¿La cuarentena es época de duendes?

¿La cuarentena es época de duendes?

Con la ciudad más tranquila, es posible que muchos hayan oído pequeños ruidos a la hora de dormir. Para algunas culturas, esas entidades traviesas tienen una "explicación". Aquí va un recorrido por diversas experiencias.

Redacción MDZ

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La palabra duende es una abreviación de "dueño-de-casa": según viejas tradiciones, son seres de talla muy baja que habitan mitad en este mundo y mitad en otros. Y la creencia en ellos no es exclusiva de los hispanohablantes: en latitudes lejanas también se los conoce, aunque con nombres diferentes. Así están los leprechaun irlandeses, los domovoi rusos o los zashiki-warashi del Japón. Siempre prefieren la tranquilidad, el silencio, la noche. Por eso el aislamiento resulta un contexto ideal para empezar a buscarlos.

Según la tradición nipona, los Zashiki-warashi son como niños. 

En América Latina se suele decir que los duendes se acercan a los bebés y a las mujeres. Merodean alrededor de las cunas a deshora, simplemente para curiosear. En el caso de las jóvenes, en cambio, el acercamiento es menos inocente. Así, los guatemaltecos hablan de El Sombrerón, que recorre pueblos seduciendo a las muchachas: les canta serenatas y se las lleva, haciéndoles perder la razón. 

Más al sur, en las zonas de influencia guaranítica, está el Pombero, también bajito y silbador. En este último caso, se trata de un caballero de cara horrible que aborda a las señoritas en horas de la siesta, cuando la calma es ley, si bien no es estricto con los horarios. Su poder sexual es tan grande, que algunas ancianas del noreste argentino aseguran que "puede embarazar solo con la mirada".

Desde luego, los científicos no se cansan de recalcar que se trata de supersticiones. Sin embargo las supersticiones a veces tienen efectos muy palpables sobre la vida de los pueblos y sus habitantes. Como en el caso de Coquito, el "duende" de El Bolsón.

Coquito fue un hombre de carne y hueso que por sus características físicas, que resaltaban particularmente en el paisaje de la Patagonia, empezó a ser identificado como un "personaje" a medio camino entre un vecino y un gnomo.

Y Mendoza no se queda atrás. Quizá la foto más famosa de un duende local sea la que tomó en 1979 el médico y profesor universitario Juan Nobilitá mientras paseaba con su familia por Puente del Inca. Cuando reveló el rollo, notó que en la imagen se distinguía una figura que hasta parecía levantar un brazo a modo de saludo. La noticia causó sensación y dio nombre a la banda mendocina "Los enanitos verdes". Igual -como se nota en el registro- el color del personaje tira hacia el rojo.

La foto de Puente del Inca.

Por lo demás, los seres mágicos siguen y seguirán haciéndonos visitas, aunque sea mediante los puentes que tiende la imaginación. Habrá que acostumbrarse. Cada cierto tiempo, se repiten los videos llamativos y hasta levemente perturbadores. Como este, que no es el primero y tampoco será el último:

 

 

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