Arte que motiva

¡Sos tu cómplice! ¿Te parecés a vos?

Un nuevo domingo y llega "Arte que motiva", la columna que nos interpela, de Juan Barros para MDZ con su estilo personal.

Juan Barros
Juan Barros domingo, 3 de marzo de 2024 · 07:00 hs
¡Sos tu cómplice! ¿Te parecés a vos?
Creer en el camino, lo abre. Foto: Ilustración de Juan Barros.

En una publicación de Jorge Luis Borges de 1984 señalaba lo singular de la hipocresía argentina y como el culto de la imagen nos lleva a una profusión de eufemismos: “Otra especie del género son los eufemismos pomposos. Un ciego, yo lo soy, ahora es un no vidente”.

¿Tenés hipo? Enfermedades crónicas. Hipocresía

Lo que queremos ver no es lo que podemos ver. ¡Podés ver tal como te mirás! 

¿Te parecés a vos?. La aprobación del otro. ¿Te aprobás?
Para muchos de nuestros contemporáneos la pregunta tradicional: "Decidme cómo puedo salvarme» ha dejado de tener sentido". ¿De qué habría que salvar a un hombre?”. (Relatos de un peregrino ruso)

Cuando no somos lo único que podemos ser… dejamos de ser lo que somos.
La realidad es reemplazada por el escenario.
¿Qué hacés creer?
¿Cuál es tu público?
No querés parecerte a lo que sos.
¡Querés ser lo que parecés!
Igual me encontró
Una tarde rota…
Detrás de mí
Alguien lloró:

Ilustración de Juan Barros.

¿Quién sos…? (confesiones de la hipocresía)
La realidad es la mejor prescripción.
Prescribe tal como sos…
En el guión… ¿Sos tu doble?
¿Doble vida? ¿Dónde te quedaste?
¿En la denuncia?
Y caer en la tentación… de juzgar a los otros.
A la luz se alcanza a ver…
¿Me recordás como soy o como sos?
El abrazo nos vuelve al otro.
Nos convierte en lo que somos.
Hay tanto como lo que das…

¿Somos lo que hacemos creer?

La nostalgia es un ideal. Y… vivir sin humor es como estar frente a un espejo a oscuras. ¿Sabés Ver?
“Ya ningún grupo social está a salvo de la catarata de decepciones. Mientras que las sociedades tradicionales, que enmarcaban estrictamente los deseos y las aspiraciones, consiguieron limitar el alcance de la decepción, las sociedades hipermodernas 
aparecen como sociedades de inflación decepcionante. Cuando se promete la felicidad a todos y se anuncian placeres en cada esquina, la vida cotidiana es una dura prueba. Más aún cuando la “calidad de vida” en todos los ámbitos (pareja, sexualidad, alimentación, hábitat, entorno, ocio, etc.) es hoy el nuevo horizonte de espera de los individuos.

Ilustración de Juan Barros.

¿Cómo escapar a la escalada de la decepción en el momento del “cero defectos” generalizado? Cuanto más aumentan las
exigencias de mayor bienestar y una vida mejor, más se ensanchan las arterias de la frustración. Los valores hedonistas, la superoferta, los ideales psicológicos, los ríos de información, todo esto ha dado lugar a un individuo más reflexivo, más exigente, pero también más propenso a sufrir decepciones.

Después de las “culturas de la vergüenza” y de las “culturas de la culpa”, como las que analizó Ruth Benedict, henos ahora en las culturas de la ansiedad, la frustración y el desengaño. La sociedad hipermoderna se caracteriza por la multiplicación y alta frecuencia de las decepciones, tanto en el aspecto público como en el privado”. (La sociedad de la decepción. Gilles Lipovetsky).

¡No seas tu decepción!
¿Querés ser lo que sos?
¿Sos lo que sentís?

Juan Barros. Ilustración de Lisandro Ruiz.

Juan Barros, energizante natural. Apto para todo público.

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