Qué es el 'pacto del siglo” de Trump para israelíes y palestinos
Con un gobierno de derechas tomando forma en Israel, es un buen momento de analizar el plan de paz del gobierno de Trump.
Con un gobierno de derechas tomando forma en Israel, es un buen momento de analizar el plan de paz del gobierno de Trump para una de las regiones más convulsas del mundo.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, dio lo mejor de sí mismo para revelar lo menos posible sobre lo que el presidente Donald Trump llama "el pacto del siglo", su plan de paz para palestinos e israelíes, durante las rondas de preguntas con cuatro comités diferentes del Congreso en las últimas dos semanas.
No obstante, su testimonio ante los legisladores fue revelador.
En relación al calendario previsto, el plan se pondrá en marcha en cualquier momento entre "antes de (que pase) mucho tiempo" y "menos de 20 años", según dijo Pompeo.
La especulación entre los medios de Israel es que será a mitad de junio, tras las vacaciones judías y musulmanas.
Pero, ¿de qué se trata?
Lo que se sabe del plan
Fundamentalmente, Pompeo sugirió que la iniciativa no propondrá la creación de un Estado palestino, pese a que ha sido piedra angular de la política estadounidense durante más de dos décadas.
No lo dijo directamente, pero pareció enmarcar "la solución de dos Estados" en lo que consideró como "un conjunto de ideas anticuado y fallido, por el que no merece la pena volver a pasar".
Pompeo insistió en que el asunto debe ser gestionado por las dos partes implicadas, pese a las insistentes peticiones de los legisladores demócratas estadounidenses para que hiciera pública la posición del gobierno de Trump.
De manera incluso más alarmante para ellos, Pompeo no manifestó su oposición a la anexión unilateral de todo o partes del Cisjordania palestino ocupado por Israel, una acción que el primer ministro Benjamin Netanyahu advirtió que podría hacer.
Y dejó claro que la estrategia de su gobierno era "reconocer realidades":lo que nos ofrece una guía útil, teniendo en cuenta que las realidades que ha reconocido la Casa Blanca de Trump hasta ahora son las de Israel.
¿Cómo ha cambiado la política exterior estadounidense bajo Trump?
Recuerden que la formula para las negociaciones de paz ha sido lo siguiente: dos Estados en base a las fronteras del territorio árabe capturado por Israel en la guerra de 1967, con intercambios de tierras acordados de manera mutua; disposiciones de seguridad suficientes; una solución justa para los refugiados palestinos; y negociaciones para resolver el destino de Jerusalén, cuya parte oriental ocupada es reclamada por los palestinos como su capital.
Pero la Casa Blanca de Trump ha defendido que Jerusalén es la capital de Israel, ha cortado fondos para la agencia de la ONU que ayuda a los refugiados palestinos y ha aceptado la anexión unilateral de Israel de otro territorio ocupado, los Altos del Golán.
El nuevo enviado del Departamento de Estado de EE.UU. para combatir el antisemitismo, Elan Carr, ha reforzado la narrativa israelí en la política estadounidense.
Carr consideró que boicotear productos hechos en asentamientos judíos en Cisjordania era una postura antisemita, pese a que los asentamientos son ilegales bajo la ley internacional y se han expandido hasta tal punto que muchos dudan de si un Estado palestino es aún viable.
"Negarse a comprar productos hechos por comunidades judías y querer comprar productos hechos por comunidades árabes que viven al lado me parece discriminatorio", señaló.
¿Cuál ha sido la respuesta?
La adopción del gobierno de Trump de la postura del Ejecutivo israelí de derechas ha alarmado a las organizaciones judías liberales de EE.UU.
"Lo que han hecho hasta ahora te dice lo que pretenden realizar", opina Jeremy Ben-Ami del grupo de lobby J Street. "No tienen ninguna intención de llevar a cabo lo que podría posiblemente resolver el conflicto. En su lugar, acercarán la posición del gobierno americano a aquellos que están más a la derecha en el espectro político de Israel".
La Autoridad Palestina, liderada por Mahmoud Abbas, por su parte, ha boicoteado los esfuerzos estadounidenses, frustrando mayoritariamente al arquitecto del plan de Washington, el yerno del presidente Trump y su consejero, Jared Kushner.
Kushner, que es judío, está profundamente interesado en las relaciones entre Israel y Estados Unidos, por eso el presidente le puso al mando de encontrar una solución al irresoluble conflicto, según informaron medios estadounidenses.
Kushner y Pompeo han dicho que su estrategia trata de mejorar la vida de los palestinos, y que se pedirá a ambas partes que hagan concesiones.
Los detalles siguen manteniéndose bajo llave, pero lo que se ha filtrado en varios informes de prensa es un énfasis a las ayudas de miles de millones de dólares por parte de los Estados del Golfo Árabe para la economía palestina; la preferencia por la autonomía palestina en lugar del Estado palestino, y consolidar la dominación militar de Israel en Cisjordania.
¿Y la reacción palestina?
Un nueva encuesta mostró que una gran mayoría de palestinos apoyan el rechazo de su líder a la iniciativa, porque creen que no hay intención de cumplir ninguna de sus demandas nacionales fundamentales.
Abbas es muy impopular. Pero en un reciente viaje a Jerusalén, me contaron -de forma anecdótica- que los palestinos al menos le dan crédito por mostrarse firme en tres aspectos cruciales: Jerusalén, los refugiados y mantener los fondos para los prisioneros palestinos -a los que los israelíes consideran terroristas- pese a la presión financiera.
Bajo el duro interrogatorio ante el Congreso, Pompeo sí reconoció que para que el plan de paz funcione, debería ser aceptado tanto por israelíes como por palestinos.
"Para que haya una resolución pacífica -dijo-, la sociedad palestina tendrá que estar de acuerdo en que (el plan) tiene sentido".
Bajo ese estándar, todos los indicadores que se tienen hasta ahora apuntan a que el "pacto del siglo" será un fracaso. Pero esperaremos a que se desvele el plan, ya sea en dos meses o en 20 años.