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Cornejo, el aliado hostil que ya no busca ofrendas para Macri

El Gobernador quedó expuesto por los conflictos en Cambiemos. Ahora busca mantener el poder el Mendoza, pero no para ofrendarlo a Macri, sino para marcar diferencias de métodos. El karma de una UCR sin ambición. 

domingo, 2 de junio de 2019 · 12:53 hs

Las paradojas de la política. La próxima semana son las elecciones provinciales en Mendoza, que fueron desdobladas para provincializar el debate y por conveniencia particular para el oficialismo. Pero la realidad nacional fagocitó esas intenciones. Y, en ese contexto, los referentes nacionales de los principales partidos parecen ser más un ancla que un salvavidas; al menos por lo que dicen las encuestas.

Lo cierto es que el próximo domingo se reordenará el tablero político en Mendoza tras las primeras primarias competitivas en serio desde que está la nueva (y fallida) ley electoral. En la pelea entre frentes, el oficialismo corre con ventaja pero no tienen tranquilidad. Aunque todos los sondeos marcan una diferencia entre la suma de votos de Cambia Mendoza y los de Elegí (el PJ), no hay un camino seguro hacia septiembre.

La bronca en el cornejismo es que a pesar de la buena imagen que parece tener su gestión (que supera el 60%), eso no se capitaliza en intención de voto de manera directa. El propio Cornejo no logró superar el 7% de diferencia en 2015, sumando a toda la oposición detrás de su candidatura y con un gobierno con mala imagen como era el del PJ en ese momento. Ahora, con el poder en la mano, tampoco despega mucho. “Salvo en el caso de Gabrielli en el mejor momento del menemismo, en Mendoza la diferencia nunca ha sido amplia”, se consuelan los optimistas.

Los más realistas admiten que la situación económica y la mala imagen de Macri, el socio político ineludible para el oficialismo, pesa negativamente. Más paradojas de la política. Rodolfo Suarez es el candidato del frente que busca esconder a Macri como referente, a pesar de haber sido como intendente un aliado permanente y de haber capitalizado como pocos esa relación. De hecho, la mayoría de las obras que son un emblema de la campaña de Suarez fueron financiadas por la Nación y gracias a esa buena relación. Ocurrió con gran parte del plan de renovación urbana.

Cornejo, Alfonsín y Peña

La coyuntura obliga a Cornejo a volver a “cuarteles locales” por un tiempo para cuidar el pago chico. Si su plan sale bien, tendrá en una semana un resultado electoral positivo. Hace un tiempo esa podría haber sido una ofrenda para el presidente Mauricio Macri. Ahora podría ser lo contrario. Si Cambia Mendoza gana, el mensaje de Cornejo será que “su estrategia de ampliar” la coalición es exitosa.

La relación con Macri y su entorno está en el peor momento. Si el escenario electoral fuera como el TEG, Alfredo Cornejo tiene un enemigo claro para poder expandir su territorio desde la “República de Mendoza” hacia otros sitios. Ese rival político es Marcos Peña y lo que llaman la “necedad” del Pro.

Cornejo y Marcos Peña, en otros tiempos.

El gobernador de Mendoza quedó sobreexpuesto por las tensiones nacionales en Cambiemos y buena parte de sus intenciones políticas chocaron con el poder del Jefe de Gabinete en el terreno del Gobierno y también, según la queja que se escucha en el cornejismo, en la opinión pública. O, mejor dicho, en los formadores de opinión. A ello le atribuyen la mala repercusión de las apariciones de Cornejo en medios nacionales para promover una ampliación de Cambiemos.

En la visión de Cornejo hay ambición política, pero también instinto de supervivencia. En la convención radical citó a Alfonsín y su histórico discurso de 1985. Aunque se refirió a ese mensaje “fundacional” y dicho en el momento de mayor poder del ex presidente, en realidad lo que quería evitar era lo ocurrido también en Parque Norte y con Alfonsín como referente. Fueron los discursos dados en 1989 y en 1995, con una UCR en decadencia y sin ambición de poder. Habla de un Alfonsín, pero quiere evitar otro Alfonsín.

La realidad nacional los ha obligado a recalcular ambiciones. De la expectativa de crecimiento que tenían el año pasado, ahora se conforman con mantener lo conseguido en 2015, que en realidad no es poco. Cambia Mendoza es un fenómeno urbano y que tiene como eje algo nunca logrado antes en una alianza liderada por el radicalismo: tener el control político de todo el conurbano mendocino. Justamente allí está parte de las esperanzas del oficialismo. La tracción de los intendentes que van por la reelección sirve de contrapeso a la falta de conocimiento que aún tiene Rodolfo Suarez. Aunque el propio Cornejo sigue siendo la puerta de entrada a la intención de voto. En Guaymallén creen que pueden tener una buena diferencia y lo ven más peleado en Las Heras. Todo lo que puedan sumar en el Gran Mendoza será, para el oficialismo, también un intento de compensar la falta de peso en el área periurbana y el Sur.