Salud

El trastorno obsesivo-compulsivo y la memoria

Además de limitar significativamente las actividades de la vida diaria, altera el funcionamiento intelectual. Te lo contamos.&nbsp;<br>

miércoles, 17 de abril de 2019 · 10:17 hs

Muchas películas figuran lo duro que es vivir con este trastorno, que, a veces, mirado desde afuera, parece ilógico y hasta chistoso. La famosa “Mejor imposible” y la española “Toc Toc”, por nombrar sólo algunas de ellas, exhiben personas atormentadas por una serie de actos y pensamientos repetitivos e indomables que generan malestar en ellos y en su entorno.

Cuando escuchamos TOC (trastorno obsesivo compulsivo) inmediatamente imaginamos a alguien que se lava las manos cada dos por tres, o que limpia constantemente (soy obsesivo/a de la limpieza, escuchamos decir).

Pero los síntomas de este trastorno van mucho más allá, desde contar elementos, hasta imaginar obscenidades, pasando por coleccionar objetos o comer determinados alimentos.

Una paciente refería que, además, “estoy desconcentrada, me cuesta prestar atención porque estoy pendiente de mi estado y de que nadie vaya a notarlos. Si estoy con amigos, me cuesta seguir sus conversaciones. He olvidado totalmente vivencias enteras, hasta lugares en los que he estado. Es como que estaba pendiente de mi parte oscura, de lo que no podía dominar de mí”.

El doctor Juan Ignacio Bacha, psiquiatra, nos cuenta que las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes o persistentes que provocan ansiedad y malestar intensos. Cabe aclarar que no son simples preocupaciones cotidianas que se desvanecen, sino que son ideas intrusivas, torturantes, que aparecen en el campo de la conciencia sin que la persona las pueda dominar. Son reiterativas y estables.

El paciente hace realmente esfuerzos sobrehumanos para evitarlos, obviamente, sin éxito. Bacha remarca que lo importante es que las ideas obsesivas son egodistónicas, es decir, no están en sintonía con la persona, “razón por la cual, la hacen sufrir”.

Una compulsión es un comportamiento fijo y estereotipado que lleva a cabo el paciente, generalmente, para evadir las obsesiones. Estas conductas devienen en verdaderos rituales.

Si bien es usual encontrarlas juntas, pueden darse las compulsiones sin obsesiones (que funcionarían para prevenir que surjan los pensamientos molestos) o las obsesiones sin compulsión, que son altamente resistentes al tratamiento.

La invasión de estas ideas y actos genera emociones de miedo, ansiedad, vergüenza y culpa, que, a su vez, promueven a ampliar el repertorio de rituales para mitigarlos, lo que conduce a incapacitar seriamente al paciente.

Para diagnosticar TOC, el Manual de diagnóstico y estadística de trastornos mentales (DSM V) indica que las obsesiones y compulsiones deben causar severo malestar en el paciente, deben ocuparle más de una hora por día e interferir en su rutina habitual o en su funcionamiento social y laboral.

El doctor Bacha apunta que el TOC suele comenzar en la adolescencia o adultez temprana. Si bien hay formas de comienzo infantil. El trastorno tiene períodos de acentuación de la sintomatología y períodos de remisiones parciales. Si es dejado a su libre evolución, nos dice el doctor Bacha, es altamente invalidante.

Los síntomas para prestar atención son:

- Temor a contaminarse por tocar ciertos objetos.

- Dudas acerca de si se cerró el gas, el agua, las puertas.

- Estrés intenso si ven algo fuera de su lugar u orientado de manera diferente.

- Pensamientos sobre gritar obscenidades o actuar de manera inadecuada en público.

- Evitar dar la mano, o abrazos por temor a contaminarse.

- Lavado y/o limpieza excesivos.

- Verificación permanente.

- Orden y pulcritud extremos.

- Contar y recontar objetos, palabras, etc.

- Mantener rutinas estrictas. Si son interrumpidas, debe recomenzar.

- Repetir en voz baja alguna frase, oración o rezo.

- Ordenar objetos mirando todos hacia el mismo lugar.

La gravedad de los síntomas varía en función del grado de insight del paciente, es decir, de la capacidad de darse cuenta de que son disfuncionales.

Además de las características conductuales y de pensamiento, recientes investigaciones avalan que los pacientes con TOC sufren alteraciones cognitivas importantes, que colaboran para impedir una adecuada actuación social y laboral.

En un meta análisis, el científico coreano N. Shin y sus colaboradores concluyeron que los sujetos con TOC padecen de un variado repertorio de fallas cognitivas, que consisten en: dificultad para sostener la atención, para recordar eventos, para organizar, planificar y tomar decisiones. Además, se detecta déficit en las habilidades de visuoconstrucción.

Esta aclaración resulta de suma importancia, teniendo en cuenta que, si la edad de inicio es la adolescencia o la adultez temprana, hablamos de sujetos que, o están estudiando, o trabajando, es decir, están en plena edad productiva, por lo que el impacto de las fallas cognitivas puede tener un peso importante.

El diagnóstico se lleva a cabo de manera interdisciplinaria y existe tratamiento específico para controlar los síntomas y mejorar la cognición.

Lic. Cecilia C. Ortiz/Mat.: 1296/licceciortizm@gmail.com