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La esposa del gobernador, sin pelos en la lengua

Licenciada en Comunicación Social, Coordinadora en el Instituto de Desarrollo Rural (IDR).
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Cuestiona el papel que tuvo Karina Rabolini en la campaña de Daniel Scioli, no le interesa ninguna candidatura y, en su lugar, enfatiza que su objetivo es que se empoderen otras mujeres. Ésa es la misión de Lucía Pannocchia, esposa del gobernador, mientras Alfredo Cornejo comande los destinos de la provincia.

Le pone un ocho a la gestión de su marido como gobernador, con quien -admite- tiene discusiones y debates en la casa que comparten en el barrio Bancario de Godoy Cruz sobre distintos temas, como la minería. "La camiseta del Carrusel contra la megaminería contaminante era mía. Es una discusión histórica con mi marido", admite.

-Comenzó en el IDR y es comunicadora.

-Sí, me he dedicado a la comunicación institucional y estoy volviendo al IDR trabajando en una nueva planificación del desarrollo rural provincial.

-¿Cómo es el gobernador en la intimidad? ¿Vive enojado?

-Es un encanto. Es otra persona. Es su espacio de relax. Es futbolero, le gusta mucho compartir momentos con sus hijos, con la familia, y tratamos de tener espacios compartidos. Le gusta el cine, como a mí, entonces compartimos bastante cine y series. Por lo general vemos muchas series juntos, pero ahora las que yo veo no les gustan y viceversa. A mí, por ejemplo, no me gusta House of Cards y sí The walking dead.

-¿Cambió la convivencia cuando Cornejo asumió de gobernador?

-No. Siempre comento que nosotros compartimos estas actividades hace muchos años. Lo vivimos como un proceso. Esto implica muchas más responsabilidades, pero está dentro de un proceso en el que venimos desde hace años.

-¿Se conocieron en San Carlos?

-Sí. Nos pusimos de novios cuando él tenía 18 y yo 15, y acá estamos juntos. Él es de Eugenio Bustos y yo de La Consulta.

-Hace poco la vimos en Santa Rosa en la apertura de un hogar para mujeres víctimas de violencia.

-Siempre trabajé en el área rural, de los 18 años. Tengo una capacitación en Turismo Rural como ingreso adicional para mujeres que hice en Israel. Trabajé mucho tiempo en derechos humanos. Eso de Santa Rosa tiene que ver con actividades que se hicieron en el marco del mes de la mujer rural. Se hizo un refugio allí y comparto esta iniciativa que es urgente, necesaria y prioritaria.

-¿Se exageran las críticas contra Cornejo desde los organismos de derechos humanos?

-Me preocupan las generalidades. Se ha perdido el debate, la discusión y el respeto. Se cae en una dualidad de posturas que no conlleva a nada, desde la prepotencia y la intolerancia. Eso no suma a mejorar las propuestas, a la vida democrática. En la medida en que se trabaje en esta dualidad, en donde unos tiene la verdad y los otros son el enemigo público, no contribuye al bienestar de nadie.

-¿Le da consejos al gobernador? ¿No ha fomentado él la dualidad de la que habla?

-No creo que él haya hecho esto. Creo que tiene que ver en que no se puede debatir propuestas, sino se apunta a descalificar a quien propone. No le doy consejos, pero sí charlamos mucho de varios temas. Es muy respetuoso y siempre se debatió en mi casa. Nosotros votamos diferente y eso genera una discusión interna, saludable. Yo en la última elección voté a Margarita Stolbizer.

-También está trabajando en la penitenciaría.

-Estoy haciendo aportes en el penal de mujeres de El Borbollón. Hay que trabajar en la reinserción de mujeres, eso contribuye a la desestigmatización de las mujeres que han estado presas. Hace falta un cambio de mentalidad en la sociedad. Estamos llevando capacitaciones en formación textil, soldadura, dando certificaciones. Además, estamos trabajando en una capacitación con Ariel Quintana en diseño de ropas, también en emprendedurismo y cooperativismo. Estamos acondicionando una biblioteca en un viejo trole que estaba en el Le Parc y adaptando otro en un taller de cerámica.

-En los últimos meses subió su perfil, apareció en actos públicos. ¿Se lo pidieron?

-No me han pedido eso, pero me parece que hay que mostrar el trabajo que hacemos hacia los derechos de la mujer rural y la promoción de equidad. Por eso, he tenido que responder más entrevistas.

-¿Está de acuerdo con la ley de Paridad?

-Suma que haya una ley que respalde la mayor participación y representatividad de las mujeres, pero hay que trabajar mucho más para que las mujeres ganen espacio de otra forma. En cada ámbito se reproduce lo que está instalado culturalmente. Lo que pasa en el Congreso tiene que ver con lo que pasa en otras instituciones y la familia. Por eso hay que hacer un trabajo más de fondo.

-¿Se da una paridad en el ámbito rural?

En lo rural, las desigualdades son mucho más notables y mucho más silenciadas. Por eso, este trabajo con las mujeres rurales tiene que ver con la visualización de esto. Si bien las mujeres realizan muchas más tareas que los hombres, generalmente se reconoce al trabajador rural. La mujer se hace cargo de las tareas productivas, de las tareas del hogar, y queda relegada.

-¿Cómo se cambia eso?

-Según cada caso. En algunos, es imperioso hacer la denuncia y en simultáneo hay que hacer un trabajo cultural, con una transversalidad importante. Esto no lo cambia una persona: tiene que haber un trabajo de convicción, debate y quebrar la cultura machista.

-Hay esposas de políticos, como Malena Galvarini, que quieren ser candidatas. ¿Son un plan B de sus maridos?

-No creo que Malena (esposa de Sergio Massa) esté puesta ahí por alguien. Ella y su familia tienen militancia previa. Yo no trabajo para construir poder, lo hago para que se empoderen otras mujeres. Mi rol no tiene que ver con el de otras mujeres, pero cada una se inserta en la política desde el lugar que le interesa. No me gustó el papel que hizo Karina Rabolini, por ejemplo, no es mi estilo ni tiene que ver con mis objetivos.

-¿Siente presión por ser la esposa del gobernador?

-Para mí no es nueva la situación de convivir en un contexto político, pero por supuesto que genera presiones. Yo asumo las que hagan contacto con mis intereses. El poder no es un bien ganancial. No está en mis planes ser candidata. A lo mejor hay parejas de políticos actuales a las que les interesó la política después de que asumieron sus maridos, pero no es mi caso.

-Su foto con la camiseta de "no a la minería contaminante" en el Carrusel, ¿cómo surgió? ¿Le dieron la remera y posó por compromiso? ¿Fue idea suya?

-La camiseta era mía, la tenía conmigo porque participé durante mucho tiempo en las marchas y tengo mi corazoncito puesto en esa lucha. Hay que darle más voces a quienes no la tienen, porque por más que se movilicen miles de personas, no pueden competir con el lobby que hacen las empresas mineras. Estoy convencida de que la megaminería contaminante va en detrimento de nuestro ambiente, de nuestras poblaciones y de las generaciones futuras. Hay que seguir discutiendo y seguir en esta postura de no dejar pasar a la minería contaminante. Hemos visto casos como San Juan y Catamarca donde las poblaciones circundantes a las explotaciones no han mejorado su situación de vida. Esto del derrame de beneficios económicos no es un argumento válido. Es una discusión histórica con mi marido. Tenemos diferencias particulares, pero no en lo general.

-¿Le ayudó a elegir a algún ministro de Gabinete a Cornejo?

-Sí, charlamos bastante.

-¿Por ejemplo?

-(risas)... Hemos compartido criterios.

-¿Qué calificación le pone a Cornejo como gobernador?

-Un ocho. Le veo convicción, claridad y un compromiso poco habitual en los políticos. Le está costando mucho alcanzar objetivos que se había puesto en el corto plazo, pero le veo capacidad, inteligencia y buen trabajo de equipo para avanzar y poder alcanzarlos.

-¿Cómo fue el desayuno con Pérez el día después de las elecciones?

-Me fui, me escapé, porque no sabía que era diabético y todas las cosas que habíamos comprado para el desayuno eran dulces y me quería morir. De todas maneras, fue un encuentro muy sincero. Creo que de eso se trata la democracia. Venimos de años de división donde se ataca al que piensa diferente y hay que revertir eso, está en el espíritu de Alfredo hacerlo, lo viene demostrando por más que lo cuestionan por su dureza. Es una persona democrática y la posibilidad de generar debates está siempre presente.

-¿Le gustaría que Cornejo siga en la política después de ser gobernador?

-A mí me gustaría dedicarme a viajar con él, a llevar una vida un poco más relajada, pero no me lo imagino fuera de la política ni relajado.

-¿Es divertido Cornejo?

- (silencio)... De chicos íbamos al boliche, hubo un Cornejo que alguna vez intentó bailar. No sabe hacer asados, pero es la comida que más le gusta. Los hace mi hijo. Mis dos hijos cocinan muy bien, yo no.