Violencia de género

Fue la primera policía en denunciar abusos y teme que haya represalias

Nadia Ibarra es una de las cinco mujeres que se atrevieron a denunciar abusos en la Policía bonaerense. Fue la primera en abrir una causa y aunque la trasladaron, su acosador siguió acercándose. Luego de que los medios visibilizaran la violencia institucional, su acosador la denunció penalmente.

Florencia Rodríguez Petersen y José Luis Carut martes, 1 de noviembre de 2022 · 07:12 hs
Fue la primera policía en denunciar abusos y teme que haya represalias

Pasaron 8 años desde que Nadia Ibarra ingresó a la Policía de la provincia de Buenos Aires y 7 desde que comenzó a ser acosada por uno de sus superiores. Tardó un tiempo en tomar coraje para realizar una denuncia. Sin embargo, ya hace años inició esta batalla en la cual, quienes debían protegerla, la dejaron sola y hasta la expusieron. Hoy su caso -igual que el de otras cuatro mujeres de la misma fuerza- tomó estado público gracias a la valentía de quienes se atrevieron a, literalmente, dar la cara. "Tomé el coraje de hacerlo público. Por miedo, consideré seriamente mostrar mi cara para no aparecer en un zanjón", dice. 

Habla delante de las cámaras y sin taparse la cara, con la tranquilidad de quien no tiene nada qué ocultar. "Fui acosada durante años y después de conseguir otro destino esta persona se volvió a meter ahí. Tenía una obsesión", sintetiza en referencia a lo que sufrió y aclarando que, por contar con un bozal legal, no puede dar nombre de su acosador que fue jefe de la departamental de Berisso.

"Fue siempre jefe mío. Lo fueron premiando desde el municipio dándole más cargo. Llegó a ser jefe departamental de todas las comisarías de Berisso", detalla Ibarra sin su uniforme ya que no tiene permitido usarlo cuando realiza este tipo de denuncias.  "Cuando pasó lo más grave de todo, hice la denuncia en Asuntos Internos, que brilló por su ausencia y nunca hizo absolutamente nada", expresa y sigue: "Luego fui al Ministerio, conté la situación que me estaba pasando con la denuncia en mano y todas las pruebas".

Allí le dieron dos opciones: sacar una carpeta o ir a dónde él la quería trasladar. "Se ve que Asuntos Internos se lo comunicó a él rapidísimo cuando hice la denuncia", acota. Ibarra explica que "sacar una carpeta significa que deje mi uniforme, me ponga una chaquetilla y esté en tareas no operativas (lo que se conoce como TNO)".

Ibarra sacó una carpeta a pesar de que eso podía perjudicarla en su carrera. "No pude ascender, no pude ser adicional y me bajaron el sueldo. Pero seguí con la denuncia", aclara y cuenta que entonces recibió un llamado de la secretaria de Gobierno de Berisso, Aldana Iovanovich. "En su momento pensé que podía ser un contacto de él porque él siempre la nombraba a ella y al intendente de Berisso. Acepté acercarme a ella para contarle mi situación con la denuncia en mano y todas las pruebas. Ella me dijo que no lo podía tocar".

En la misma reunión le pidió que no hiciera pública la historia para que no se generara ruido y le advirtió que podía trasladarla a un lugar mejor. "Podía sacarme de seguridad y meterme en el destino donde estoy hoy. Él no me iba a molestar más. Me fui muy dolida porque como era mujer pensé que me iba a entender, pero no fue así: ella no hizo nada más que ubicarme en un lugar para dejarme a mí tranquila y que a él no lo toquen", señala.

Cuando ella comenzó a trabajar en su nuevo lugar, él apareció ahí. "Me lo encontré a este señor en la superintendencia de ecológica. En ese momento me asusté, avisé que estaba la persona a la que yo había denunciado. Me hicieron bajar, mandaron a a otros efectivos para hacer el trabajo que yo tenía que hacer y ahí fue donde lo hice público porque él se había metido nuevamente en mi trabajo", relata.

La policía que alza la voz para frenar la violencia institucional

Ibarra fue la primera de las policías en denunciar abuso y acoso dentro de la fuerza. Y a partir de su denuncia se empezó a mover todo un poco más. "Las chicas también empezaron a hablar conmigo y a animarse a hablarlo un poco más", dice. Fue la primera en recibir una "licencia de género", que consiste en "quedarte en tu casa resguardada sin que te saquen el uniforme hasta que se solucione e tema".

Logró que el Fuero Contencioso Administrativo tomara medida. "Él no se puede acercar a mí, a mi familia o a mi domicilio. Tampoco a Montevideo y 41 donde yo trabajo. Sin embargo, hace poco volvió. Rompió todas las medidas y nadie hace nada porque de hecho no le ponen ninguna medida, ningún freno", enumera.  

Nadia Ibarra es consciente de que hay personas dentro de la fuerza -"mujeres y varones", aclara- que atravesaron situaciones mucho más extremas que la suya. Y eso la impulsa a hablar con el deseo de que algo cambie. Incluso consiguió el teléfono de Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia y le envió fotos de las denuncias y pruebas. "Me clavó el visto y no hizo absolutamente nada", recuerda y añade: "Hoy sale a hablar y dice que nos apoya, que no vamos a ser sancionadas ni sumariadas Espero que todo esto sirva para que seamos escuchadas y no abandonadas. ¡Qué de una vez por todas se haga justicia!", reclama. 

"Le pedí permiso a mi jefe actual para apoyar a las víctimas de género. Me parece que es una lucha justa y tengo empatía. No me gusta quedarme callada", explica y acota que "Más allá de todo lo que me pasó y de que yo tengo contención de gente que me quiere y me apoya, como Mariana Astorga, de mi familia, de mi doctora -Silvina Phagouapè- y de mi testigo, esto lo hago no solamente por mí. Hay chicas que fueron abusadas sexualmente. Hay chicas que tienen miedo, vergüenza, terror... Les marcaron la vida, les dejaron una huella tremenda". 

"¡Estamos pidiendo auxilio!", sentencia e insiste en la importancia de que las denuncias sean visibilizadas. "Tenemos que salir a defender nuestros derechos. No tiene porque alguien venir a tocarme, a manosearme. Tuve que salir a exponerme para que alguien me escuchara porque nadie hizo absolutamente nada".

Por qué Nadia Ibarra no puede usar el uniforme 

"No uso el uniforme policial porque me hicieron firmar un papel que dice que no puedo hablar de política, ni salir a ningún medio a expresarme estando uniformada. Ese papel me lo hicieron firmar en mi destino. Lo leí, no lo quise firmar y me dijeron que tenía que hacerlo porque venía del Ministerio. Respeto eso. Obviamente que nunca hablo de política ni salgo con el uniforme. Creo que esa es una presión que me ponen para que no salga a hablar", reflexiona.

Agrega que ese mismo papel dice que no puede hacerse pública ni sacarse fotos, pero necesita que se escuche su voz. "No estoy hablando de política sino contando la situación que pasé para apoyar a otras víctimas", justifica.

Y llama a quienes estén atravesando situaciones de violencia, acoso y abuso a denunciarlas. "No tengan miedo. A mí me costó mucho tiempo salir a hablar de esto porque es un tema tabú. La mujer lo sufre muchísimo más y hay superiores que te ponen límites. Por miedo a ser trasladadas o perder su trabajo, las mujeres se callan. Soy la voz de un montón de chicas que no se animan. Hablen, somos un montón conteniéndonos", afirma en tono de aliento y esperanza para quienes están atravesando situaciones de violencia institucional.

"¿Por qué nos van a castigar? ¿Por salir a decir la verdad?", se pregunta y responde: "No podemos ser sancionadas ni sumariadas. De hecho, ellos están denunciados y no tienen ningún sumario sino que siguen trabajando". La situación tomó nuevos rumbos a partir de la publicación de un informe sobre las denuncias de cinco policías de la Bonaerense

A pesar de que , públicamente, Sergio Berni declaró que las policías no serían sancionadas ni sumariadas tras hacer públicas las denuncias de acoso y abuso, el acosador de Ibarra inició una causa penal contra ella "por haber salido en los medios y haber faltado a los deberes de funcionario público".

Luego de que las denuncias tomaran estado público, las cinco policías que se atrevieron a contar sus historias de abuso y acoso, fueron recibidas por Claudia Rucci, senadora bonaerense de Juntos por el Cambio. 

Con temor por las consecuencias que podría tener esa denuncia penal, volvió a contactar al ministro de Seguridad quien le preguntó si había sido sancionada, algo que -aun- no ocurrió. "Este hombre sigue haciendo lo que quiere y las castigadas somos nosotras", concluye. 

 

 

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