Real o emocional: cómo combatir el síndrome de tener hambre todo el día
La licenciada en nutrición Martina Daireaux analizó esta faceta que atraviesan muchas personas, sus causas y algunos consejos para poder lidiar con ella y no caer en desórdenes alimenticios.
¿Te pasó alguna vez que, sin ninguna razón aparente, sentís que tenés hambre todo el día? Sin importar que hayas hecho todas las comidas del día, esa compulsión por querer comer te persigue y no encontrás las razones. ¿Cómo lidiar con esa faceta?
La licenciada en nutrición Martina Daireaux analizó este síndrome que atraviesan muchas personas, sus causas y, en diálogo con MDZ, brindó algunos consejos para poder atravesar estos períodos sin caer en desórdenes alimenticios.
"Estamos acostumbrados a comer por ansiedad o impulsados por emociones. Por eso, me parece fundamental entender que a las emociones hay que trabajarlas, pero no con comida, que es el punto más difícil ya que lo que eso provoca es tapar algún problema. Y lo hacemos porque la comida da placer. Entonces es fundamental detectar qué emociones estoy teniendo en ese momento en el que siento que tengo hambre todo el tiempo y calmarla con otra cosa que no sea comida", aseguró la especialista, creadora de Daireaux Nutrición (en Instagram @daireauxnutricion).
¿Por qué hay períodos en los que tenemos más hambre? Para Daireaux, las causas pueden ser variadas. "Puede ser por algún motivo emocional -como decíamos antes-, o, en el caso de las mujeres, estar atravesando el período premenstrual. Está demostrado que, hormonalmente, esta fase aumenta ´las ganas de algo dulce´. Pero, también, esa sensación de tener hambre en forma permanente puede estar asociado a la mala ingesta, a dietas muy restrictivas, o a no recibir todos los macronutrientes necesarios para nuestro cuerpo", aclaró la especialista en nutrición.
-¿Tener hambre todo el día puede llegar a vincularse posteriormente en lo que llaman ´atracón´? ¿Qué ocurre con tu cuerpo cuando comes mucho?
-El atracón aparece por un montón de causas. Puede ser frecuente en los casos que hay restricción de alimentos: cuando no comí todo eso que quiero, cuando me lo permito, y como de más. Solemos decir: "La deuda de hambre se paga con comida". Cuando comemos mucho, entorpecemos la digestión, y también se entorpece el funcionamiento de todo en el cuerpo. Y cuando comemos apurados o haciendo otra cosa en paralelo, nos generamos distensión abdominal, malestar, y otros padecimientos similares.
-¿Influyen algunos alimentos más que en otros en este síndrome de tener hambre en todo momento?
-Está comprobado que los alimentos procesados y ultraprocesados generan adicción por sus componentes. Además, están asociados a esa premisa que "lo prohibido es lo deseado". Por eso, hacemos siempre hincapié en no prohibirse de comer tal o cual alimento. Lo ideal es alimentarse en forma variada, un poco de todo, siempre saludable pero con variedad.
-¿Qué conductas se deben adoptar o cuál es la clave para evitar tener siempre hambre?
-La clave para no tener hambre todo el día, es hacer comidas que tengan todos los macronutrientes. Es decir, que tengan hidratos de carbono, proteínas, grasas saludables, y no restringir muchos alimentos. Cualquier dieta restrictiva nos va a llevar a más deseo de comer eso que nos prohibimos. Desde la nutrición enseñamos siempre a comer de todo. Obviamente haciendo foco en la calidad y en el disfrute sin culpa de aquello que no es tan saludable, pero que igual comemos. Pero especialmente, los especialistas enseñamos a trabajar las emociones sin comida. Porque cuando ese hábito está internalizado, es muy difícil distinguir cuándo hambre real y cuándo es hambre emocional.