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Asume hoy Ilan Goldfjan como segundo ministro de Economía

Desde esta mañana, el director gerente para el Hemisferio Occidental asumirá no sólo el rol de fiscalizador general del cumplimiento del acuerdo con el FMI, sino la discusión día a día con la Argentina. Para varios dirigentes del oficialismo, sería un "neoliberal".
Foto: TELAM
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Desde esta misma mañana, Argentina tiene una conducción dual en el Palacio de Hacienda. Si por ministro de Economía se entiende una persona que dirige los lineamientos generales sobre lo que se puede o no hacer políticas fiscales, monetarias, cambiarias y macro en general; desde esta misma jornada esa función se comparte. En el día a día, gobernará Silvina Batakis. Pero en la visión externa y estructural; y, lo más importante, en la fiscalización sobre lo que está bien o mal, quién asumió formalmente el cargo de controller general es Ilan Goldfjan, quién realizará una función sigilosa y discreta, pero igualmente ejecutiva y directa.

Pese a que permanecerá una semanas más en el cargo de directora adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozac ya se desentiende formalmente de cualquier capítulo que tenga que ver con la Argentina. La casi ya exsubdirectora gerente para el Hemisferio Occidental, trabajo como la responsable técnica del caso argentino hasta el viernes pasado, y ya hizo el traspaso formal y ejecutivo del control de Facilidades Extendidas hacia el nuevo responsable plenipotenciario. Que será, ni más ni menos, su jefe: Goldfjan, quién desde este lunes ya dirige las fiscalizaciones por ahora virtuales desde Washington, organizadas para controlar el cumplimiento de las metas comprometidas ante el Fondo del Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado.

La novedad, es que desde esta misma semana no sólo tendrá el control de los números y porcentajes generales del acuerdo; sino que personalmente promete verificar el día a día de la secuencia de logros, o no de las metas comprometidas por el Gobierno de Alberto Fernández.

El gran cambio de la llegada del director gerente Goldfjan es que hacia delante el control plenipotenciario del Fondo en el día a día, es que en lugar de una visión algo flexible y comprensiva (la de Kozac); comienza ahora una etapa diametralmente opuesta. El economista brasileño- israelí tiene una visión crítica sobre el país, no cree que haya que darle mayor respaldo que el técnico al Gobierno argentino y desconfía seriamente que las metas firmadas el 25 de marzo se puedan cumplir. Pero no por cuestiones vinculadas a la economía internacional, sino por falta de voluntad explícita de la coalición gobernante.

Por ejemplo, el hombre fuerte del FMI para la región ya le había aclarado a Guzmán que vetará cualquier alternativa de avanzar con la reforma previsional presentada en sociedad por el kirchnerismo y que para el oficialismo opositor del Senado implica un escueto gasto fiscal de 16.000 millones de pesos; mientras que para el organismo financiero internacional el gasto trepa a los $200.000 millones. Saben en Buenos Aires que sólo aceptando estas restricciones que llegan desde Washington, la alternativa de lograr el tilde verde del examen por las metas y objetivos del segundo trimestre del año puede ser factible. Y que cualquier alternativa del palacio de Hacienda de aceptar estos aumentos del gasto que vienen desde el Legislativo, atentará contra esa aprobación

Este empoderamiento de Goldfajn no es nuevo. Ni sorpresivo. Ya sabía Guzmán que el FMI dejaba en claro a los enviados argentinos a la reunión de primavera conjunta del organismo con el Banco Mundial (BM) que el único responsable directo de aprobar o reprobar al país en el examen de la primera quincena de mayo (cuando llegue al país la misión de fiscalización del Facilidades Extendidas) sería Goldfajn.

Goldfjan ya aclaró en la reunión que mantuvo en Washington en marzo, que cumplirá a rajatabla el mandato otorgado por el board del organismo el 25 de marzo pasado; donde se le mencionó específicamente al funcionario que el aval se daba por el trabajo hecho por los técnicos en la negociación que demandó casi un año, pero no por la confianza en que el país lo cumpla, y que sería tarea de Goldfajn la de controlar las metas y variables comprometidas. Tarea que incluye la recalibración de números y porcentajes para evaluar y descartar potenciales waivers.

El dato que tiene en su memoria permanente el funcionario que asumió en febrero pasado, es que ya son varios los antecesores que tuvieron que renunciar o cambiar de trabajo por no haber medido y sancionado los incumplimientos crónicos que desde hace décadas se plantean desde Buenos Aires. Por esto, Goldfajn no delega. Hasta acá detentaba únicamente el poder de veto sobre lo que negociaba y fiscalizaba Kozac. Ahora, además, tendrá poder para controlar el día a día. Una persona, que en términos kicilofianos sería definida como Neoliberal.