Los salieris de San Martín

Suarez exorcizado: agenda propia, negociaciones y victimización frente a la Nación

Las elecciones le sirvieron al gobernador Rodolfo Suarez para liberarse. De cara a los dos años de gestión que le quedan, tendrá una agenda condicionada por la crisis, pero que le exige pericia política.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 21 de noviembre de 2021 · 09:12 hs
Suarez exorcizado: agenda propia, negociaciones y victimización frente a la Nación
Suarez ganó la elección y ahora gobierna con más tranquilidad. Foto: Ilustración: Mariano Ruszaj
Suarez exorcizado: agenda propia, negociaciones y victimización frente a la Nación
Foto: Ilustración: Mariano Ruszaj
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Rodolfo Suarez tuvo que salir y enfrentar las protestas en la explanada de la municipalidad de Capital. Víctor Fayad, que había sido intendente y lo había potenciado políticamente, había propuesto un cambio radical para intentar "gobernar" la calle de la Ciudad: un nuevo Código de Convivencia que generó rechazos, adhesiones y fue disruptivo.

Suarez lo redactó, puso la cara a las protesta, logró que se aprobara y ejecutarlo como intendente en 2014, año en el que su vida política cambió. Con el fallecimiento de Fayad, se hizo cargo de la intendencia y dio un giro político que con el "Viti" a cargo no podía: sinceró su rechazo al kirchnerismo, se alió con Alfredo Cornejo y pudo acercarse al Pro, un partido con el que se siente cómodo. Y, sobre todo, comenzó a capitalizar para sí la gestión en vez de trabajar para otro. Suarez, que hasta 2010 trabajaba más en el detrás de escena de la política, tuvo un crecimiento vertiginoso. El recuerdo del 2014 es traído a la memoria por los colaboradores del mandatario para graficar que tiene voluntad de cambiar cosas y carácter. 

Suarez ahora está más "liberado" para armar su propia agenda.

Ahora como gobernador, tuvo un hecho que lo exorcizó: las elecciones del domingo pasado y el rol protagónico que le dejó Alfredo Cornejo lo ponen en una situación especial para los dos años de gestión que le quedan por delante. La sombra de su socio político le molesta a Suarez, aunque no para romper la convivencia. Ahora, está más liberado y por eso "suariza" la gestión con referentes que tienen como principal virtud una cercanía política gestada en la vieja usina de poder de la UCR: la "muni" de Capital. Más que un exorcismo, la liberación del Gobernador fue un pacto tácito. Cornejo se llevó su 50% para dar una pelea nacional áspera y dejó a su socio en Mendoza. Hacia 2023 los caminos volverán a confluir y con los roles preexistentes. 

Como le puede ocurrir a cualquier persona que convive con alguna comodidad heredada, la situación de confort que tenía el mandatario el Capital (donde proponer y hacer iban casi de la mano) le pudo haber jugado una mala pasada. Por eso, tres de los proyectos troncales que intentó ejecutar chocaron con la realidad política y social: el desarrollo de la minería, la reforma de la Constitución y la reforma educativa. Ahora, con la madurez de los dos años de gestión previa hay una agenda en blanco a llenar con algunos ejes imposibles de obviar: la relación con la Nación, la innovación como punto de partida para mejorar la economía y la escuela como punto clave. Todo, en un mar de contingencias.

De hecho, antes de fin de año deberá firmar un paquete de medidas incómodas: el aumento de las tarifas de los tres servicios que están bajo su control. El transporte público, la electricidad y el agua.

La agenda inmediata del Gobernador tiene hechos políticos, pero depende en gran medida de la forma de vinculación. Con la Nación no hay señales de paz. Al contrario. Los intendentes oficialistas, por ejemplo, grafican el escenario prescindiendo de cualquier diálogo. "Desde la Nación no hay nada para Mendoza salvo lo obligatorio", explican. El 2022 será más cómodo para los intendentes que para el Gobernador, pues las cuentas municipales están más holgadas. Tanto, que hay comunas con tres nóminas salariales ahorradas, mientras que la Provincia juega más al límite. La reforma aplicada por Celso Jaque en la coparticipación hizo más independientes a los intendentes que al inquilino del sillón e San Martín. 

En ese plano, Suarez no abandonará la victimización y recargará las tintas sobre la "discriminación" que siente desde la Nación y el contraste que para él hay. Incluso hasta la exageración, como ocurrió en el encuentro de la Cámara de la Construcción. Allí Suarez intentó marcar las diferencias con el gobierno de Alberto Fernández al mencionar que en Mendoza no se frenó la obra pública durante la pandemia, aún a pesar de que el Estado está pagando un resarcimiento a las empresas justamente por haber frenado la obra. Con el manejo de lo que viene respecto a la pandemia también se mantiene el anclaje sobre los yerros nacionales. Ocurre con la aplicación masiva de la tercera dosis de la vacuna, idea que está en la cabeza de Suarez, pero sobre la que no se animan a ejecutar de manera independiente. 

Un pequeño hito

"Mendoza es otro país", dice el hombre. La frase pertenece a un allegado a la embajada de Brasil en Argentina que suele recorrer bodegas y buscar oportunidades de inversión en "tierras gauchas". Pero lo que la provincia parece tener por el lado de la calidad de vida, le falta en infraestructura; vial y tecnológica. Que Mendoza tenga la peor conectividad del país le costó a la provincia el arraigo de inversiones importantes. Por eso, hubo un hecho que pudo cambiar ese escenario y que involucra a actores políticos y económicos más influyentes.

El Gobierno debió mediar para que las empresas eléctricas "aflojaran" las condiciones de alquiler de la infraestructura para la conectividad. En la Provincia no había disponibilidad de conexiones porque, entre otras cosas, los postes donde se pueden instalar las bases de fibra óptica pertenecen a las empresa eléctricas que, además, son prestadoras de servicio de Internet. Ocurre en casi todo el Gran Mendoza con EDEMSA; del grupo Vila, que tiene también la empresa Arlink. Edemsa debía alquilar la infraestructura a otras empresas; cuestión que no ocurría.

La distorsión hacía que ante un proyecto de inversión, los proponentes debieran negociar primero con los referentes de ese grupo empresario antes que alguien del Estado. Suarez anunció esta semana un acuerdo en el que el Gobierno actuó como mediador para que haya otras condiciones de vinculación. Si funciona, podría generar un cambio en la prestación de ese servicio básico y que Mendoza deje de tener peor conectividad que Formosa, por ejemplo. Los actores en juego no son ingenuos y tienen vinculación con el Estado a través de otras vías. Desde la tarifa eléctrica, hasta contratos de concesión por el juego y las cámaras de seguridad. 

El Gobernador, como lo hace también Cornejo, suele tratar de anclar su modelo de provincia con lo que ocurría del otro lado de la cordillera; en Chile. Pero todo cambia. La incertidumbre que genera el futuro de Chile tras las elecciones también inquieta. Mendoza dejó de tener la influencia sobre la Embajada Argentina en ese país de la que solía arrogarse. Y eso repercute en la vinculación. Pero además lo que inquieta es qué puede pasar en ese país. En las crisis por la aplicación del Transantiago y sobre todo en las protestas de 2017 siempre existió en Casa de Gobierno algún temor por el efecto traslado, a pesar de los contextos distintos. De hecho hasta se postergaron decisiones por eso. 

En suma, la agenda de gobierno está condicionada durante los próximos años por una realidad dura. El equilibrio entre lo que Suarez quiere hacer y lo que podrá ejecutar es complejo. Más, con una máxima que puede frustrar a cualquier dirigentes: los cambios que pueda sembrar no se van a ver reflejados antes de que deje el cargo. "A Rody eso no le importa. Si se fijan, hasta evita que su nombre esté en las placas de inauguración", grafican sus allegados como "gesto de humildad". 

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