Economía
Campaña en subibaja: precios para arriba, encuestas hacia abajo
Congelar los precios para descongelar la economía, el plan del oficialismo para repuntar la preocupante caída que le muestran las encuestas, tanto propias como ajenas. Relanzar los "Precios cuidados" es parte de esa estrategia, pero ni empresarios ni consumidores confían en que ese pacto se sostenga en un contexto de inflación indomable.
La desesperación, alimentada a fuerza de encuestas siempre en rojo, lleva al gobierno a apelar al ajedrez electoral, aunque lo termine haciendo con guantes de boxeo.
Siendo la caída del consumo uno de los símbolos más sensibles de la crisis económica, hacia allí apuntan las estrategias del oficialismo para revertir los pésimos números del comercio en todos sus rubros.
Por estos agitados días, el ministro de Producción, Dante Sica, es quien debe mostrar si aún le queda cintura para negociar con los supermercadistas y las grandes fábricas un nuevo listado de Precios cuidados e incluso para relanzar el devaluado Ahora 12. De tal forma de poder anunciar a los cuatro vientos ambos acuerdos y llevar algo de alivio al bolsillo medio y, sobre todo, a la plana mayor de su gobierno.
El problema es que una vez más los empresarios no parecen estar en sintonía con la Nación y hay productos que siguen faltando en las góndolas (la leche es la ausencia más emblemática), lo que genera el natural descontento de los consumidores que no dudan en multiplicarlo y amplificarlo a través de las redes sociales (órgano sensible para Macri y compañía). Es decir, se tapa un agujero por allá y el agua sale por acá, indefectiblemente.
Los mayoristas apuntados tienen los mil y un argumentos para justificar cualquier faltante de productos. Algunos de ellos los apuntaba el periodista Carlos Burgueño: “Demanda creciente por los precios más económicos, estructuras impositivas imposibles de afrontar, alza de costos derivadas de la inflación y la suba del dólar y, en algunos casos, incrementos en los volúmenes de exportación por la mejora de precios relativos”.
Al igual que en 2016, cuando salió a criticar duramente a las grandes cadenas de supermercados, ahora la histriónica líder de Coalición Cívica, Lilita Carrió, vuelve a la carga con su proyecto de “ley de góndolas”, con el cual busca garantizar la transparencia de los canales de distribución mayorista y minorista, como así también ampliar la oferta competitiva de los distintos productos alimenticios. En otras palabras, pretende “crear un código de buenas prácticas comerciales obligatorio para las principales cadenas de supermercados del país". Quizás en otro momento su propuesta tendría un natural consenso, pero en el toma y daca del año electoral, lo suyo difícilmente prospere.
Para pulsear contara la pérdida del poder adquisitivo e intentar reactivar el nivel de consumo interno el gobierno está negociando “uno por uno” (sic) con quienes ponen en la mesa los productos de primera necesidad. Ellos son los que prácticamente tienen en un puño a un gobierno cada vez más urgido por evitar que se desplome el mínimo de crédito que le pueda quedar.
Si bien el acuerdo vigente hasta el 6 de mayo comprende a 566 productos, Sica apunta a sumarle muchas más ofertas y opciones y que el congelamiento se extienda por 180 días. Por si acaso, su equipo insiste con que no hay plazos ni tope de productos a incluir, de forma tal que no queden dudas de que se quiere dar una fuerte señal de control a los precios desbocados.
Es cierto, en el listado hay más de 500 productos, pero no se encuentran en las góndolas más de 50, cuestionan los consumidores de ojo entrenado. Ahí está la clave de la desconfianza de quienes analizan este mecanismo para reavivar el consumo. Muchos de los principales actores del sector siguen sosteniendo que este plan nunca se aplicó bien porque en el fondo no convencía ni a empresarios ni al gobierno.
Las empresas, por su parte, analizan la propuesta pero lógicamente también tienen su propia lista de pedidos y reclamos, considerando que durante el 2018 el consumo en todas las categorías cayó un 7% y que puntualmente los supermercados bajaron sus ventas en un 4,5%. Aunque reactivar el consumo también sea parte de su prioridad, a estas cadenas el ítem Precios cuidados le representa apenas el 2% de su facturación.
Si la negociación prospera, habrá un previsible anuncio en clave electoral y un respiro momentáneo. La política del parche habrá sumado otro retazo, no una acción de fondo. Confirmará así que el cortoplacismo nunca apaga el fuego.
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