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Ciudades inclusivas: Cuatro ejemplos de productividad urbana a partir de la igualdad de género

Si bien las mujeres han avanzado en la esfera pública y económica, sigue existiendo una división del trabajo por género, la cual se ve reflejada en las estadísticas del uso de tiempo. La carga de trabajo no remunerado asociada al hogar es en promedio 3,5 horas diarias mayor para las mujeres que para los hombres en la región (Aguirre y Ferrari, 2014; Charmes, 2015). Las mujeres, en particular las madres que trabajan, tienen una sobrecarga de responsabilidades que pone en riesgo su salud física y mental (Southerton, 2003). Por ejemplo, algunas madres sufren de ansiedad ante la necesidad de cumplir y balancear las tareas domésticas y laborales, lo cual se agrava en el contexto de las grandes ciudades (Robeyns, 2003). Esta sobrecarga física y mental afecta su nivel de vida personal, familiar y profesional.

lunes, 18 de marzo de 2019 · 10:17 hs

El proceso de urbanización de América Latina—la región más urbanizada del planeta—ha tenido efectos tanto positivos como negativos. Por un lado, los efectos de la aglomeración en centros urbanos, tales como la concentración de oportunidades de empleo, la diversificación del capital humano y la inversión masiva en servicios públicos, han mejorado la calidad de vida de sus residentes. Pero el acceso a los beneficios de la urbanización no ha sido equitativo. Desde el punto de vista de género, esta inequidad afecta desproporcionalmente a mujeres. Por ejemplo, los salarios percibidos por mujeres son en promedio 19% inferiores a los de hombres en América Latina y el Caribe, y en muchos casos sus posibilidades de trabajar se encuentran limitadas a puestos administrativos y al sector informal (ONU Mujeres 2015; OIT, 2018). De igual forma, la mayoría de los hogares con bajos recursos son liderados por mujeres, quienes suelen vivir en viviendas precarias, con bajo acceso a los servicios básicos y a medios de transporte seguros y eficientes.

Si bien las mujeres han avanzado en la esfera pública y económica, sigue existiendo una división del trabajo por género, la cual se ve reflejada en las estadísticas del uso de tiempo. La carga de trabajo no remunerado asociada al hogar es en promedio 3,5 horas diarias mayor para las mujeres que para los hombres en la región (Aguirre y Ferrari, 2014; Charmes, 2015). Las mujeres, en particular las madres que trabajan, tienen una sobrecarga de responsabilidades que pone en riesgo su salud física y mental (Southerton, 2003). Por ejemplo, algunas madres sufren de ansiedad ante la necesidad de cumplir y balancear las tareas domésticas y laborales, lo cual se agrava en el contexto de las grandes ciudades (Robeyns, 2003). Esta sobrecarga física y mental afecta su nivel de vida personal, familiar y profesional.

Beneficios de una gestión urbana con perspectiva de género

Video: ¿Cómo planificar el desarrollo de una ciudad a partir de una perspectiva de género? Compartimos los casos de las siguientes ciudades latinoamericanas: Novo Hamburgo (Brasil), Montevideo (Uruguay), Rosario (Argentina) y Santiago (Chile).

La planeación urbana con perspectiva de género no solo beneficia a las mujeres, sino que ayuda a mejorar las condiciones de vida de personas de distintos grupos sociales que conviven en las ciudades. Por ejemplo, una ciudad compacta y policéntrica permite realizar múltiples actividades cotidianas relacionadas al trabajo productivo y reproductivo en menos tiempo, lo cual alivia la carga de mujeres y familias. De igual forma, una ciudad que toma medidas para mejorar la seguridad de sus peatones—tales como pavimentación ampliada, iluminación suficiente y el diseño universal—facilita el desplazamiento de personas con movilidad reducida y de tercera edad, mujeres embarazadas, madres y familias con niños. Adicionalmente, como muestra el Programa Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros de ONU Mujeres, crear ciudades seguras para mujeres, jóvenes y niñas fortalece la interacción social en el entorno urbano.

Con el fin de mostrar los beneficios que trae una planeación urbana con perspectiva de género, hemos desarrollado una nueva publicación titulada “Ciudades Inclusivas: Productividad urbana a partir de la igualdad de género”que compila cuatro casos de estudio—San Salvador (El Salvador), Nagareyama (Japón), Madrid (España) y México—en los cuales las autoridades y la sociedad civil lograron incorporar las necesidades de mujeres a la planeación urbana, y las mujeres han participado activamente en la transformación de sus comunidades. A continuación, algunas de las lecciones aprendidas a partir de cada uno de estos casos:

San Salvador: Ante los altos índices de criminalidad y la percepción de inseguridad que viven las mujeres en el transporte público de la ciudad, una emprendedora salvadoreña creó la Línea Rosa: un sistema de movilidad prestado por mujeres para mujeres en 2014. Este caso pone en evidencia logros importantes alcanzados a partir de este sistema de transporte inclusivo, tales como el empoderamiento social y económico de las mujeres y la mejora de la seguridad en el transporte urbano para mujeres y niños. Estos logros se asocian a un aumento de la autoestima al servir como plataformas para superar situaciones de discriminación y de incomodidad.

Nagareyama: El envejecimiento de la población y la baja natalidad ha obligado a varios municipios japoneses a buscar mecanismos innovadores para sostener su economía. El municipio de Nagareyama, una ciudad colindante a Tokio, implementó un plan urbano integral compuesto por una serie de programas destinados a crear un ambiente amigable para atraer familias jóvenes bajo la administración del Alcalde Izaki (2003-actual). Uno de los programas claves fue la implementación de un sistema integral de transporte y centro de entrega/recogida infantil que moviliza a los niños a las guarderías, ayudando a aliviar la carga cotidiana de las madres que trabajan en el área metropolitano de Tokio.

México: Este caso aborda el problema de la desigualdad laboral que existe a nivel nacional en México en los sectores de construcción y vivienda, y la necesidad de mejorar las condiciones laborales de la mujer en este entorno. En este contexto surge MULIV (Mujeres Líderes por la Vivienda), una asociación civil compuesta de mujeres profesionales creada en 2015 para promover la adopción de una visión de género en las políticas de estos sectores. Uno de los principales logros de esta organización ha sido incorporar esta visión en los criterios de diseño de infraestructura, en los servicios sociales y en la política de vivienda de interés social, a fin de facilitar el acceso a las mujeres. El caso destaca la necesidad de desarrollar políticas nacionales y lograr una mayor coordinación interinstitucional que facilite que más mujeres puedan participar en la economía nacional.

Madrid: Este caso revela la importancia de ver la ciudad desde la perspectiva de mujeres que vivieron en distintas épocas de la historia. A través del proyecto DIVERCITY—una iniciativa liderada por la Universidad Complutense, con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid y de la Unión Europea—se desarrolló una aplicación móvil llamada Ciudad de las Mujeres que busca convertirse en un instrumento de participación ciudadana accesible a personas de distintos estratos sociales y culturales.

Tal como muestran estos casos, un enfoque inclusivo y una perspectiva de género hacia el desarrollo urbano pueden generar grandes beneficios y oportunidades para una ciudad. Como bien expresaron Lefebvre (1996) y Harvey (2012), todos tenemos “derecho a la ciudad” y, por ello, somos los protagonistas del cambio en el lugar en que vivimos. Reconocer la mujer como agente de las transformaciones es clave para el desarrollo inclusivo y sostenible. Esperamos que las experiencias presentadas en este libro incentiven a muchas más ciudades a incorporar una perspectiva de género al urbanismo que sea impulsada tanto por los gobiernos como por los propios ciudadanos.

Referencias

Aguirre R y Ferrari F. (2014). Las Encuestas sobre Uso del Tiempo y Trabajo no Remunerado en América Latina y el Caribe. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Retrieved from: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5851/9/S1420397_es.pdf

Charmes, J. (2015). Time Use Across the World: Findings of a World Compilation of Time Use Surveys. UNDP. Retrieved from: http://hdr.undp.org/en/content/time-use-across-world-findings-world-compilation-time-use-surveys

Harvey, D. (2012). Rebel Cities: From the Right to the City to the Urban Revolution. New York: Verso.

Lefebvre, H. (1996). Writing on Cities. Cambridge: MA, Blackwell.

OIT. (2018). Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Avance Global sobre las Tendencias del Empleo Femenino 2018. Retrieved from: https://www.ilo.org/global/research/global-reports/weso/trends-for-women2018/WCMS_619603/lang–es/index.htm

ONU Mujeres. (2015). El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2015-2016.Retrieved from: http://progress.unwomen.org/en/2015/pdf/SUMMARY_ES.pdf

Robeyns, I. (2003). Sen’s capability approach and gender inequality: selecting relevant capabilities. Feminist Economics, Vol 9 (2-3): 61-92

Southerton, D. (2003). “´Squeezing Time´ Allocating Practices, Coordinating Networks and Scheduling Society “. Time & Society. Vol 12 (1): 5-25.

Edición: Andreina Seijas trabajó para la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES) y posteriormente para la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID desde noviembre de 2013 hasta julio de 2017. Andreina es comunicadora de la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas) y cuenta con maestrías en Política Social y Desarrollo (LSE) y Administración Pública (NYU). Actualmente se encuentra realizando un doctorado en la Harvard Graduate School of Design, donde se especializa en temas de planificación urbana nocturna.

LA AUTORA. Anri Hiramatsu se incorporó al BID en 2016 y trabaja con el diseño e implementación de los proyectos de desarrollo urbano y de LAB Ciudades con el enfoque al género, inclusión social y participación comunitaria en las ciudades de América Latina y el Caribe. Anteriormente, trabajó en Agencia de Cooperación Internacional del Japón, liderando el diseño, ejecución y evaluación en más de 40 programas de capacidad institucional de gobiernos subnacionales y de desarrollo local para transferir conocimientos y tecnologías japonesas a las ciudades de Asia, África y América Latina. Ha estudiado una maestría en Antropología Aplicada en American University como becaria del Banco Mundial. Ha sido becaria de CONACYT para estudiar en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (México), investigando sobre los pueblos indígenas en la Ciudad de México. Tiene una licenciatura en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Estudios Extranjeros de Tokio.

EL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO tiene mucha información sobre estos temas. Leé más haciendo clic aquí, en Ciudades Sostenibles.