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El hallazgo histórico que sacude al mundo bajo un volcán en Estados Unidos

En la caldera McDermitt, entre Oregon y Nevada, geólogos hicieron un hallazgo un depósito de litio excepcional que promete impulsar la industria.

Este hallazgo en Estados Unidos puede ser uno de los más importantes de la economía actual.

Este hallazgo en Estados Unidos puede ser uno de los más importantes de la economía actual.

Bajo un paisaje áspero del Oeste estadounidense, la ciencia volvió a sorprender. En la caldera McDermitt, una antigua depresión volcánica que comparten Oregon y Nevada, un equipo realizó un hallazgo de un yacimiento de litio fuera de escala. No es solo un dato minero.

Llega en plena expansión de los vehículos eléctricos y del almacenamiento para redes. La cifra estimada para el recurso es enorme —del orden de los 413.000 millones de euros— y ya provoca corrimientos en la conversación global sobre materias primas estratégicas. El hallazgo promete producción local, menos dependencia externa y nuevas oportunidades para la fabricación de baterías en Norteamérica.

Un depósito singular forjado por el tiempo

La historia geológica ayuda a entender la magnitud. McDermitt alojó un lago que, durante millones de años, acumuló cenizas y sedimentos. Ese “barro” volcánico, rico en vidrio y minerales, fue lixiviado por aguas alcalinas. Así nacieron arcillas con litio en su estructura. Más tarde ocurrió el golpe de suerte: fluidos hidrotermales cargados con potasio, flúor y metales traza alteraron esas arcillas y elevaron aún más su contenido.

El resultado es un conjunto de capas con valores muy por encima de los promedios globales. En el área de Thacker Pass, las mediciones llegan a porcentajes inusuales para depósitos de este tipo. Es la combinación de volcanismo, agua y tiempo, lo que explica un recurso tan concentrado y tan atractivo para la industria.

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Industria, empleo y una nueva correlación de fuerzas

La relevancia no se limita a la cantidad de litio. También cuenta dónde está. La caldera se ubica cerca de polos industriales de celdas y vehículos eléctricos. Eso recorta fletes, baja riesgos logísticos y puede acelerar inversiones. Si los procesos de extracción y refinado sobre arcillas ricas resultan eficientes, la oferta podría crecer y presionar a la baja los costos de las baterías. Habría más empleo calificado, demanda de proveedores locales y un entorno propicio para centros de I+D. En el plano geopolítico, Estados Unidos sumaría músculo propio y reduciría su dependencia de salares sudamericanos y de operaciones en Asia. No cortaría todos los lazos, pero ganaría margen de maniobra en una cadena de valor cada vez más sensible.

El avance no es lineal. Comunidades indígenas de la zona reclamaron participación real y respeto por sitios sagrados. Hablan de “colonialismo verde” y piden que la transición energética no repita patrones que ya conocen. También hay inquietudes ambientales. La minería en entornos semiáridos exige garantías estrictas sobre uso de agua, manejo de residuos y restauración de suelos. Científicos y vecinos advierten que podrían liberarse metales durante el procesamiento si no se controla cada etapa. La fauna nativa y los ecosistemas frágiles necesitan monitoreo transparente. Hubo fallos judiciales que habilitan avances, pero persisten las impugnaciones. La discusión de fondo es incómoda y necesaria: cómo extraer insumos críticos sin sacrificar derechos ni degradar el territorio.

Qué hace falta para que este hallazgo sea un caso modelo

Pasar del anuncio a la realidad requiere método y paciencia. Pilotos industriales que midan rendimientos, consumo hídrico y huella energética con datos abiertos. Auditorías ambientales independientes. Planes de restauración desde el día uno, no al final. Trazabilidad completa para saber de dónde viene cada tonelada y cómo se procesó. Y, sobre todo, acuerdos con las comunidades, con beneficios claros y verificables. La “licencia social” no se firma en una oficina: se construye con confianza. Si esa arquitectura se cumple, McDermitt puede convertirse en un estándar para la minería del siglo XXI: competitiva, medible y alineada con metas climáticas. De lo contrario, será un nuevo capítulo de promesas que se diluyen.

El hallazgo tiene la escala de un punto de inflexión. Puede reordenar mapas industriales, abaratar tecnología y crear empleo. También puede dejar cicatrices si se hace mal. La oportunidad está servida, pero el éxito no se mide solo en toneladas extraídas ni en el valor del recurso. Se mide en la forma de producir, en la calidad de los controles y en la capacidad de incluir a quienes viven allí desde antes de que el litio se volviera la estrella de la transición. Si McDermitt logra ese equilibrio, no será solo un gran yacimiento: será una señal de madurez para una agenda que pide energía limpia… y prácticas a la altura.