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Opinión

Valerio sí versus Valerio no, ¿es el diálogo que necesitamos?

Foto: Alf Ponce / MDZ
Foto: Alf Ponce / MDZ

Es una deuda de la Democracia y de quienes tuvimos responsabilidad en la función pública, el poder preguntarnos y resignificar nuestros criterios de justicia. La experiencia nos dice que las sociedades parecerían asegurarse su supervivencia movilizándose exclusivamente en el acto de castigar; no en un lazo social fundado en justicia distributiva, solidaridad, cooperación sino sobre la instancia del castigo propuesta por sus dirigentes...

Dicho lo anterior, nos parece falsa la polémica de Valerio impugnado versus Valerio legitimado, cual si fuera un clásico de Boca y River, que nos ha propuesto el gobernador y que hoy advertíamos en la Audiencia Pública. Nos quedamos con gusto amargo como mendocinos y como parte de la dirigencia que tiene la responsabilidad de elevar el debate democrático en un tema tan sensible como la Justicia que nuestra Mendoza necesita para revertir la intolerable inseguridad.

Nuestras actuales autoridades insisten en promover un falso debate, pero esta vez en la Justicia y que lo advertimos hoy en la Audiencia. La legitimidad para ocupar un lugar tiene que estar dado no sólo por un recorrido profesional y ético sino por conocer cuáles son los criterios de justicia de quien va a ejercer la función, y esto abre la pregunta.

Nuestra Mendoza necesita de una Justicia que tome decisiones claras frente a la inseguridad pero también que sea representativo del momento histórico y también de lugar a plantearnos: ¿Por qué no la presencia de una mujer en nuestra Corte?

Podríamos coincidir que estamos ante una Justicia endogámica, que mira su propio ombligo (lamentable hábito de gran parte de la dirigencia), que está en deuda con el mendocino de a pie, con el trabajador echado, con la mamá que debe asumir exclusivamente la responsabilidad parental, frente a la "ausencia" del padre, del que tiene un conflicto con la ley penal y "porta rostro", con las víctimas de ayer, las de hoy y las de mañana... Justicia ésta, a la que como a ningún sector del quehacer nacional esta Democracia le ha garantizado su independencia con salarios, jubilaciones, régimen de licencias, no pago de ganancias, que miradas desde el ciudadano común aparecen casi como un privilegio.

El Estado en el respeto por su división de poderes, advierte que la Justicia no siempre está a la altura de las circunstancias, que hay modos de cuidados a las personas que fracasan, que hacen difícil el acceso; por momentos como si no resonara con la realidad cotidiana y la angustia de quienes la viven. En este sentido destaco el pedido de un miembro de nuestra Corte, el Dr. Perez Hualde que con valentía señalaba: "Urge que los jueces nos pongamos la responsabilidad al hombro....multiplicar nuestro compromiso..." y agregaría que no sólo esto es para la Justicia sino para los otros poderes también. No es posible en solitario generar políticas que impacten y den respuestas.

El desafío es cómo rompemos esa inercia degradante, de poner cada vez más recursos para peores resultados. Cómo tratamos de transformar esa Justicia que hoy es, en la que el mendocino reclama y que muchos jueces desean en un claro compromiso republicano. Cómo salir de ese pantano que pretenden embarrarnos con esas disyuntivas falsas de: Valerio el más impugnado o el más legitimado, de garantismo o mano dura, de esa lógica de hablar a la tribuna, tan propia de muchos dirigentes... donde perdemos el eje que sería escuchar a Valerio o a una postulante mujer, que nos digan cuáles son sus criterios de Justicia.

Entendemos que "hacer la pausa", llamar al diálogo sincero (seríamos inocentes en suponer que las respuestas vendrán sólo por la designación de un juez), en que cada uno aporte lo mejor desde su lugar, involucrándonos, siendo protagonistas, es lo que quieren ver los mendocinos de sus dirigentes. Poder hacerlo con generosidad, pensando en la Justicia para nuestros hijos y nietos pero también con la celeridad necesaria, una Justicia que no sólo encarcele pobres, sino también a los organizadores y beneficiarios económicos de ese submundo, para dotar de los instrumentos básicos que se requieren en el aquí y en el ahora, es el desafío, no el de las falsas antinomias...

No aporta nada que nos enrostremos errores pasados, si bien de ninguna manera hay que disimularlos o negar responsabilidades, hay que hacerlos presentes para no repetirlos.

Las víctimas, que hoy somos todos, no admiten dilaciones. La situación es muy preocupante; las soluciones a buscar y producir son múltiples y simultáneas. La simplificación para obtener un momentáneo rédito en la opinión pública es francamente suicida y se suma a la cadena de errores en que venimos incurriendo.

Hoy el Gobernador de la Provincia tiene una oportunidad histórica -que nos interpela al conjunto de la dirigencia y de forma especial a los hombres- la de interpretar la demanda y la grandeza de las mujeres que se han animado a salir a la calle. Algunos la quieren ubicar en otra falsa antinomia más "Hombres vs Mujeres". No se trata de eso, urge la perspectiva de género porque a esta altura sabemos que los/as que sufren más la violencia son las mujeres. Hoy la Corte está compuesta por sólo hombres, tuvimos el orgullo de tener a una sola mujer en la historia de la Corte de Mendoza, la Dra. Aída Kemelmajer, su mirada y perspectiva nos hizo bien. Le aportó cosas significativas a nuestra provincia y a la Argentina.

Hoy lo que debemos priorizar es sabernos protagonistas de las decisiones y del rumbo posible a tomar como pueblo. La participación en una Audiencia Pública, también desde una oposición política que advierte y pone en tensión los caminos que pueden estar siendo erróneos, nos habilita a construir juntos como sociedad respuestas que nos urgen y resignificar nuestros criterios de justicia.