Mercado del arte

Récord para Sandro Botticelli pese a la pandemia y la recesión

En enero pasado el “Ritratto di giovane con tondo di santo”, una témpera sobre tabla de Sandro Botticelli de 1470/80, marcó un récord absoluto para el artista en Sotheby´s, New York.

Carlos María Pinasco sábado, 17 de julio de 2021 · 07:43 hs
Récord para Sandro Botticelli pese a la pandemia y la recesión

Por Carlos María Pinasco

2020 fue un año de fuerte contracción mercado de arte global. La pandemia golpeó al sector duramente. Artprice que monitorea las subastas de arte a nivel mundial registró una caída del 21% en el volumen de ventas, con respecto al año anterior.

Si se deja de lado China, que ya en el segundo semestre del año pasado reaccionó fuerte, asemejándose al nivel del año previo, queda al desnudo que el comercio de arte en occidente se contrajo en el 2020 más del 45%. Sin embargo, también en nuestro hemisferio el segundo semestre mostró alguna recuperación.

"Ritratto di giovane con tondo di santo", una temprana obra del genial pintor.

Resulta prematuro cerrar un balance del año que corre, pero es evidente que, ya desde el inicio aparecieron claros signos promisorios. Postergamos entonces las cifras macro y focalizarnos en una venta temprana que, más allá de precio logrado tiene una historia apasionante.

En enero pasado el “Ritratto di giovane con tondo di santo”, una témpera sobre tabla de Sandro Botticelli de 1470/80, marcó un récord absoluto para el artista en Sotheby´s, New York.

Incluida la comisión, el valor alcanzado superó los 92 millones de dólares significando el segundo precio tope para un “Old Master” en casas de subastas, detrás de “Salvator Mundi” de Leonardo que tiene una controvertida historia de la que nos ocuparemos en otra oportunidad. El récord anterior para Botticelli, de 2013 apenas pasaba los diez millones.

Desde 1982, la pintura estaba en posesión del magnate inmobiliario norteamericano, Sheldon Solow que falleció en 1992. La había comprado en 1,3 millones con lo que en menos de cuarenta años el precio de la obra se multiplicó por setenta. Para comparación: el petróleo valía en 1982 algo más de 32 dólares (hoy 75) revalorizándose en el período 2,3 veces y el oro pasó de algo menos de 500 dólares a u$ 1800 (3.6 veces).

Mientras vivía el multimillonario donó lentamente fracciones de la pintura a su fundación privada que ahora tenía el 99 por ciento de la obra. Eso le ahorró a su familia alrededor de $ 33 millones en impuestos a las ganancias.

Aunque el comprador no fue identificado, todo indica que quien estaba en la línea telefónica que hizo la oferta ganadora de la subasta es un ciudadano ruso.

La obra tiene una proveniencia bien documentada a partir de fines del siglo XVIII cuando fue adquirida por un noble inglés en Florencia.

La obra obtuvo un récord, con más de 92 millones de dólares.

Desde que fue expuesta en la Royal Academy de Londres en 1960, fue ampliamente reproducida, estudiada y comentada por los expertos. Los catálogos identificaban al retratado como Pietrofrancesco de Medici, un miembro lateral de la familia de los famosos banqueros florentinos. Hoy, en cambio, hay dudas sobre la identidad del modelo.

Dicho en lenguaje vulgar: sólido de papeles el “Ritratto” (Medici o no) tenía en enero pasado, a pesar de la recesión pandémica, todo lo necesario para constituirse en un record. Téngase en cuenta que en el segmento de los “Old Masters” la aparición de obras bien documentadas es harto escasa.

Por otra parte, no es exagerado decir que universalmente se le conoce y reconoce a Botticelli un don casi sobrenatural para la creación de la belleza. Su “Primavera”, el “Nacimiento de Venus” y sus “Madonas” son capolavori del primer renacimiento que hoy todos admiramos. El “Ritratto” que hizo record, sin estar a la altura de las pinturas comentadas, claramente es una obra de museo, en excelente estado de conservación que tiene además una característica que la hace única.

El “tondo” (redondel) que el refinado joven sostiene en sus manos representando un santo anciano, no es obra de Botticelli, sino una incrustación. Se trata de un recorte de una obra anterior insertada en la tabla sobre la que Botticelli pinta el cuadro. Los eruditos lo han atribuido a Bartolomeo Bulgarini un virtuoso artista de Siena del período gótico, o sea del siglo previo.

La hipótesis es plausible, ya que en el renacimiento muchos retablos y altares de siglos anteriores se estaban reemplazando por obras contemporáneas. La inclusión de la imagen, sería por parte de Botticelli no solo un gesto de devoción hacia el santo, sino también a la pintura del siglo previo.

En suma, belleza, firma, procedencia y alguna anécdota, confirman que son garantía de record aún en tiempos difíciles.

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