El importante consejo de un especialista para las mujeres que postergan la maternidad
Los avances de la ciencia y el acceso a los tratamientos de fertilidad favorecen muchas veces incluso a quienes deciden tener un hijo a edad avanzada. Pero para la medicina, es fundamental que los pacientes se informen antes de diferir la maternidad.
Tres generaciones de la misma familia unidas por una misma pasión. Desde sus abuelos Rodolfo Pasqualini, famoso endocrinólogo y Christiane Dosne, científica argentina especializada en medicina experimental en leucemia y la primera mujer en ser miembro de la Academia Nacional de Medicina, Rodolfo Agustín es hijo del famoso especialista en fertilidad, Sergio Pasqualini, uno de los precursores en el país de las técnicas de reproducción asistida.
"Desde muy chico supe que iba a ser médico. Siempre me fascinó lo que hacía mi abuela, lo que decía mi abuelo, y toda la actividad que hasta el día de hoy realiza mi padre", le dice Agustín Pasqualini a MDZ, director médico de Halitus y continuador de un legado que cada día cobra mayor importancia.
Concebir un hijo no siempre resulta una tarea sencilla. Y allí, donde el orden natural a veces no ofrece respuestas, la ciencia tiene un rol esencial, con adelantos tecnológicos sofisticados que propician el milagro de la vida.
La infertilidad puede ser un desafío emocional y físico; cada caso es único y en la dificultad de la concepción inciden diversos factores. En el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad, el doctor Pasqualini resaltó la importancia de concientizar y educar a la sociedad sobre los cada vez más comunes problemas de fertilidad.
- ¿La infertilidad es más común de lo que parece?
- Qué buena pregunta. Sí, probablemente. Quizás antes pocas parejas consultaban y hoy, gracias a la difusión que hay, y también a partir de la aprobación de ley de fertilidad, en 2011 en la provincia de Buenos Aires y en el 2013 a nivel nacional, empezó a hablarse un poco más de la fertilidad. Siempre se creyó que era algo para pocos, porque eran tratamientos muy costosos y todo se hacía de manera particular. A partir de la ley de fertilidad empieza a cambiar obviamente el acceso a los tratamientos, pero también se empezó a hablar más que antes. Era como un tema tabú, como hablar de algo prohibido. Se dice que el 15% de la población reproductiva puede estar buscando embarazo y no logrando el embarazo. Pero no todos llegan a la consulta.
- Precisamente durante junio que fue el mes de la fertilidad, se le escuchó decir en varias oportunidades algo vinculado justamente con el tratamiento social de la infertilidad.
- Exacto, porque uno no sabe si, en una reunión familiar o con amigos, puede tener adelante a alguien que está pasando por una situación de búsqueda de embarazo. Hay que cuidar las palabras, cuidar las preguntas. Esto es fundamental, porque quizás esa pareja ya viene atravesando por un proceso de dificultad. En la medida que las personas quieran contar, obviamente hay que escuchar y acompañar, pero en la medida que no cuenten nada, no hace falta preguntar. Y a veces se da también en un grupo de amigos que uno rompe el hielo contando una vivencia propia sobre dificultad para concebir y eso puede animar a que otros compartan su historia.
- ¿Qué es lo que no habría que preguntar?
- Obviamente depende de la confianza que tenga cada uno con la otra persona que tiene enfrente, pero me parece que se puede preguntar de ciertas maneras. Creo que la forma de preguntar es sin trasladar presión; no decir "che ¿y vos para cuándo?". Es algo del ámbito muy privado, pero si uno está pensando en buscar ayuda o si ya ha consultado, hay que buscar la vuelta. Cada persona es un mundo.
- ¿Y cómo se puede ayudar?
- Quizás no meterse en cuál es su problemática, pero sí sugerirle una consulta con una especialista.
La importancia de la inteligencia artificial
- ¿Cómo benefician a la reproducción asistida los avances tecnológicos, la inteligencia artificial, etc.?
- Es una de las especialidades médicas que más se beneficia con los avances de la ciencia, la nuestra tiene muchísimos avances en todos los aspectos. Hoy por hoy nosotros tenemos avances edilicios, por decir una manera, en lo que es la calidad del aire, el control de calidad de los laboratorios en los procesos internos que tenemos en la parte médica de reproducción. Eso más que nada lo que hace a los tratamientos en general, después cosas puntuales, mejores medicaciones, mejoras de equipamiento del laboratorio, mejoras en los medios de cultivo. Todo eso hace que los resultados año tras año vayan mejorando.
- ¿Podrá la inteligencia artificial reemplazar en algún momento la manualidad en los tratamientos?
- Hoy por hoy, lo que está más de moda y quizás tiene muy buena aplicabilidad, es la inteligencia artificial, que en medicina reproductiva impacta mucho porque se la puede utilizar para selección espermáticas, para la selección de óvulos y para la selección embrionaria. La realidad es que la IA reemplaza muchos etapas del proceso, por ejemplo ayuda a seleccionar los mejores óvulos, los mejores espermatozoides y los mejores embriones, pero la manualidad hoy por hoy sigue siendo la regla.
- ¿Cuántos embriones se transfieren?
- La intención siempre es transferir en día cinco, que es el máximo día que el embrión puede estar en el laboratorio antes de su transferencia. Y muchas veces tenemos parejas que tienen cinco o seis embriones y siempre es ideal transferir de a uno para evitar el riesgo de embarazo múltiple. Y ahí es donde la IA es fundamental, porque nos ayuda a saber cuál de esos cinco es el mejor embrión para transferir. Por otro lado, existe lo que se llama cultivo embrionario Time Lapse, que son incubadoras, que tienen una cámara adentro que nos permite ir viendo el desarrollo embrionario. Esa incubadora tiene a su vez un software de inteligencia artificial que nos ayuda a determinar, de acuerdo con distintas instancias que ha sufrido el embrión, cuál es el mejor para transferir.
- La ley de fertilidad fue un gran avance. ¿Hay algún aspecto para mejorar?
Sin duda. Hoy por hoy me parece, creo yo, que hay un montón de parejas que por suerte tienen acceso gracias a la ley. ¿Puede ser mejor la ley? Siempre se pueden mejorar las cosas, pero me parece que le da oportunidad a un montón de gente que hoy por hoy no podría afrontarlos porque son tratamientos costosos. Obviamente que quizás favorece más a pacientes que tienen obra social y prepagas, y quizás a nivel de atención en hospitales públicos se hace un poco más difícil por carencias que tienen los hospitales; incluso quizás en ese ámbito haya otras prioridades.
- ¿Cuánto cuesta un tratamiento, aproximadamente, sin cobertura?
- Es muy variable, pero aproximadamente, sin la medicación de estimulación, puede rondar entre los $100 mil para los de baja complejidad y $700 mil para los de alta complejidad. Bajo el paraguas de una prepaga esos costos están cubiertos, aunque quizás hay alguna cuestión puntual de las prácticas que está dentro de un tratamiento que no está cubierta, pero es mínimo respecto al valor total de un tratamiento.
La deuda del debate de una ley de embriones congelados
- ¿Usted cree que debería darse el debate respecto de una regulación para el uso de los embriones congelados?
- Sí, yo creo que sí. Nosotros como institución tenemos embriones congelados desde los años 90, más o menos. Hoy por hoy tenemos pacientes que probablemente tengan más de 60 años, donde las historias clínicas no tenían ni el cuatro delante del número de teléfono. Tampoco existía el mail, por lo tanto no hay forma de contactarlos.
- ¿Y qué sucede con esos embriones?
- Como hay un vacío legal, nosotros los tenemos guardados, obviamente sin movimiento, no hemos descartado nada. Por eso me parece que hay que darle una solución a aquellas parejas que de pronto sí se quieren ocupar de sus embriones, pero no quieren seguir manteniéndolos y quieren darle otro destino. Como centro nos perjudica porque no podemos darle solución a un montón de parejas que realmente quisieran disponer de sus embriones.
- ¿Durante cuánto tiempo se pueden guardar?
- Biológicamente no hay tiempo. Lo que puede afectar a las células es el cambio de estado, el proceso de congelación y descongelación, y hoy por hoy la sobrevida de los embriones a la descongelación es del 98%, la cual es muy bueno. Es decir, que a nivel embrionario no hay problema.
- ¿Se puede acceder a la donación de embriones?
- Sí. Hay mujeres que hacen tratamiento encarando el proyecto monoparental o parejas que tendrían que recurrir a la donación de óvulos y banco de semen. Y quizá por distintos motivos, no tienen problemas en si hay algún embrión donado o algún embrión que esté disponible para utilizar. Entonces lo que hace la pareja que tiene un embrión y por motivos diversos los quiere donar, lo mismo que los óvulos, es firmar un consentimiento de donación.
- ¿Y qué pasa con los embriones que hace décadas fueron "abandonados" en los centros de fertilidad?
- Siguen estando ahí.
- ¿Cuál es el tiempo que pasa para que una pareja decida donar un embrión?
- En general, la estadística marca que, más o menos, las parejas que vuelven a utilizar sus embriones lo hacen dentro de los tres primeros años. Si ya después del quinto año de tener embriones no volvió, es raro que vuelva a utilizarlos.
- ¿Hasta qué edad se recomienda el uso de un embrión congelado?
- Uno escucha casos de embarazos a los 52, 53, o casos extremos como 65 años. Pero en general hay un consenso de que a partir de 50 años no sería recomendable por los riesgos que puede traer a la madre y al niño. Pero depende mucho de la historia particular de cada pareja. No es lo mismo una pareja que de pronto a los 51 empieza a hacer todo este recorrido, que una pareja que se encuentra a los 51 después de diez años de búsqueda, con cinco tratamientos encima y quiere optar por una nueva alternativa. Son situaciones distintas que muchas veces las tenemos contempladas.
El tiempo para decidir ser madre
- ¿Planificación reproductiva o planificación familiar?
- Un término lindo es la planificación reproductiva. En general, como especialistas en medicina reproductiva, los pacientes a veces nos llegan un poquito más avanzados. Creo que estaría bueno educar a las pacientes para que pregunten a su médico ginecólogo respecto del futuro reproductivo si no lo tienen pensado. Y si el ginecólogo no es especialista en medicina reproductiva o no sabe del tema, o no quiere opinar, que no prive de información a la paciente, sino que le diga que consulte un especialista en medicina reproductiva. Hoy por hoy nosotros podemos evaluar la reserva ovárica mediante una ecografía y un análisis hormonal y, por las dudas, saber en qué situación de reserva ovárica está esa mujer.
- ¿Cuáles son las alternativas para las mujeres que postergan la maternidad y cuál es el mensaje?
- Hoy hay que saber que la congelación de óvulos en edad temprana es una buena alternativa para aquellas mujeres que, por distintos motivos, difiere de su maternidad. Hace años, la edad promedio de congelación de óvulos estaba en 38 años más o menos. Hoy por hoy se ha bajado casi a 35 36, con lo cual sigue sin ser quizás lo ideal, pero es mucho mejor. Se va viendo una curva descendente, muy probablemente por todo el trabajo que se hace para difundir la importancia de vitrificación de óvulos. Este es un mensaje importante para las chicas jóvenes que hoy postergan su maternidad, porque no podemos volver el tiempo natural atrás. Y lo que ocurre o lo que se ve muchas veces es que hay un montón de mujeres jóvenes con baja reserva ovárica. La edad es buena pero no es un seguro de que está todo bien.
- ¿Cuál es la edad ideal?
- Ideal entre 33 y 35 años es el pico reproductivo, donde hay mejores chances; a partir de ahí declina. Entre 30 y 35 años.
- Por último ¿qué recuerdo tiene de esa infancia rodeada de personalidades de la ciencia y la medicina?
- Muy lindo. La verdad es que creo que desde estar en ese ámbito ya sabía de chico que quería ser médico, después meterme en la carrera y seguir los pasos de mi padre me terminaron llevando hacia la ginecología, pero yo de chico siempre decía que iba a ser médico. Siempre me fascinó lo que hacía mi abuela, lo que decía mi abuelo y ahora igual con toda la actividad que hace mi padre.