Perrupato, Sícoli y Tagarelli: los tres médicos de pueblo que curaron y dejaron una marca en Mendoza
Alfredo Perrupato, Domingo Sícoli y Victoriano Tagarelli fueron médicos rurales que dejaron marcas imborrables en Mendoza. Su historia y los sitios que llevan su nombre.
Continuando con la saga que pretende interiorizarnos en el porqué del nombre de los hospitales públicos de Mendoza, proseguimos con la historia (sintetizada) sobre la vida de tres facultativos que darán merecidamente la denominación a distintos hospitales departamentales. Médicos distinguidos que consagraron su vida al servicio de su comunidad. Un homenaje social que inmortaliza una vida ejemplar y el alto honor vecinal de que el hospital de la “patria chica” municipal lleve su nombre.
Victoriano Tagarelli
Caso típico del “médico de pueblo” que transformó una salita de primeros auxilios en un hospital. Siempre lo reconoció: "si no fuera por el apoyo de los vecinos y la entrega de mis colegas, esta obra hubiera sido imposible", sostenía asiduamente.
Fue un precursor de la Atención Primaria de la Salud. Y un comprometido vecino de Eugenio Bustos. Participó activamente en los grupos de vecinos que reclamaban por la luz, el agua potable, el asfalto, la mejora en el servicio de transporte público. Su compromiso social hizo que participará como dirigente en la Liga Sancarlina de Fútbol. Pero además colaborará gratuitamente con todas las instituciones deportivas de la zona.
Infinidad de anécdotas lo recuerdan por su estricta capacidad organizativa y su exagerado rigor por la higiene y la limpieza. Fue docente. Recordado con afecto por sus compañeros y estudiantes.
No alcanzó a ver hecho realidad su sueño: el "nuevo" hospital de San Carlos. Aunque su nombre lo hará inmortal.
Domingo Sícoli
El Doctor Sícoli nació el 4 de agosto de 1909. Llegó a Lavalle desde la Ciudad de Mendoza con el fin de hacer el reemplazo de una guardia y se quedó por más de 30 años. “Y pensar que vine por un tiempito, no más”, sostenía entre risas.
Por ese tiempo tenía 35 años, y el departamento de Lavalle no contaba con un médico, mientras el sistema de salud local era muy precario. A eso había que agregarle la enorme población rural que vivía en el secano lavallino.
Siempre, desde sus inicios, el "microhospital" local fue dirigido por él. Contaba solo con asistencia básica y atendía algunas cirugías de suma urgencia. Él montó una sala de maternidad.
En Lavalle constituyó su familia. Se casó con María Elvira Camarasa. Tuvo 3 hijos. Uno de sus hijos y un nieto continúo su camino profesional. Formó parte de cuanta comisión de fomento, social, cultural o deportiva lo requiriese. Fue presidente de la Cooperativa Villa Tulumaya e integró el Club de Leones.
Durante años, una bicicleta fue su único medio de movilidad. En la actualidad una escuela departamental (la Nº 2 - 019) y el hospital público de pueblo lo honran con su nombre. Falleció el 13 de junio de 1973
Alfredo ítalo Perrupato
Nació en Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1885. Cuando estaba comenzando el siglo XX, allá por 1909, obtuvo el título de médico cirujano en la Universidad Nacional de Buenos Aires y al poco tiempo decidió mudarse a Mendoza.
Egresado de la universidad porteña emprenderá un derrotero que lo llevará por caminos insospechados. El destino hizo que el Este mendocino lo albergara como uno de sus vecinos. Trascurría 1915.
El tiempo lo consagrará como un ilustre ciudadano de San Martín. Su trayectoria y honorabilidad lo convierten en "inmortal", permaneciendo vivo en el recuerdo de su pueblo, y como justo reconocimiento público, el Hospital más importante del Este mendocino merecidamente lleva su nombre.
Su vida profesional en Mendoza comenzó a transitar en épocas de cambio. Un nuevo signo político llegaría al poder, y con ello una serie de transformaciones que se verán concretadas en varios terrenos sociales, favoreciendo claramente a los sectores medios de la sociedad y a las zonas rurales.
En el terreno de las políticas de salud pública, Mendoza había generado un replanteo de la organización sanitaria tras el terremoto que destruyó la provincia a mediados del siglo XIX, pero siempre circunscribiendo la atención a centros hospitalarios en torno a la capital mendocina. Además, parte de la atención estaba supeditada al accionar de la Sociedad de Beneficencia de Mendoza y la Iglesia Católica, quienes disponían de fondos y organizaban parte del servicio sanitario y social. En los departamentos mendocinos la situación sanitaria era distinta. Carecían de hospitales y solo excepcionalmente, algunos médicos matriculados habitaban en los ámbitos rurales, donde la empírica figura del "curandero" tenía el patrimonio de la atención ciudadana ante la carencia de médicos surgidos del campo científico y académico.
Ese fue el caso en el Departamento de San Martín cuando Alfredo Perrupato llegó al Este mendocino. Por ese entonces, en el departamento solo existían dos pabellones de salud para atención de primeros auxilios.
Lejos estaba de contar con movilidad motora, solo un caballo tordillo poseía el Doctor Perrupato para movilizarse entre los puestos y huellas de San Martín.
También fue un vecino con un gran compromiso social y político para con su comunidad. Fundador del partido Radical en San Martín, senador provincial y diputado nacional por la UCR. Socio fundador del Rotary Club del departamento, profesor fundador del Colegio Nacional de San Martín, socio fundador del Club Social San Martín y médico del Club Atlético San Martín por muchos años.
Cuentan que en sus pocos ratos libres tenía como hobby recopilar estampillas, contando con una valiosa colección siendo reconocido en el campo de la filatelia nacional.
La calle Arjonilla al 110 de la ciudad de San Martín fue el domicilio donde vivió el médico. Una chapa de bronce marcaba el lugar: "Consultorio médico quirúrgico del doctor Alfredo Perrupato". Años después, a pocos metros de lo que fue su casa, bautizaron con su nombre a una calle. Pero el homenaje más significativo que el departamento hizo en agradecimiento a su tarea fue designar con su nombre, el 17 de agosto de 1984, al Hospital Regional de San Martín del que fue director varios años.
Murió en Mendoza, el 13 de noviembre de 1974. Tuvo tres hijos: Alfredo, Alicia y Raquel. Los restos del médico están enterrados en el cementerio del Buen Orden, en la tierra que fue escenario de gran parte de su vida.