¿Cómo se producen y qué tienen los salmones de criadero?

Luego de la polémica suscitada en el mundo gastronómico argentino por la decisión de Francis Mallmann de retirar de la carta de todos sus restaurantes el salmón por considerar que produce grandes daños al medio ambiente y a la salud, que secunda el trabajo silencioso y la opinión de varios chefs de nuestro país, en MDZ Radio dialogamos con Gustavo Lovric, doctor en biología e investigador principal del Centro Austral de Investigaciones Científicas, para comprender los pormenores de lo que se quiere instalar en el sur de nuestro país y cómo funcionan estas salmoneras.

“Las salmoneras son jaulas circulares de unos 20 o 25 metros de diámetro -aunque algunas son rectangulares- que se ponen más o menos juntas. En este caso son doce, y ocupan el espacio de una cancha de fútbol. Cada una de estas jaulas tienen alojados miles de salmones y producen cada una unas cinco mil toneladas de producto por año. Están flotando en el agua, y tienen como 20 metros de profundidad”, dijo desde Ushuaia el científico.

“Tanto el salmón que se cultiva en Chile como el que se quiere cultivar en Tierra del Fuego es del Atlántico norte. Viene de las zonas de Escocia, Noruega y el norte de las islas británicas. Llegan cuando son chicos, con 15 centímetros de largo, y crecen aproximadamente hasta el metro, a los tres años. En ese momento se cosechan, se filetean y parten a los mercados”, siguió.

“Al ponerlos en la jaula producen una gran cantidad de desechos sólidos y líquidos. Los sólidos quedan por debajo de ella, acumulándose y matando la diversidad marina. Hacen un fondo negro, sin oxígeno... una suerte de barro con olor a podrido que mata toda la vida cercana a las jaulas. Los desechos líquidos -la orina de los salmones- producen nitrógeno y fósforo, que son como fertilizantes para algunas especies de algas, y justamente a las que mejor les va es a las que producen marea roja, que es mortal para humanos, aves y mamíferos”.

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“Esa acumulación de salmones hace que los lobos marinos que están cerca, y que son un atractivo turístico, vayan hacia las jaulas y las agujereen, pues son carnívoros. Gracias a esto, muchos salmones escapan, desparramándose por el ecosistema local y produzcan impacto negativo depredando y compitiendo con otros peces”, afirmó Lovric.

¿Por qué se habla de antibióticos en los salmones?

“Si uno junta un montón de gente en un cuarto, y uno está resfriado, lo más probable es que otros se contagien. Lo mismo pasa con los salmones en las jaulas: la cantidad importante de salmones que están dentro de ellas hace que se transmitan enfermedades y parásitos. Como muchas de ellas enfermedades son de origen bacteriano, se les inyectan antibióticos desde que son chicos”, explicó el biólogo.

“En general son los mismos antibióticos que se utilizan para curar enfermedades humanas: penicilina, amoxicilina, ampicilina. Las bacterias que sean resistentes a esos antibióticos pueden luego afectar a los humanos, pues este hecho de utilizar antibióticos hace que aparezcan bacterias resistentes a ellos”.

“Por otro lado, para combatir a los parásitos se usan insecticidas: el mismo que se usa en la casa para matar hormigas o cucarachas. Los insecticidas se colocan en piletas de goma que se llevan cerca de las jaulas, pasan a los animales por ellas y luego vuelven a las jaulas impregnados con el insecticida. No se sabe cuáles son las consecuencias en la alimentación humana, pero seguramente no son buenas. Además, esas piletas luego se vacían en el mar y lo que hacen es matar a todos los animales pequeños, el plancton, la centolla, los erizos, los mejillones, las cholgas, y más”, remarcó.

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