Carta al idiota que no te quiso
¿Cómo no la vas a ver, idiota? Explicame cómo, si se deshace cada vez que se ríe, si se le afloja el alma por cualquier injusticia, si te lloró, si siempre estuvo.
¿Cómo hiciste para solamente mirarla y no verla? ¿Cómo te perdiste de vivirla? ¿Cómo se te pasó semejante cosa? ¿Qué cuento social te vendieron? ¿Qué espejo te cegó?
Quizás todavía andás con los ojos cerrados, no lo sé, pero qué suerte la mía de que haya gente como vos, qué bueno sabernos tan distintos, porque no es que seamos mejores o peores, sino que somos diferentes, vemos otras cosas, vivimos en diferentes planetas.
Yo lo pude ver. Se te fue escapando, se alejó poco a poco, porque ella no quería las cadenas que vos le proponías, no quería una soga, quería alguien que le vuele al lado, quería la libertad de elegirte. Vos pensabas en restaurantes finos y ella en comer naranjas, vos querías trabajar mucho para llevarla a alguna playa exótica y ella solo quería una tarde de libros, árboles y algún pasto.
Vos le pedías tranquilidad después de la jornada, ella te pedía que se cuenten los días. Vos andabas mirando a otras, y ella te seguía las pupilas. Vos pensabas la relación, ella solamente la sentía. Vos querías cumplir los mandatos, y ella vivir para siempre una aventura; porque no hace falta andar viajando de mochileros o huir de casa para vivirla, solamente hace falta dos almas vivas que amen la vida, porque existen aventuras en el día a día; pero eso no fue tu culpa, vos no lo sabías.
A vos siempre te importó el qué, y a ella el con quién.
Y es que, en fin, vos tenías miedo de que te dejara, sin darte cuenta que ella todos los días te elegía.
A vos no te faltaron huevos, sino amor, y mucho.
Ojalá algún día lo entiendas.