Cómo identificar a alguien con personalidad perversa

Diego Cáceres publicó La psicología del mal, un libro de psicología científica que nos ayuda a identificar personalidades depredadoras, sus estrategias de manipulación y los sistemas del mal que usan para dañar a sus víctimas.

Sin dudas que La psicología del mal es un material de consulta para todos aquellos que quieran entender cómo actúa el mal y estar prevenido frente a estrategias de este tipo. El libro aporta herramientas para las víctimas que enfrenten situaciones traumáticas, siendo un importante aporte al campo de la psicología en nuestro país.

“Hay muchas de estas personalidades y están en todos lados. Hay distintos tipos de perfiles, siempre estamos pensando en el psicópata o en el asesino serial, que en realidad son los más escasos, pero hay subtipos que no se identifican tan fácil y de esos está lleno”, expresó Cáceres quien nos contó que el disparador de este tema fueron las consultas por violencia de género que le llegaban a su consultorio.

“Comencé a investigar y a estudiar en forma rápida el tema de las estrategias y me encontré con un autor que fue Simmons , quien es un experto en tratar los temas de la manipulación, ahí empecé a traducir su obra y comencé con un grupo de pacientes a darles unas 15 estrategias de manipulación con su definición a fin de que pudieran identificar las que usaban sus maridos, entonces las víctimas comenzaban a entender al poco tiempo, ya dejando de ser manipuladas”, contó el autor que es licenciado en Psicología, recibido en la Universidad del Aconcagua de la provincia de Mendoza y está especializado en psicología clínica de corte cognitivo conductual.

Según Cáceres una de las estrategias es la justificación, por ejemplo echar la culpa a la cultura machista para no hacerse cargo del daño generado, otra es echar la culpa al otro haciendo dudar a la persona y generando confusión. “Las estrategias no te define como una personalidad depredadora, pero si uno aprende a manipular, son conductas. Los depredadores son unos tipos de personalidades que lo que hacen es dañar a otros, hay subtipos como los psicópatas, los narcisistas, el antisocial o el sádico, todos usan este tipo de estrategias, tienen un nivel de depredación y de violencia que sobrepasa la gente normal.

Estas personas ganan en dominar al otro y les hace sentir bien, ya que al ponerse en una posición de superioridad y rebajar al otro logran manipularlo, controlarlo y eso produce placer, porque ellos tienen un sentido dañado de sí mismos”, expresó el psicólogo quien en su libro describe cómo se forma y desarrolla la personalidad que es muy difícil de cambiar, porque incluso venimos de muchos destratos que arrancan desde la genética.

También la personalidad se forma desde la biología, de la parte del aprendizaje temprano y del medio donde uno se desarrolla

“Por ejemplo hay personas que genéticamente son más alegres o más depresivas o más violentas. También la personalidad se forma desde la biología, de la parte del aprendizaje temprano y del medio donde uno se desarrolla. Si bien describo el mecanismo de manipulación, destierro ese concepto y hablo de estrategias cognitivas de dominio, esa sería la definición de lo que hacen este tipo de personalidades".

El autor habla de estrategia porque, según dice, intencionalmente la persona está planificando algo, porque tienen la intencionalidad no es al azar y porque es cognitivo, ya que s algo pensado, no tienen un sentimiento, y de dominio, porque intentan dominar a la otra persona. "Realmente son malos y tienen la intención bien clara de lastimar, lo que pasa es que está oculto y están dentro de las estrategias que están ocultas y es donde te terminan confundiendo”.

En otro lugar donde estudió este tipo de manipulación es en la política ya que este tipo de personalidades se nutren con el poder. “El mito del mal es uno de los capítulos que habla de la expectativa es que nos vamos a encontrar con un monstruo, pero en realidad nos encontramos con personalidades que nos cuesta verlos como malos porque son muy sutiles”, concluyó el escritor.