Dietas mágicas vs dietas saludables: cuáles son realmente efectivas

El músculo se pierde muy rápido, y la grasa se gana aceleradamente. Por eso, cuando uno no aguanta más la restricción, viene el rebote pero en grasa y, ese músculo no se recupera. Una pérdida grande de músculo implica un metabolismo más lento, ya que la masa muscular es un tejido metabólicamente activo, es decir "quema" más grasa. Entonces cuanto menos músculo tengo, menos energía gasto en reposo.

Además, la restricción genera un descontrol posterior que se dará tarde o temprano, desequilibrando las hormonas del apetito y la saciedad, aumentando la ansiedad y alterando el estado de ánimo y el sistema de recompensa, que es aquel sistema por el cual el cerebro "busca" el placer.

Es insostenible pensar que uno puede vivir toda su vida a restricciones. Por eso, el cerebro, en algún momento, busca todo lo que se prohibió. Por lo tanto, es fundamental llevar adelante una vida saludable. Es decir, darle importancia a la salud mental y física. De comer balanceado, todos los nutrientes y sin restricción de alimentos, pero claramente que predomine lo saludable, y poder darnos esos placeres, como una pizza con amigos o un chocolate cuando lo antoje. También es importante hacer actividad física regular y por placer, no por obligación y "padeciéndola".

Al mismo tiempo, los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) si bien son multifactoriales, empiezan con una dieta de hambre o restrictiva. No es que cualquier persona que empieza una dieta lo desarrollara, pero si el individuo cumple con los factores, empezará a obsesionarse cada vez más, a querer bajar cada vez más y, muchas veces, puede derivar en una anorexia o una bulimia, cuando hay atracones y métodos compensatorios, o un trastorno por atracón, o el trastorno que sea.

Por eso, nunca debemos empezar una dieta, porque uno no sabe si es vulnerable, y es muy fácil caer. Lo mejor siempre es aprender a comer.

Lic. Agustina Murcho

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