El mensaje contundente de Greta Thunberg hacia los gobiernos tras zarpar a Gaza
Greta Thunberg y los activistas que la acompañan llevan consigo un mensaje: la indiferencia es la verdadera amenaza.
Greta Thunberg no piensa quedarse de brazos cruzados.
El domingo pasado, Greta Thunberg abordó un barco rumbo a Gaza con una docena de activistas. La flotilla partió desde Sicilia con alimentos básicos como zumo de fruta, leche y barritas de proteínas. Las imágenes de hambre en Gaza conmovieron a miles y la respuesta de la coalición internacional Flotilla de la Libertad no se hizo esperar.
El mensaje contundente de Greta Thunberg
Greta Thunberg habló con la BBC antes de zarpar. “Somos conscientes de los riesgos”, dijo, dejando en claro que la decisión no se tomó a la ligera. De hecho, un barco fue bombardeado en Malta en mayo. Pese a eso, aseguró que están preparados para lo que pueda pasar. El objetivo es claro: desafiar el bloqueo que ahoga a la población gazatí.
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En la entrevista, Greta explicó cómo valoraron cada paso de la misión. “Hemos hecho todo tipo de evaluaciones posibles, ya sea de ser interceptados, quedar varados en un puerto o ataques por las FOI o sus aliados. Concluimos que el riesgo de no hacer nada es mucho más grande de lo que esta misión conlleva”, afirmó con firmeza.
Su testimonio resuena en un momento donde la comunidad internacional no logra frenar la crisis humanitaria en Gaza. La flotilla lleva la esperanza de que el mundo escuche lo que ocurre más allá de los discursos políticos. Greta Thunberg dice que esta travesía es “un acto de justicia”. La joven activista cree que quedarse de brazos cruzados no es una opción.
“El tema no es sobre nosotros. Debemos hacer esto porque todos nuestros gobiernos están fracasando en pasar a la acción”, agregó con convicción. La misión no persigue protagonismo, sino amplificar las voces de quienes sufren. Para Greta, el activismo ambiental y el apoyo a los pueblos marginados van de la mano.
La tarea de todo activista
Ella sostiene que la lucha contra la desigualdad y la opresión no se detiene en los límites de un país. “No podemos llamarnos activistas que velamos por la justicia y el clima si no podemos reconocer y luchar por todos los pueblos marginados en la actualidad y apoyarlos y amplificar sus voces. Eso es puro racismo”, sostuvo.
El barco lleva provisiones para aliviar el hambre en Gaza, aunque saben que no resolverán el conflicto. Sin embargo, el gesto busca romper el silencio, empujar a la opinión pública a exigir acciones más decididas. La joven sueca insiste en que la presión internacional debe crecer para terminar con el sufrimiento de los civiles. “Soy una activista porque me alzo en defensa de lo que es justo. Defiendo el derecho de todos de existir, de justicia, de libertad, y contra cualquiera que sea la causa de sufrimiento que vemos hoy día”, aseguró. La solidaridad no se limita a protestas climáticas, sino que alcanza a cualquier injusticia que oprima vidas inocentes.