Conicet Mendoza

Las opciones para recuperar el Cerro Arco

El equipo interdisciplinario formado por la Universidad Nacional de Cuyo, el Conicet Mendoza y el Instituto Nacional de Agua, a instancias de la Fundación Cricyt y la Secretaría de Ambiente, está finalizando el diagnóstico del estado de degradación de las áreas afectadas por los incendios que arrasaron más de 1600 hectáreas en septiembre del año pasado, para luego determinar el plan de restauración. Existen dos posibilidades de regeneración: pasiva y activa.

martes, 16 de abril de 2019 · 09:43 hs

Los incendios que afectaron severamente los cerros Arco y Gateado, ocurridos en septiembre del año pasado y que arrasaron más de 1600 hectáreas de flora nativa, dejaron un profundo daño ecológico en el ya frágil y vulnerable ecosistema del piedemonte mendocino, como también privaron de importantes defensas naturales a cientos de pobladores ante riesgos aluvionales.

A fines del año pasado, la Fundación Cricyt firmó un convenio con la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial para llevar adelante un plan de restauración ecológica en ambos cerros. Así se conformó un grupo de trabajo formado por la Universidad Nacional de Cuyo, el Conicet Mendoza y el Instituto Nacional de Agua, el cual se encuentra elaborando un diagnóstico del estado de degradación de las áreas afectadas por los incendios, para luego avanzar con el diseño del mencionado plan.

Más de unas veintena de profesionales y estudiantes de los tres organismos convocados pusieron en marcha un programa que consiste en dos etapas. La primera corresponde al diagnóstico que determinará el alcance real de los daños producto de los incendios y sus umbrales de degradación, del cual surgirá un mapa que permitirá conocer en detalle las necesidades de restauración específicas. La segunda etapa consiste en la elaboración del plan en sí, que se debatirá entre los organismos intervinientes en conjunto con el Gobierno provincial y que, posteriormente, recibirá aportes externos de profesionales y habitantes y usuarios de las zonas afectadas.

Estudiantes de la Facultad de ciencias agrarias de la uncuyo trabajaron varias días recolectando datos del estado de la flora y fauna de los cerros afectados.

La recolección de datos comenzó a mediados de febrero con la obtención de imágenes satelitales y fotografías tomadas por drones en zonas afectadas y no afectadas. Luego se practicaron trabajos de campo en 32 sitios de muestreo previamente seleccionados y distribuidos en cuatro ambientes (bajo cauce, ladera de solana, ladera de umbría y pastizal de altura), monitoreando el estado tanto de la flora como la fauna del lugar. Esta última tarea estuvo a cargo de estudiantes avanzados de Ingeniería en Recursos Naturales, supervisados por investigadores del Conicet y la UNCuyo, finalizando los relevos el viernes pasado.

Ahora el equipo interdisciplinario está procesando la información obtenida de las imágenes y las muestras de campo, tarea que llevará poco más de un mes hasta lograr un primer informe de avance que permitirá conocer la magnitud de la degradación en los mencionados cerros y sus zonas circundantes.

Restauración activa y pasiva

El estudio de diagnóstico facilitará la elaboración del plan de restauración ecológica y, aunque faltan los resultados finales, es muy probable que, para los sectores afectados, éste contemple dos formas de regeneración del medio ambiente: pasiva y activa.

Mariano Cony, ingeniero agrónomo y docente de Ciencias Agrarias de la UNCuyo que integra el equipo interdisciplinario, explicó a MDZ en qué consisten las restauraciones pasiva y activa: "La restauración pasiva radica en el favorecimiento de la regeneración natural de aquellas especies que tienen mayores posibilidades de recuperarse por sí solas en un determinado lapso de tiempo. Por ejemplo, se practica un cierre perimetral para que esas plantas no sean afectadas por el ganado doméstico o el paso de visitantes.

los incendios en el challao ocurridos en septiembre del año pasado afectaron más de 1600 hectáreas.

"La restauración activa, en cambio, se basa en una intervención humana más intensa y que necesita un mayor gasto de energía, dando resultados más rápidos. Un ejemplo concreto es la producción de plantines en viveros que luego son llevados a los campos afectados para plantarlos y cuidarlos durante cierto tiempo".

En ese sentido, Cony expresó que "la restauración pasiva siempre es mucho más económica por unidad de superficie que la activa, dado que esta última insume mayor energía a costos más elevados".

Un factor determinante a la hora de decidir cuál tipo de restauración aplicar es el tiempo de espera. En ese sentido, Cony marcó un interrogante que parte de una discusión más amplia: "Generalmente la restauración activa se realiza cuando la pasiva es muy lenta o, en algunos casos, directamente es inaplicable. Entonces, ¿cuándo se decide llevar adelante un programa de restauración activa? Depende del tiempo que la sociedad esté dispuesta a esperar para que ese ecosistema se recupere naturalmente, involucrándose aspectos técnicos, sociales y económicos. Además se tienen en cuenta los beneficios que da ese sistema a la sociedad".

De todos modos el docente universitario ponderó la restauración activa, al considerarla "una herramienta sumamente valiosa para recuperar un sistema, inclusive con la misma eficiencia que una restauración pasiva si se hace con determinados criterios ecológicos desde el punto de vista del estudio".

parte del equipo que trabaja en el diagnóstico y futuro plan de recuperación ecológica del cerro arco.

La importancia del piedemonte y la concientización social

Los incendios del año pasado dejaron graves daños que, más allá de la pérdida ecológica, significan un grave riesgo para los habitantes de las zonas cercanas. En ese sentido, Cony resaltó "la importancia de la flora del piedemonte como agente de retención de aluviones" y consideró que "hay zonas que se han quedado con una menor cobertura vegetal que anteriormente actuaba como un freno a la velocidad del agua y al arrastre de material hacia sitios más bajos, donde hay barrios enteros".

Por ello, el plan de restauración puede significar una oportunidad de concientización, según Cony: "Nuestra idea es convocar a la sociedad para que nos ayude a llevar adelante este plan. Queremos aprovechar esta situación de crisis para que la gente tome conciencia de lo que cuesta restaurar un ecosistema, porque muchos creen que estas plantas, como son nativas y crecen naturalmente, son de fácil regeneración, y eso es algo mucho más complejo".

Dicha convocatoria estará especialmente dirigida a quienes transitan los cerros Arco y Gateado, como bikers, caminantes, corredores y parapentistas, sin dejar de lado a los pobladores urbanos y rurales de las zonas circundantes. "Ya me llamaron varias personas ofreciéndose a colaborar", destacó el ingeniero agrónomo.