Salud

Modafinilo: nueva droga de la juventud y la adultez

“Modafinilo: así es la droga inteligente que triunfa entre los estudiantes”, reza un aviso de internet. Qué ocurre cuando nos hacen pasar gato por liebre. Te contamos.

miércoles, 20 de marzo de 2019 · 09:53 hs

Cuando escucho que la realidad supera la ficción me recorre un escalofrío por la espalda. Y es que pienso que a veces no nos damos cuenta, o no nos queremos dar cuenta (que es mucho peor) de lo que, en nuestra insensata carrera hacia “el futuro” estamos sembrando.

Miles de niños y adolescentes (y adultos, por que no) emborrachados de mandatos de éxito y triunfo, empachados de necesidad de saber más y más, infundidos de ansia por salir al mundo y ser alguien importante en esta vida.

Exigimos más saber (¿saber?), mejores notas y más galardones que confirmen nuestra elevada inteligencia. Entonces, hay que hacer la carrera en el menor tiempo posible, luego la maestría, el doctorado y hasta el postdoctorado. Mientras, las exigencias laborales y económicas nos apremian.

“¿Qué se les irá a ocurrir ahora?...¡un muñeco viviente!, un minibot”, recitaban en la película “Inteligencia Artificial”. De nuevo, la realidad supera a la ficción.

Y es que, para poder cumplir con la amplia gama de “tener / deber”, hace tiempo nuestros adolescentes y adultos jóvenes (y no tan jóvenes también), vienen utilizando ciertas drogas para mejorar su rendimiento cognitivo y reducir las horas de sueño, aumentando las de “productividad”.

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El doctor Andrés Barboza, neurólogo, nos cuenta que el modafinilo es una droga que fue desarrollada para tratar la narcolepsia (trastorno del sueño que causa somnolencia excesiva) y los trastornos del sueño asociados a turnos rotatorios de trabajo. Hace unos años viene ganando adeptos porque, además, intensifica la capacidad de concentración, combate el cansancio y permite estar más de 20 horas despierto.

Pero, como sabemos, todo medicamento tiene efectos adversos. Los de esta droga incluyen: nauseas, cefaleas, nerviosismo, ansiedad e insomnio. Es bien sabido que, para poder obtener un rendimiento físico y cognitivo óptimos, las horas de descanso son oro en polvo. Paradójico: se busca dormir menos, pero ese mismo hecho va en detrimento de la productividad.

Según un estudio del Colegio de Farmacéuticos de Capital Federal, entre los años 2006 y 2008 el consumo de modafinilo se cuadriplicó. O estamos ante una epidemia de narcolepsia, u otra cosa está pasando.

El metilfenidato es una droga utilizada para el tratamiento de chicos con trastorno por déficit atencional. También está siendo altamente usado por estudiantes universitarios, para aumentar la concentración y la vigilia. Según estadísticas, en Argentina en 2005, 100.000 pacientes lo consumían. En 2008, 220.000 ¿epidemia de déficit atencional?

Por suerte, la Confederación Farmacéutica Argentina calmó el susto ante posibles pandemias: el consumo de estas drogas aumenta en época de exámenes en las universidades, y disminuye en las vacaciones de invierno y verano. Lástima que no hay emojis, si no, pondría una carita pensando.

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Si bien estos remedios no son de venta libre, se los puede conseguir sin mayor dificultad por internet. De hecho, si buscan en la web, existen millones de anuncios ofreciendo “drogas inteligentes” para estudiar. En varias universidades del mundo, los estudiantes compran y venden estos fármacos para conseguir notas más altas y lograr méritos académicos.

Pero, cuidado, ambos favorecen episodios epilépticos, alteraciones visuales, anorexia, predisponen a infecciones, a depresión y, como mencioné antes, insomnio.

Sabemos que las consecuencias físicas y psíquicas del insomnio no son positivas para nuestra salud, e implican: disminución en las capacidades cognitivas (atención, concentración, memoria), fatiga, ansiedad, depresión, abuso de sustancias (alcohol, psicofármacos), alteración en el metabolismo de la glucosa, aumento en la presión arterial, desregulación del apetito.

El doctor Barboza nos recuerda que hay hábitos de estudio que pueden implementarse fácilmente y que no tienen un costo negativo en nuestra salud, todo lo contrario, la mejorarán:

- Buena alimentación: comer variado, mezclando colores con una buena cantidad de proteínas aumenta la activación de nuestro cerebro.

- Actividad Física: Por un lado, el ejercicio aumenta el caudal de sangre disponible. Por otro lado, actúa como válvula de escape, posibilitando que el cerebro “se distraiga” y, se consolide, así, lo aprendido.

- Descanso: Numerosos estudios realizados han demostrado que buenas dosis de descanso intercaladas con los momentos de estudio, garantizan la consolidación de la información. Entonces, es sumamente útil preveer pausas breves para “recargar batería”.

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- Dormir lo suficiente: Durante el sueño, la memoria consolida lo aprendido durante el día. El dormir pocas horas no ayuda a un descanso reparador ni a garantizar un posterior recuerdo.

- Planificar: Organizarse de tal manera de disponer tiempo suficiente para repasar lo aprendido. Definir tiempos y horarios de estudio.

- Ser disciplinado con el horario de estudio: Esto es muy importante para crear un hábito. El estudiar la misma cantidad de horas, en el mismo momento del día, genera un circuito neuronal que tiende a mantenerse. Es como si nuestro cerebro se preparara porque sabe que durante ese momento hay que aprender.

- Establecer metas realistas: Debemos tener en cuenta los tiempos que tenemos para estudiar en relación con la cantidad de material a ingresar.

- Rendir, ser el mejor, pasar, zafar, terminar, no importa cuál sea el objetivo. El precio que están pagando nuestros jóvenes es caro, demasiado caro. Actuar desde el desconocimiento y la desinformación puede acarrear graves consecuencias, y entonces…. entonces ya ningún logro servirá.

Lic. Cecilia C. Ortiz / mat.: 1296 / licceciortizm@gmail.com