Los increíbles beneficios de la caminata afgana: cómo ayuda a la salud física y mental
En un mundo cada vez más sedentario, es crucial encontrar formas de mantenerse activo, y una opción destacada por su accesibilidad y eficacia es caminar. Los expertos y estudios científicos subrayan que caminar mejora la condición cardiovascular, controla el peso, fortalece los músculos y mantiene la mente sana. Es así que aparece la caminata afgana, una técnica que promueve estos beneficios, combinando ejercicio físico y bienestar mental.
Este tipo de marcha se popularizó gracias al francés Édouard Stiegler en la década de 1980. Inspirada en los nómadas de Afganistán, quienes recorrían largas distancias con esfuerzo moderado, esta técnica promete mejorar la calidad de vida. Observó que estos podían caminar 700 kilómetros en 10 días sin agotarse, lo que motivó su estudio y difusión de esta práctica en su libro “Regeneración a través del caminar afgano”.
La clave radica en coordinar el ritmo de los pasos con la respiración. Stiegler basó su técnica en ritmos respiratorios similares a la tradición de Hanish, que promueven la sanación y revitalización del cuerpo. Los resultados fueron sorprendentes: mayor vitalidad, mejor sueño, resistencia física y paz interior. De este modo, la caminata consciente no solo es un ejercicio físico, sino también una práctica de meditación.
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La técnica consiste en inhalar por la nariz durante tres pasos, retener el aire en el cuarto paso, exhalar en los siguientes tres pasos y mantener los pulmones vacíos durante el último paso. Esta respiración controlada y profunda, moviliza el diafragma y hace que la respiración se convierta en parte del ejercicio. Durante los primeros días, se recomienda minimizar distracciones y concentrarse plenamente en la respiración y el ritmo de la caminata.
Los beneficios son amplios, desde la mejora de la capacidad respiratoria, reequilibrar la postura corporal, hiperoxigenar el cuerpo, estimular la circulación sanguínea y linfática, aumentar la conciencia corporal y disminuir el estrés y la ansiedad. Además, mejora la concentración, lo que la convierte en una práctica integral para el bienestar físico y mental.
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El impacto positivo de caminar al aire libre se demostró en estudios que evaluaron su efecto en personas con ansiedad y depresión. Andar en la naturaleza mejora significativamente el estado psicológico, liberando serotonina y la dopamina, neurotransmisores que generan sensaciones placenteras. Por tanto, esta marcha no solo es beneficiosa para el cuerpo, sino también para la mente.
No hay un tiempo específico para practicar la caminata afgana. La duración depende de la capacidad individual y el nivel de entrenamiento previo. Es una forma de meditación en movimiento, adaptada a las necesidades y posibilidades de cada persona, promoviendo un estilo de vida saludable y equilibrado.