nuestro país. Vestuarista de las esposas de Galtieri y Viola. De Raúl Alfonsín, Antonio Trócoli y Raúl Borrás; también prestó sus servicios a Zulema Yoma, Zulemita, Amira Yoma, María Julia, Matilde Menéndez y Adelina de Viola. Pero hubo dos momentos que la emparentaron para siempre con la farándula, gracias a dos vestidos imponentes. 

Susana y Huberto

El 5 de diciembre de 1988 a la una de la tarde, Susana y Huberto se casaron por civil en Uruguay al 400. La mega fiesta, con 500 invitados, fue esa misma noche, en el hotel Alvear.

La Giménez y Roviralta eran los actores estelares indiscutidos de la boda del año en la Argentina. Pero el impresionante vestido fue el tercer protagonista de la noche. Elsa Serrano fue, junto a los novios, la más nombrada por la prensa en varios de los días siguientes. Con un estilo Scarlet O´Hara en "Lo que el viento se llevó", la pieza única estaba elaborada en taffeta de seda natural color tiza con tres enaguas. Era tan espectacular el vestido que Susana se negó a utilizar una diadema de brillantes porque le pareció "too much". Lo completó un tocado muy simple de orquídeas blancas chiquititas. 

El precio del vestido fue de cero pesos: fue un regalo de la diseñadora italiana. 

Muchos años más tarde, en una entrevista que dio a Infobae, Elsa confesó que vistió a Susana doce años y no solamente para el programa de televisión, sino para su vida social y pública. De la misma manera, sus servicios también los prestó para su madre y para Mecha Sarrabayrouse ,su hija.

"Para mí Roviralta era un señor.Yo iba mucho al canal. Un día Susana me dice 'me caso'. Esto sería el 20 de noviembre y yo me tenía que ir a Europa a buscar unas telas para unas árabes. Le hice el vestido y ella vino después y se lo probó para ponerle el cierre. La enagua era de encaje francés. Ese vestido creo que lo copió el país", relató.

Diego y Claudia

Al año siguiente, Elsa nuevamente protagonizó uno de los momentos que quedaron en la retina del mundo del espectáculo, del deporte y de la moda de nuestro país y el mundo. Se casaron, el 7 de noviembre de 1989, Diego Maradona con Claudia Rosana Villafañe, su novia de toda la vida. Ellos yenían dos hijas, Dalma -que contaba con dos años- y Giannina -de seis meses-. 

“Claudia me llamó desde Nápoles un mes antes de casarse. Me contó la novedad y me dijo que quería que yo los vistiera. No sólo a ella, sino que además a las familias de ambos y al mismísimo Diego. Me aseguró que tenían ofertas de modistos italianos, pero que me querían a mí. Le pregunté cuándo llegaría a Buenos Aires y me dijo que lo harían sobre la fecha. Es decir: yo tendría que volar para Italia”, contó la Serrano a Infobae el año pasado, cuando se cumplieron 30 años del icónico momento.

En ese momento la diseñadora tenía 42 años, y una gran empresa. "Nos organizamos de la siguiente manera: mis hermanas y las modistas de mi equipo estarían con la familia -hombres y mujeres-; yo atenta a todo pero con los ojos puestos sobre Claudia; y Basilio, un diseñador y sastre milanés que trabajaba para mi, atendería a Diego”, detalló la empresaria.

“Viajé a Italia dos días después del llamado, acompañada por Guillermo Coppola. Hicimos trasbordo en Roma y llegamos a Nápoles, para alojarnos en un hotel al lado de la casa de los Maradona. Cuando llegué estaba además de Claudia, su mamá y las nenas. Todo era muy armonioso. Le tomé las medidas y me pidió: ‘Haceme lo que quieras’. Confiaron plenamente en mí. Dijeron que sí a todo lo que les proponía tanto a la novia, como a Diego”. El único pedido que no podía objetarse era que el vestido fuera blanco. 

“Era un gran desafío porque el género de seda natural nunca es ‘blanco óptico’. Tenía que averiguar si podía blanquearse, Y conseguí la pieza de seda natural en blanco óptico que quería Diego para que use Claudia. 

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