Chris O’Donnell, de interpretar a Robin a trabajar en una pizzería

Chris O’Donnell era uno de los galánes de los 90. Mujeres y hombres de todas partes del mundo morían por él y parecía que tenía todo el futuro a sus pies. Aquel muchacho bueno de ojos verdes conquistaba corazones con su dulce superhéroe en películas como Batman Forever o Batman y Robin.

También fue parte de icónicas producciones como Tomates verdes fritos, Perfume de mujer o Código de honor. Pero de a poco fue desapareciendo de la escena popular y su rastro se fue perdiendo con el tiempo. Fue en parte por su decisión, de poner en primer lugar a la familia, y luego por el juego de Hollywood, el de si no estás no existís.

Tras le fracaso que significaron las películas de Batman en las que participó, Chris O’Donnell perdió la oportunidad de interpretar a Spider-Man y luego a Jack Dawson en Titanic, papel que le ganó Leonardo DiCaprio. Aquella mala fortuna hizo que lo que vino después sean trabajos menores, y en el medio cinco hijos.

“Amo lo que estoy haciendo, no siento la necesidad de hacer algo más. Pienso que, si yo fuera un hombre soltero, estaría haciendo otras películas y persiguiendo otras cosas, pero yo estoy en mi máximo ‘ancho de banda’ en este momento criando cinco hijos”, dijo cuando decidió priorizar a la familia y dejar de pelear por grandes proyectos.

Eso lo llevó a invertir un poco de su gran fortuna en su propia pizzería, dado que le gustaba mucho cocinar y eso era una de sus especialidades. Aquel proyecto lo combina desde 2009 con su papel de Callen en la serie NCIS: Los Ángeles.

A Chris O’Donnell le encanta atender su propio local, algo que lo apasiona tanto como su trabajo como actor. Según dicen, fueron sus amigos quienes lo convencieron de abrir su propio establecimiento porque sus pizzas eran muy ricas. Hoy Pizzana es una de las mejores pizzerías de la ciudad. Los que lo reconocen atendiendo las mesas de vez en cuando le piden fotos o le sacan charla y él cuenta sus aventuras en Hollywood.