Trabajo

Las 5 estrategias frente a empleados desanimados: el peligro del "boreout"

Hay colaboradores que siguen en un trabajo por inercia o por falta de oportunidades en su mercado, o por miedo a perder esa aparente seguridad que han encontrado. El análisis en la columna de Daniel Colombo.

sábado, 24 de agosto de 2019 · 10:21 hs

“¿Qué podemos hacer frente a empleados sin rendimiento laboral?”. Esta es una pregunta muy frecuente en mi trabajo junto a empresas como coach ejecutivo y de equipos. Se trata de un síndrome que mezcla desgano, desánimo y apatía generalizada en el ámbito del trabajo.

Hay colaboradores que siguen en un trabajo por inercia o por falta de oportunidades en su mercado, o por miedo a perder esa aparente seguridad que han encontrado.Lo cierto es que el desánimo laboral puede sintetizarse en una corta frase: El cuerpo se queda, pero el alma se fue.

El cuerpo, la mente, “calentar la silla”, es lo más frecuente en el 90% del tiempo laboral de una persona. Pero su alma, su espíritu y la pasión, el entusiasmo y la motivación ya no están.

"Boreout", estrés por aburrimiento

Si bien confluyen varios factores, el estado de aburrimiento en el trabajo desencadena una nueva forma de estrés llamado “boreout”, en el que no hace falta tener una actividad excesiva y que extenúe al empleado, como se caracteriza el síndrome de Burnout.

En este caso, la persona ha entrado en un sinsentido por tareas rutinarias, falta de motivación interna y externa y posiblemente también por la ausencia de objetivos claros y que los entusiasmen.

El estado de aburrimiento crónico en las tareas laborales provoca:

  • Apatía
  • Falta de relacionamiento con los demás
  • Nula participación y colaboración

  • Apenas se sigue una rutina casi burocrática
  • No hay aporte de ideas
  • Se anula toda posibilidad de encontrar soluciones a los problemas cotidianos
  • Al empleado le cuesta ir a trabajar
  • Mayor ausentismo
  • El boreout produce un aumento de la hipersensibilidad, baja casi total de los umbrales de tolerancia a la frustración y decepción y excesivo cansancio físico y mental dentro y fuera del espacio laboral.

    Es un círculo vicioso y peligroso del que difícilmente se pueda salir por sí mismo, y requiere la atención no sólo de la empresa, sino de profesionales del ámbito de la salud mental, ya que, de no tratarse a tiempo, desencadena en situaciones más graves como depresión, internaciones por desequilibrios psicológicos y la pérdida generalizada de las ganas de vivir.

    ¿Así de grave es? Sí, y es más frecuente de lo que imaginas.

    Algunas causas

    El desánimo en el trabajo que puede llevar al síndrome de aburrimiento crónico se produce por múltiples factores; algunos relacionados con la conducta de la persona, y otros, de las empresas.

    Por ejemplo, en entornos burocráticos en exceso, como suelen ser los gobiernos, justicia y en empresas muy tradicionalistas y poco innovadoras, es muy frecuente ver este tipo de manifestaciones: las personas con inquietudes se sienten oprimidas, con su creatividad y motivación contenida, y sin poder visualizar una salida positiva. Por eso eligen convertirse en burócratas y autómatas que hacen lo mínimo indispensable (y, por lo general, mucho menos que eso).

    Desde la perspectiva de los empleadores, el boreout aparece cuando:

    • La organización es un caos.
    • No se fijan las tareas con claridad.
    • Se pisa la cabeza del empleado y no se lo deja crecer.
    • Hay tareas monótonas y muy sencillas que hacen personas con verdadero potencial.
    • No hay un plan de desarrollo.
    • Hay muchos “caciques” y pocos “indios”, como se dice habitualmente.
    • Los jefes impiden que los empleados se destaquen.
    • Falta total de reconocimiento de las tareas bien hechas: jamás se reconoce al empleado de ninguna forma.
    • No existen políticas de recursos humanos con gestión apropiada para ayudar al desarrollo de las personas.

    Desde la conducta individual los individuos más proclives a padecer de desánimo, aburrimiento y caer en el boreout son aquellos que:

    - Aceptan posiciones laborales muy por debajo de su potencial (muchas veces por necesidad), y no se plantean salidas creativas a corto plazo: es decir, se auto-anulan.

    - Se infra-valoran en lo personal.

    - Baja autoestima: se conforman con lo que les dan.

    - Tienen aspiraciones desmedidas en muy poco tiempo: todo les parece poco, por lo que se abaten y dejan estar: “total, me pagan a fin de mes” -dicen-

    - Se comparan con los demás, sin considerar su nivel de preparación o experiencia previa.

    - Poca asertividad para comunicarse con otros y trabajar en equipo: se aíslan.

    - Se sienten máquinas y víctimas de un sistema que aparentemente los oprime, y no hacen nada para cambiar esa situación.

    - Son conformistas.

    5 estrategias frente a empleados desanimados

    1

    Determinar claramente la organización, posiciones y responsabilidades de cada trabajador. Diseñar el organigrama de la empresa y comunicarlo adecuadamente; tener las descripciones de puestos pormenorizadas y compartirlas con cada trabajador, para saber qué espera el empleador, y de qué forma podrá contribuir para crecer en la organización. Todo, explicado en forma clara, concisa y tangible.

    2

    Mejorar el clima laboral. Hay muchas formas de intervención para elevar el entusiasmo, la motivación y el compromiso con la tarea. Capacitar, formar líderes en vez de seguir poniendo jefes que dan órdenes, abrir espacios de diálogo, coaching de equipos, planificar, hacer desarrollos que motiven a las personas, mejorar las instalaciones, pagar un salario lo más apropiado posible, acompañar los problemas personales que aparezcan: todo esto ayuda a que, en el tiempo, los colaboradores se sientan contenidos y vean que hay un propósito mayor a cumplir junto con sus compañeros y directivos.

    3

    Fomentar el trabajo en equipo. El rol del líder es clave para que se logre un sentido compartido; de allí que quienes suelen ser responsables de muchas situaciones con los jefes de modelo antiguo y en extinción: el controlador, tirano y exigente, sin ser un ejemplo para los demás. En su lugar, están surgiendo los líderes empoderados por los demás (con o sin título o cargo en una tarjeta de cartulina). Una de las principales habilidades del trabajo de hoy es la de trabajar junto a otros. Es esencial apuntar a la coordinación, comunicación efectiva, saber expresar lo que se siente, Innovación Emocional, aprender a delegar, organizarse mejor y ser mucho más efectivos en la productividad personal y profesional, ya que son aspectos que ayudan a elevar el entusiasmo del equipo.

    4

    Mantener conversaciones privadas personales con los empleados desanimados.Las áreas de recursos humanos, afortunadamente, están haciendo su mea culpa sobre los errores, aunque por lo que veo en las empresas de Iberoamérica, la mayoría de las carreras universitarias no les enseñan a estos profesionales cualidades como la comunicación profesional, las buenas prácticas de feedback y la empatía: más bien los adiestran en administrar personas como si fuese un stock de producto. Son muy pocos los profesionales que van por el camino contrario. La calidad humana es lo que marca la diferencia. Un buen líder de equipo y de un área tan estratégica necesita acercarse, mantener conversaciones con cada trabajador, conocer sus inquietudes, problemas y elaborar soluciones junto con las personas para fomentar el bienestar y la felicidad laboral en todo lo posible. Ese es su rol esencial en las organizaciones innovadoras.

    5

    Promover el salario emocional y motivar a los motivadores. Para animar a los empleados desanimados y aburridos, es necesario incorporar también las prácticas del salario emocional. Se trata de las acciones no remunerativas en dinero, sino en alto valor percibido. Posiblemente algún “jefe buena onda” lo hace de vez en cuando. De lo que se trata, en verdad, es de que un “líder permanentemente entusiasmado” lo realice cotidianamente. Dar feedback y detectar las oportunidades de mejora; felicitar pequeños logros; estar presente con lo que le sucede al otro; reconocer el trabajo de un equipo; preguntar qué le sucede a una persona, son parte de estas acciones que, si nacen del corazón, transforman el espíritu de las empresas. Un capítulo especial es para los auto-motivados todo terreno: se necesita reforzar su espíritu de manera especial, para que no sean contagiados del desánimo de los demás. Porque aunque son fuertes y resilientes por naturaleza, no son máquinas: también sienten el impacto de los que están de bajón permanente.

    Los resultados para cambiar el clima frente al boreout en el trabajo no se verán de la noche a la mañana: requieren de tiempo, paciencia y de medir los resultados progresivamente. Combinando los elementos de la Innovación Emocional, las empresas podrán observar cómo paso a paso se va encendiendo ese espíritu que se creía perdido.

    Al hacer esto con consistencia, honestidad, integridad y sinceridad, habrá personas que permanezcan en el trabajo y logren encenderse de nuevo. Y otros que no. Lo importante es que los que estén, lo hagan con motivación, entusiasmo, dedicación en la tarea y con espíritu alto para superar los desafíos y automotivarse cada vez más.

    Daniel Colombo

    Facilitador y Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 29 libros.

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