Javier Milei aprendió los secretos de la casta: para qué los va a usar ahora
El presidente logró tres victorias al hilo en el Congreso, el lugar menos pensado. Aprendió y aceptó las artes de la negociación. Karina va por el mismo camino. La economía va por otro camino.
La semana pasada terminó como una fiesta política para Javier Milei. El presidente tiene por delante batallas más que complicadas en el terreno de la economía, pero pudo sumar otra joya al collar de éxitos que viene teniendo en el Congreso, algo impensado hace seis meses habida cuenta que su bloque en la Cámara de Diputados no cuenta con más de 38 almas y en el Senado apenas llega a 6 bancas.
Milei logró ratificar sus dos vetos (sobre la nueva fórmula jubilatoria y sobre el financiamiento universitario) y llevarse además la Ley Bases. Ese es su saldo con el Congreso hasta ahora. Por delante tiene un desafío clave, aunque él mismo lo niegue, con el debate del Presupuesto 2025, en el que deberá volver a utilizar las artes en la negociación con la casta que tuvo que aprender para poder ganarle esas pulseadas a la oposición.
La votación en la que logró ratificar el veto sobre la ley universitaria terminó consagrándose para los libertarios como un modelo de negociación para el futuro, un camino que hasta ahora no habían seguido y que hasta combatieron desde la campaña hasta hace pocas semanas.
Gobernadores de varios colores, desde Tucumán, Catamarca, Entre Ríos, Córdoba cruzaron negociaciones poniendo algunos diputados a favor, otros en contra, algunos ausentes y otros que se abstuvieron para garantizarle finalmente a Javier Milei el número para mantener el veto presidencial con vida. Todos esos movimientos no fueron ni más ni menos que los mismos que hicieron todos los gobiernos anteriores cada vez que tuvieron que sancionar alguna ley complicada y el número en las bancas les resultaba escaso.
La casta presente
Milei tuvo que apelar a las costumbres clásicas de la “casta” para lograr sus objetivos y en breve deberá repetir esas estrategias si quiere tener ley de presupuesto. El presidente ya ha dicho a quien lo quiera escuchar que está dispuesto a seguir reasignando partidas por decreto por otro año más si el Congreso no le aprueba el Presupuesto Nacional 2025 que ya está en debate. Es lo que hizo este año al no contar con un presupuesto votado tras el cambio de gobierno, pero la realidad es que económica e institucionalmente no es lo mismo tener ley de presupuesto que no tenerla. Deberá negociar nuevamente si quiere anotarse otro triunfo.
El Gobierno goza de un verano económico y financiero en un momento clave para la economía. Los dólares libres estuvieron toda la semana con un resultado neto a la baja con el blue a $ 1180, el MEP a $ 1131 y el CCL en 1177. El mercado había estado mirando de cerca la votación del rechazo al veto de Milei sobre la ley de financiamiento universitario y el resultado se vio inmediatamente en las cotizaciones de bonos y acciones que se dispararon. La baja inmediata del riesgo país fue el primer termómetro evidente de esa expectativa.
La gobernabilidad hoy está medida en esos términos, independientemente de la mayor o menor presión que haya en la calle a la espera de resultados concretos en el bolsillo tras el ajuste y los cambios que lleva adelante el Gobierno libertario.
No existe unanimidad en los análisis sobre el impacto final que tuvo en Mauricio Macri la votación del veto a la ley universitaria. Fuera del costo político que tenga para el PRO duro la negativa de Milei a abrirles espacios de control en el gobierno o directamente a aceptar una sociedad conjunta con Mauricio Macri sin someterlo a destratos desde algunos despachos de la propia Casa Rosada, lo cierto es que el expresidente terminó siendo determinante para que el oficialismo pudiera mantener firme el veto presidencial.
Las advertencias del macrismo
Macri jugó en política y hasta le dio indirectamente algunas clases a los libertarios para garantizar que parte del PRO reticente a votar en contra de las universidades nacionales terminara encolumnado detrás de una postura común a favor de Milei. El PRO duro apoyó pero dejó sobre la mesa una lista de demandas que incluye, como lo dijo en un posteo María Eugenia Vidal, el debate de un refuerzo para fondos universitarios del año próximo dentro de la discusión del Presupuesto 2025. Es lo que normalmente sucede cada año y de hecho la pelea presupuestaria por las universidades nacionales es una de las más duras y presionadas dentro de la pelea en Diputados.
El macrismo, al que muchos ponen como condicionado a Milei tras la pelea en el Congreso, también exigió que se modifique el esquema de auditorías sobre las universidades nacionales a través de la AGN. No fue extraño, entonces, que al día siguiente de la confirmación del veto presidencial, la Auditoría General de la Nación presentara su plan de acción para el 2025 incorporando la auditoría integral de las universidades públicas, junto a AYSA y el Banco Central.
La pelea por el aumento de fondos a las universidades volverá ahora dentro del debate del Presupuesto 2025, no solo porque lo pide el radicalismo o el PRO, sino porque necesariamente es el lugar donde debe debatirse la partida para la lista de que integra el sistema de universidades públicas.
Para el radicalismo la pelea es más compleja aún ya que su resultado involucra la supervivencia misma del partido que hoy está en una crisis terminal, con la conducción nacional en manos de Martín Lousteau pero sin ejecutividad real y el bloque de diputados virtualmente estallado. El experimento de haber colocado a Lousteau como cabeza del Comité Nacional de la UCR con el tiempo hizo estallar la relación con los gobernadores partidarios y al mismo tiempo terminó vaciando de poder político unificado al radicalismo en su totalidad. El escándalo por los resultados en la interna de la provincia de Buenos Aires es la prueba más cabal de ello.
El costo final de la pelea universitaria
El Gobierno se metió de lleno en la batalla por los fondos universitarios sin medir consecuencias. El equilibrio fiscal es su bandera esencial, apenas por debajo de la lucha contra la inflación. No son pocos los analistas que consideran que el saldo político final de la pelea que involucra a la educación pública aun no se conoce. Habrá que ver el final dentro del debate presupuestario. Mauricio Macri lo sabe bien y es por eso que se ocupó de dejar registrado en sus posteos y en los documentos que emitió el PRO el apoyo irrestricto de su partido a la educación pública, una pasión que no se había evidenciado con tanto fervor cuando el mismo fue presidente.
Ahora la pelea seguirá y con el agregado de la presión de los gobernadores por fondos para sus provincias dentro del Presupuesto 2025. El desfile de caciques provinciales por el Congreso comenzará esta semana.
Mientras tanto el Gobierno disfruta el 3,5 % de inflación de septiembre y un horizonte sin presiones en el mercado de cambios, otras miradas esperan novedades sobre el nuevo acuerdo con el FMI y, más importante aún, el futuro del cepo sobre el dólar. No hay novedades sobre si habrá cambios en alguno de esos dos frentes. El acuerdo con el Fondo parece difícil de cerrar antes de fin de año y el cepo, de acuerdo con el propio gobierno, parece tener vida asegurada también en el 2025.
Con el FMI esta semana el gobierno se apuntó un triunfo que le fue esquivo a Martín Guzmán y también a todo el kirchnerismo: Milei consiguió lo que el progresismo nunca pudo sacarle al Fondo con la baja de las sobretasas que pagan países endeudados como la Argentina cuando superan su cuota. Toda una ironía para un libertario que consigue lo que el kirchnerismo mostró como bandera revolucionaria contra un FMI al que demonizaban.
Si Milei quiere cumplir con la proyección de 18,5 % de inflación que incluyó en el Presupuesto 2025 debería arrancar enero con un índice mensual inferior a 1,5 %. Aunque la tendencia continúe a la baja todavía queda la presión de diciembre y enero, meses siempre más exigidos en materia inflacionaria. Junto con ese horizonte está el nivel de consumo deteriorado que verifican casi todas las consultoras y la caída de producción que complica a PyMEs y grandes empresas.
Milei se aseguró una semana de éxitos, pero tiene por delante batallas clave. Aprendió que puede apelar a la política y hasta tuvo en eso maestros como Guillermo Francos o el propio Macri. Ahora deberá lidiar con otra batalla con los gobernadores y con la falta de empatía de algunos de sus propios integrantes que complican cualquier negociación. Es un año largo el 2024: aún falta mucho para que termine.