literatura

J.P. Zooey: "Me pregunto cuánto falta para que una aplicación nos diga a quién votar"

En 'Corazones estallados', el escritor porteño incursiona en el ensayo para indagar en las formas que adquieren los vínculos humanos en una sociedad tomada por las redes sociales y las pantallas como mediadoras centrales a la hora del encuentro con el otro

lunes, 2 de septiembre de 2019 · 09:41 hs

En Corazones estallados, J.P. Zooey, el escritor porteño que hace dos años develó que ese era el seudónimo de Juan Pablo Ringelheim, incursiona en el ensayo para indagar en las formas que adquieren los vínculos humanos en una sociedad tomada por las redes sociales y las pantallas como mediadoras centrales a la hora del encuentro con el otro.

Zooey, de 46 años, reflexiona, en el libro editado por Compañía Naviera Ilimitada, sobre la vida política, afectiva y social contemporánea, desde las concepciones humanistas y posthumanistas, sin dejar de lado el humor y la parodia como herramientas que dan forma a su postura sobre las subjetividades y sus condiciones de posibilidad.

- Presentás la tensión entre humanismo y el posthumanismo casi en tono de parodia, ¿cómo fue esa apuesta?

- Se presentan dos modelos esquematizados, no creo que sean así en realidad, donde políticas humanistas contienen ingredientes posthumanistas y al revés. El humanismo nació en el Renacimiento relacionado con políticas que defienden la igualdad, la solidaridad, la fraternidad, la libertad. Consideramos posthumanismo aquello que separa la especie en dos a través de implantes tecnológicos, o muros que dividen a Estados Unidos de México y rompen la fraternidad para establecer diferencia entre grupos. Eso lo trabajó muy bien Michel Houellebecq en sus novelas, especialmente en "La posibilidad de una isla", y es reemplazar la libertad de albedrío que se funda en la conciencia por la guía del algoritmo. Por eso me pregunto cuánto falta para que una aplicación nos diga a quién votar.

- Fijás una postura: decís que sos un humanista que chequea todo el tiempo el celular.

- Me parece que los humanos deberíamos dedicarnos a defender lo humano porque está siendo hackeado por el posthumanismo pero también por todos los implantes y la inteligencia artificial, en lo que se están invirtiendo millones. Se pierde la libertad de albedrío, las comunidades de lectores, la empatía. Todo esto la ciencia ficción lo viene retratando muy bien en series como "Black Mirror” o "Years and Years".

- Planteás que las relaciones humanas están mediadas por las pantallas donde todo funciona en un plano virtual pero cada vez cuesta más el encuentro con un otro.

- El autor italiano Franco Berardi que dice que el precepto bíblico "amarás a tu prójimo" fue reemplazado por "amarás al lejano". Eso se puede ver al observar a dos personas conversar en un bar y como, después de un rato, cada una se pone a mandar corazones con el celular a quienes están lejos. El afecto se prolonga hacia lo lejano y se rompe hacia lo cercano.

- Hablás del gobierno de Macri y la Cenicienta. ¿Cómo sería eso?

- Lo primero que instaló el macrismo es que en los últimos 12 años se había vivido en una mentira, es decir, que todo había sido una ilusión, que a la gente le habían dado cosas que no podía ni merecía tener, ni que había trabajado para tenerlas y que producto de eso ahora había que pagar la fiesta. Eso se parece mucho a decir que el pueblo, la clase baja, la Cenicienta fue invitada a una fiesta para ascender unos escalones y pasar a ser una clase media y a las 12 se rompió el hechizo. Como dijo Cristina, en su último acto como presidenta el 9 de diciembre de 2015, que a las 12 se convertía en calabaza, la Cenicienta debió volver al sótano a fregar entre ratones, entre palazos, con gases, disminuyendo su autoestima a lo más bajo. Construir un relato político es importante porque es la capacidad de un político de hilvanar hechos que de otra manera aparecen desperdigados.

- ¿Cómo pensás la relación entre el humanismo y la política?

- Cualquier dirigente humanista tiene un enorme carisma pero apela a lo emocional que tiene que ver con la dignidad, el orgullo del pueblo, el deseo de crecer, con la igualdad, con la reunión. Había una publicidad en el gobierno de Cristina (Fernández) que proponía desconectarse al mismo tiempo que garantizaba computadoras a los estudiantes. Esa es una política humanista que el gobierno de (Mauricio) Macri vino a reemplazar quitando las computadoras a los estudiantes y plantando políticas de trolls a la gente conectada sin posibilidad de reunirse y articular políticas colectivamente.

- Esta dificultad de poner el cuerpo también la planteás en relación con la política.

- La política requiere un compromiso que supone poner el cuerpo. Sobre todo si tomamos a Madres y Abuelas como modelos políticos resistentes que desarrollaron políticas efectivas y como un símbolo emblemático de lo que significa la resistencia. El cuerpo procesa, tiene una lentitud que la velocidad de Internet no tiene. Para la memoria es importante el cuerpo. Pasando de la política a la lectura, un cuerpo que lee un libro en papel tiene una temporalidad distinta a un cuerpo que lee posteos en Twitter, en Facebook o en Instagram. A la noche lo que uno leyó en papel le quedó en la memoria, lo que leyó en pantallas no porque el cuerpo tuvo mucho menos tiempo de asimilarlo. La memoria es orgánica.