Las razones por las que se procrastinan las tareas, según los expertos
La procrastinación es un estado que aplaca el rendimiento, y algunos expertos como Jo Anne Preston encontraron algunas razones para que las tareas puedan dejarse para otro momento.
Las exigencias del mundo moderno pueden ser abrumadoras para las personas, ya que a mayores responsabilidades, mayores expectativas, y esto hace que muchas personas decidan evadirlas. Es así que, luego del análisis de algunos expertos, se ah detectado algunas de las razones por las que se procrastinan las tareas.
Siendo un término que se puso en boca de todos en los últimos años, la procrastinación refiere al hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables, ya sea por miedo a afrontarlas o por pereza a realizarlas. Jo Anne Preston escribió en su libro Cómo liderar el camino en cinco minutos al día: generando un alto rendimiento en uno mismo que “la culpa y la vergüenza pueden surgir por no empezar con las cosas o por encararlas en el último momento”.
También agregó que “una persona puede disponer de seis horas para trabajar en algo y pasar cinco horas preocupándote por esa tarea pendiente o haciendo otra cosa. (…) En ese caso, ha desperdiciado energía y no tendrá la creatividad y el entusiasmo para hacer el trabajo. Cuando finalmente lo encara siente presión, lo que lo llevará a enfrentar sentimientos de fracaso y baja autoestima”. Tratando de encontrar la clave para descubrir qué hay detrás de la procrastinación, Preston entiende que hay cuatro necesidades ocultas insatisfechas que hacen posponer las cosas.
Una de estas puede ser la necesidad de una acción rápida, como responder un correo electrónico, para obtener la dosis de dopamina que se obtiene al tachar algo de la lista de tareas pendientes. Lo que esto hace es evitar una asignación que se presenta como grande y compleja, pero que es la principal que se encomendó.
Otra necesidad insatisfecha que provoca procrastinación, según Preston, es la preocupación de que un trabajo no sea lo suficientemente bueno y que nos preguntemos cosas como “¿Qué pasa si mi trabajo no cumple con las expectativas puestas en él?”.
La tercera necesidad puede ser la de encontrar “el mejor camino” para cumplir con lo requerido. Es que los grandes proyectos pueden tener una innumerable cantidad de opciones para llevarse a la práctica y el análisis excesivo puede provocar una parálisis, otra forma de procrastinación.
Y la cuarta necesidad insatisfecha que Preston reconoce es la de crear orden a partir del caos, la cual está muy atada a la anterior, ya que además de tratar de encontrar la mejor manera de encarar un trabajo, también hay que encontrar la manera “correcta”, la que nos asegurarse de que todo esté perfecto y se haga exactamente “como debe hacerse”. Sin embargo, esa ansiedad puede generar estancamiento.
Es por eso que Jo Anne Preston reconoce que la acción es el primer paso para salir de ese círculo vicioso de procrastinación. Ya sea dividiendo a la gran tarea en procesos más cortos que recompensen, pedir la opinión de un mentor acerca de nuestro trabajo, la de empezar la tarea por el primer camino y, posteriormente, buscar la mejor manera de ejecutarlo según los escenarios que se van presentando pueden ser la mejor manera de superar, aunque sea un poco, ese estado de parálisis y evasión de lo que se tiene que hacer.