Las enfermedades genéticas del humano por haber perdido la cola de los antepasados primates
La evolución del humano tuvo consecuencias como las enfermedades genéticas que aparecieron por haber perdido la cola de nuestros antepasados primates.
La evolución de las especies es un escenario fascinante porque nos permite encontrarle el por qué a algo que damos por sentado o que ni pensamos, incluso con nuestra propia especie, la de los primates. Siendo que en la actualidad están los que tienen cola, como los monos, y los que no, como los simios, hay enfermedades genéticas del humano que se despertaron por haberla perdido de nuestros antepasados.
Si bien sucedió hace unos 25 millones de años, actualmente conservamos el coxis como el resabio evolutivo de lo que alguna vez hubo allí en nuestros predecesores que caminaron la tierra hace aún más tiempo.
Perder la cola también permitió a nuestros ancestros el pasar a una espalda más erguida y, con ello, a usar solo dos extremidades para sostener el cuerpo, como se puede ver en la famosa ilustración de Ralph Zallinger, La marcha del progreso. Sin embargo, eso se debió a una mutación genética que trajo otras complicaciones que se suelen encontrar hasta el día de hoy.

Según expuso Laurence D. Hurst, catedrático de Genética Evolutiva en el Centro Milner de Evolución de la Universidad de Bath, Reino Unido, tenemos una tasa de mutación inusualmente alta en comparación con otras especies, lo que nos hace adaptables y por lo que existe una probabilidad relativamente alta de que en nuestro ADN haya cambios que no hayamos heredado ni siquiera por parte de nuestros padres.
En algún momento de la evolución hubo un gen que hizo que la cola vaya siendo innecesaria y terminara degradándose al coxis, que sería una secuela evolutiva que todos tenemos, pero existe otra secuela rara de la alteración del gen que sustenta nuestra falta de aquella quinta extremidad: la espina bífida.

(KidsHealth)
Aún así, el equipo de estudio de Hurst sugiere que no tener cola era una gran ventaja, por lo que “un aumento de la incidencia de la espina bífida seguía mereciendo la pena” y que podía ser una casuística que se suma a muchas enfermedades genéticas y del desarrollo, que pudieron ser un subproducto de alguna mutación que, a la larga, nos ayudó como especie. Uno de estos ejemplos puede ser que, según descubrieron trabajos recientes, “las variantes genéticas que nos ayudan a combatir la neumonía también nos predisponen a la enfermedad de Crohn”.
Así de fascinante es la evolución de la especie humana y el equilibrio del costo-beneficio de algunas cualidades que poseemos de manera única. Toda habilidad tiene su contraparte, aquello que nos hace fuerte también puede matarnos, y así nos vamos adaptando a caminar a través de la historia de la naturaleza.

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