Asamblea Legislativa

Austeridad en la administración y responsabilidad ante la sociedad, las claves del Nuevo Estado mendocino

La diputada nacional Claudia Najul y su análisis sobre el discurso del gobernador Alfredo Cornejo en la Legislatura.

jueves, 2 de mayo de 2019 · 12:30 hs

Hace 4 años el Gobernador les confiaba a los mendocinos y mendocinas que durante los primeros meses de gestión, él y su equipo habían confirmado que el estado de la administración provincial era peor de lo que los pronósticos más pesimistas señalaban.

En ese momento, mientras Cornejo hablaba de austeridad y responsabilidad en el manejo de las cuentas públicas, los que despilfarraron el patrimonio de la gente durante años, lo acusaban de facho y ajustador crónico. Casualidad o no, son los mismos que hoy, ante una provincia de pie y renovada, pretenden mostrarse ante la sociedad con otra cara, con ideas y proyectos que ni supieron ni quisieron implementar cuando fueron gobierno.

La gestión de Cambia Mendoza al frente de la provincia puede dividirse, a grandes rasgos, en tres etapas.

1) Ante el estado de deterioro y colapso de los servicios básicos, aplicamos una estrategia de corto plazo basada en la urgencia. Atendimos los casos más acuciantes para poner a funcionar la máquina: cancelamos deudas con empresas proveedoras del Estado, nos pusimos al día con los sueldos de los trabajadores, hicimos un diagnóstico minucioso y profundo de la actualidad de cada área de gobierno, para diseñar un plan estratégico de recuperación global.

2) Después, llegó el momento de la normalización. Comenzamos, de a poco, a cumplir con lo que se supone un estado provincial debe cumplir. Escuelas, hospitales, policía y empresas estatales volvieron a funcionar acorde a lo que la sociedad precisaba de ellos.

3) Desde hace tiempo estamos ya en la etapa de la potenciación y modernización del Estado y de los recursos provinciales. Estamos resolviendo los problemas de hoy pensando en los desafíos de mañana. La provincia ya no tiene nada que ver con la de 2015; reemplazamos el abandono de lo público por una conducción previsora y responsable, cambiamos el paradigma de no tocar lo que siempre fue así por una visión estratégica y moderna, para meter a Mendoza de lleno en el siglo XXI.

En cada área de gobierno, sin mucho esfuerzo -tan sólo con un poco de memoria- podemos identificar estos tres momentos.

En Educación pagamos la deuda histórica con las y los docentes correspondientes al Ítem Zona, terminamos de una vez y para siempre con el problema del presentismo, destinamos dinero del BID para mejorar enormemente dos disciplinas fundamentales como lo son inglés y matemática en todas las primarias de la provincia.

En Salud logramos hacer obras en todos los hospitales de la provincia. En todos. Ampliaciones y nuevo equipamiento, acompañado de la capacitación del personal médico competente. Probablemente la mejor noticia sea que mejoramos la dotación de insumos y la presencia de profesionales en los centros de salud primarios, para brindar atención rápida y reducir drásticamente las derivaciones a los hospitales principales.

Justicia y Seguridad van de la mano, porque las reformas integrales del Código Procesal Administrativo, Procesal Laboral, Procedimiento de Familia y Código Civil, significaron un servicio de justicia más aceitado y eficaz, y una policía más ordenada y consciente de sus responsabilidades y limitaciones. Como dato aparte, el laboratorio de ADN es un verdadero lujo, no solo para Mendoza, sino para el país: es una herramienta impresionante para acelerar las investigaciones policiales y los procesos judiciales.

Tendrían que hablar ahora los que protestaron e insultaron sin escrúpulos cada vez que escuchaban la palabra austeridad. Ser austeros y responsables nos permite soñar en grande. Porque tenemos con qué: ya no tomamos deuda para pagar los sueldos porque tenemos superávit fiscal. Mendoza es una plaza atractiva para los inversionistas porque hay mucho por hacer, y por sobre todas las cosas, porque es evidente que hay un Estado que da garantías a quienes nos eligen para poner su dinero.

Cuando éramos oposición abogábamos por la calidad institucional y desde que somos oficialismo es una de nuestras banderas. Somos consecuentes: hacemos lo que decimos; no decimos nada que no podamos cumplir. Por eso el Gobernador Cornejo tuvo el coraje de promulgar el decreto que reglamentaba el fin de las reelecciones indefinidas en los municipios. Porque realmente creemos que la alternancia es un valor intrínseco de la democracia.

Cuando decimos que perpetuarse en el poder no es sano para nadie, a algunos puede sonarles como una frase hecha, pero basta con mirar de reojo la causa de la Tupac y la imputación al intendente de Lavalle, el ex Director del IPV que hoy también es Diputado Provincial y otros ex funcionarios públicos provinciales y municipales, además de los líderes de la Tupac Amaru, que fueron parte de una red perversa que estafó a cientos de familias mendocinas, que están acusados por desviación de fondos y que hoy tienen que dar respuestas. Fueron parte de una organización que creyó estar por encima de la ley y que hoy, cuando un Estado sano y transparente saca estas cosas a la luz mediante mecanismos constitucionales de control, pierden objetividad y dicen ser perseguidos. Los mecanismos de control en efecto-imprescindibles en toda república- se resienten cuando los mismos rostros ocupan siempre los mismos cargos. Debemos dejar de ocultar la realidad. Las únicas víctimas son las familias, cientos de mujeres trabajadoras que fueron engañadas y se aprovecharon de ellas, aquellas que hoy no tienen un techo para darle a sus hijos e hijas, los cientos de niños y niñas que hoy están en la calle. Y son esas mujeres, esas familias, esos niños y niñas a los que estamos defendiendo cuando construimos un Estado eficiente, ordenado y sustentable.

Ahora bien, ¿Qué subyace a todo esto? ¿A la justicia comenzando a quitarse las vendas? ¿A volver a un estado republicano? ¿A las inversiones en energías limpias, a las obras de infraestructura, al puntapié inicial en Portezuelo del Viento? La respuesta es obvia: un Estado que funciona, un Estado capaz, un Estado respetuoso de derechos, un Estado moderno e inteligente. Ahí está la diferencia.