La frutihortícola que puede cerrar por culpa de la ignorancia del poder político

La frutihortícola que puede cerrar por culpa de la ignorancia del poder político

La amenaza de un relleno sanitario atenta contra una empresa de alimentos 100% orgánicos que le da de comer a más de 60 familias

Josefina Godoy Martínez

El proyecto que busca crear un relleno sanitario en terrenos de la vieja Estación de Ferrocarril Sucre amenaza con el certificado orgánico de una empresa familiar. Se trata de Tallo Verde, una frutihortícola comprometida con el medio ambiente desde el 2003 que cultiva frutas, verduras y hierbas aromáticas realizando medidas 100% respetuosas con el suelo y el aire. 

“Esta huerta cuenta con la certificación de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA)”, dice Viviana Novelle, dueña de la empresa y abogada ambientalista. Este certificado confirma que las tierras cultivadas son ricas, fértiles y orgánicas. Además, se manejan con un modelo productivo que no contamina, ya que todos los desechos que producen son utilizados en su mecanismo de compostaje para que vuelvan a la tierra y se conviertan en el insumo natural de sus plantas y suelos. 

Ellos no usan pesticidas ni fertilizantes de síntesis química pero si reutilizan el agua del lavado de los alimentos  en el sistema de riego, rotan los suelos y practican la trazabilidad de productos. Son ecológicos y buscan dar el ejemplo en cuestiones relacionadas con el cuidado del medio ambiente. 

Parte de la huerta de Tallo Verde

"Este establecimiento le da trabajo a más de 60 familias de Luján, tenemos 10.000 pedidos mensuales de consumo interno, porque no exportamos, que abastecen a miles de consumidores orgánicos. Por ejemplo, los que están en tratamiento oncológico y personas con alergias", cuenta Novelle. Lamentablemente esto puede dejar de ocurrir si las tierras se contaminan por el relleno sanitario previsto en el proyecto "Centro Ambiental de Luján".

La cuestión es que el lugar donde Tallo Verde realiza sus actividades productivas se encuentra a menos de 8 metros de distancia del pozo que busca ser relleno sanitario, que pretende que sus líquidos lixiviados se evaporen sin tratamiento mientras sus 9 metros de profundidad atentan contra la napa freática. 

Según un dictamen del MICI- oficina del Grupo BID, independiente de la gerencia del Banco, que atiende los reclamos ambientales y sociales de comunidades potencialmente afectadas por las operaciones del Grupo-: "El proyecto debe garantizar que no se alterará la calidad del agua subterránea". Esto no se cumple ya que en los informes, a los que MDZ tuvo acceso, la empresa licitadora EVA.SA confirma que el agua de los alrededores posee elevados niveles de arsénico.

Foto extraída del proyecto de EVA. SA

 

El proyecto del gobierno está trabado, pero el miedo de las personas, que forman parte de Tallo Verde, radica en que se vuelva a reanudar y por fin se logre lo que Federovisky y Boto tanto quieren: un relleno sanitario que sea la excusa perfecta para ganar dinero a costa de la gente y del medio ambiente. 

 


 

 

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