El difícil y poco conocido pasado de Ana de Armas

Ana de Armas se convirtió en una de las actrices del momento. Tras protagonizar Sin tiempo para morir, la película número 25 del agende 007, vivir un apasionado romance de dos años con Ben Affleck, ahora se convirtió en la nueva Marilyn Monroe de la gran pantalla.

Así es. La actriz cubana será la encargada de recrear al emblema de Hollywood en Blonde, la nueva película dirigida por Andrew Dominik y basada en la novela del mismo nombre escrita por Joyce Carol Oates.

Aunque ahora se encuentra en lo más alto de la industria del cine con un perfil muy bajo, la vida de Ana de Armas no siempre ha sido tan exitosa y glamorosa. La actriz nació hace 34 años atrás en La Habana, Cuba.

Sus padres, Ana Caso y Ramón de Armas, trabajaban en la administración pública por lo que no tenían grandes salarios. Con suerte llegaban a costear los gastos básicos y, por consecuencia, a veces la actriz pasó algunas carencias.

Ana remarcó en más de una cesación que pese a ser humilde tuvo una infancia muy feliz, porque en su familia en amor sobraba. Su principal entretenimiento cuando era una niña era un reproductor de DVD de un vecino que utilizaba los fines de semana.

Esos días iba a la casa del vecino y se pasaba el día viendo películas y dibujos infantiles, lo que significó su verdadera primera escuela de actuación. Era tan apasionada que se aprendía los diálogos de memoria y después los repetía y actuaba.

A los 12 años, y con la cabeza puesta en su objetivo, Ana de Armas audicionó para la Escuela Nacional de Arte de Cuba y durante los años que estudió, participó en tres películas de su país, Una rosa de Francia, El edén perdido y Madrigal. Sin embargo ella tenía en claro que si quería triunfar tenía que irse de ahí y probar suerte en el exterior

Por ese motivo, antes de recibirse, la actriz con tan solo 18 años se mudó a España, país del que tenía nacionalidad por sus abuelos. Allí rápidamente consiguió su primer papel importante, en la serie El internado, que fue un verdadero furor entre el 2007 y el 2010. Aquello sería su puerta de entrada a otros grandes proyectos en el país europeo hasta que decidió ir a aprender inglés a New York.

Aunque no hablaba el idioma de una manera muy fluida, sabía que si quería crecer era necesario salir de los papeles únicamente en español. Por ese motivo en 2014, tras mucho esfuerzo y aprenderse diálogos de memoria sin saber lo que estaba diciendo, consiguió su primer papel en Hollywood, en la película Knock Knock junto a Keanu Reeves. Desde entonces, las puertas estaban a sus pies, sin embargo nunca perdió la humildad y el perfil bajo que tanto la caracteriza.