Dolor en las redes por la muerte de un pionero del mundo del vino

Alejandro Fernández, quien revolucionó la región española de la Ribera del Duero con su determinación y su vino icónico, Pesquera, murió el 22 de mayo en Santander, pero a través de las redes sociales y de una publicación de la revista Wine Spectator la triste noticia se ha viralizado.

El hombre, que contaba con 88 años, fue despedido por muchos referentes de la industria a través de Twitter. "El fallecimiento de nuestro amigo y mentor Alejandro Fernández es también el paso de una era que une el pasado con el futuro", dijeron Steve Metzler y Almudena de Llaguno, fundadores de la empresa importadora Classical Wines. "Los vinos de Alejandro eran tan distintivos e inimitables que no podía haber sustituto, abriendo los ojos del mundo no solo a la Ribera del Duero, sino a la propia variedad Tempranillo".

Nacido en 1933, Fernández dejó la escuela a los 14 años para trabajar en la agricultura. Después de una temporada en el ejército, se convirtió en carpintero y luego en mecánico. Inventó y produjo herramientas para mejorar el cultivo de remolacha y otros cultivos. Su pasión por el vino creció, y en 1972, Fernández pidió dinero prestado a su empresa para establecer una bodega, bautizando su vino con el nombre de su ciudad natal, Pesquera.

Con la ayuda de Teófilo Reyes, un enólogo que trabajaba con la cooperativa vinícola local, Fernández hizo realidad su visión, plantando uvas y estableciendo una nueva bodega en un edificio de piedra del siglo XVI. Juntos, Fernández y Reyes produjeron la primera cosecha comercial de Pesquera en 1975.

Wine Spectator relata que Fernández elaboró ​​las primeras añadas de Pesquera utilizando un viejo recipiente de fermentación lagar de piedra, una prensa vertical de madera antigua y barricas usadas de roble americano. Él ya tenía el objetivo de elaborar vinos potentes y profundamente concentrados de Tempranillo, conocido como Tinto del País en Ribera. A principios de la década de 1980, Pesquera había obligado a las organizaciones vitivinícolas españolas oficiales a prestar atención a la región, y a Ribera se le otorgó el estatus de Denominación de Origen oficial en 1982.

A mediados de la década de 1980, la bodega exportaba vinos a los Estados Unidos y ganaba atención, incluyendo un artículo de 1987 en Wine Spectator. Otros viticultores, animados por el éxito de Pesquera, comenzaron a crear vinos con un estilo similar; incluso Vega Sicilia tomó notas del ejemplo de Fernández, estableciendo una nueva bodega llamada Alion para hacer el tipo de tintos ricos en los que Pesquera había sido pionera. "Mis antepasados ​​hacían vinos como estos", dijo Fernández a Wine Spectator en 1998.

"Yo simplemente los hago mejores" 

Fernández nunca se durmió en los laureles. Continuó comprando y plantando nuevos viñedos, invirtiendo en la mejor tecnología disponible y refinando su vinificación. En 1989 inicia el montaje de viñedos para una nueva bodega en Ribera del Duero llamada Condado de Haza. En 1998 miró fuera de la región por primera vez, comprando una propiedad, Dehesa de la Granja, en Zamora. Y mientras Reyes dejó Pesquera en 1994 para establecer su propia bodega, las hijas de Fernández se unieron a la empresa poco después, con su hija Eva María a cargo de la producción en Pesquera.

"Desafortunadamente, una batalla legal en curso por el control de la empresa familiar, que enfrentó a Fernández y Eva María contra sus tres hijas mayores y su ex esposa Emilia Rivera Rueda, empañó los últimos años de la vida de Fernández. Pero su legado como pionero enológico y firme campeón de la Ribera del Duero perdurará. A Fernández le sobreviven sus cuatro hijas, Olga, Maricruz, Lucía y Eva María, y varios nietos", informa Wine Spectator.