Avanzan las paradas seguras en el país pero terminan vandalizadas y no funcionan

La inseguridad es uno de los temas que más preocupa a los argentinos en distintos puntos del país, pero el conurbano bonaerense sufre una ola de crímenes que parece inabarcable. Como solución, el Ministerio de Transporte de la Nación planteó, y sigue expandiendo, una red de "paradas seguras" que buscan disminuir la comisión de delitos en las paradas de colectivos y, al mismo tiempo, acercar la respuesta de los organismos de seguridad.

Aunque la red de paradas seguras no se circunscribe solo al Gran Buenos Aires, sino que también funciona en otras localidades del país que sufren de un alto nivel de inseguridad, como Rosario, la mayoría de ellas se encuentran en la provincia de Buenos Aires. Las mismas tienen un sistema que incluye un botón antipánico, además de un intercomunicador conectado a un centro de monitoreo, cámaras de vigilancia de 360 grados con reconocimiento facial, balizas, altavoz y puertos para la carga del teléfono celular.

Diego Kravetz, Secretario de Seguridad y Movilidad Sustentable de Lanús, habló con MDZ y explicó los motivos por los que dicho municipio resolvió no instalarlas en sus calles: "los botones antipánico no son funcionales. Los hechos de inseguridad en las paradas duran segundos, por lo que entre el alerta y la llegada de la unidad pueden pasar minutos", señaló.

Además, agregó que la demora, en un momento así, hasta tocar el botón, "puede quitarle la posibilidad a la víctima de tomar otra decisión, como la huida, y evitar el robo". Kravetz, que está a cargo del área de Seguridad de Lanús desde 2015, indicó también que los sistemas de cámaras como el altavoz "pueden funcionar para disuadir al delincuente", aunque también aclaró que el altavoz podría funcionar para delitos que requieran de un tiempo para cometerse y no para este tipo de casos. "Esto, como las alarmas vecinales, sirven para alertar ante el robo de una casa o si hubiera personas ingresando ilegalmente a una propiedad, no para arrebatos que duran segundos", remarcó.

En cuanto a las cámaras, lo comparó con el pedido de choferes y empresas de colectivo de instalarlas en sus unidades: "Discutí mucho sobre la funcionalidad de las mismas, pero desde las empresas demostraron que funcionaba para disuadir al agresor, como el caso de la línea 9, que presentó menos hechos de inseguridad desde su instalación", explicó. Este pedido no es exclusivo de las líneas que circulan por Lanús, sino también de muchas otras empresas que atraviesan zonas inseguras, como la Zona Oeste, donde ocurrió el crimen del colectivero Daniel Barrientos, de la línea 620, a fines de marzo.

Lo cierto es que las paradas seguras ya se están instalando y requieren de una inversión estatal de gran porte tanto para su colocación como para su mantenimiento, ya que muchas terminan siendo vandalizadas. Al respecto, Diego Kravetz remarcó que la colocación de las mismas "no parecen coincidir con la realidad que estamos atravesando", haciendo énfasis con los tipos de delitos que suelen suceder en las paradas de colectivos y la funcionalidad de las mismas para evitarlos.

Las paradas seguras avanzan y también el vandalismo

Respecto al avance del programa, el Ministerio de Transporte de la Nación anunció en febrero la instalación de más de 2 mil paradas seguras en todo el país, distribuidas entre Rosario, Resistencia y 37 distritos de la provincia de Buenos Aires. Ayer, la misma cartera informó una inversión de cientos de millones de pesos para la instalación de 35 unidades en la localidad de Zárate.

Al mismo tiempo, en Rosario, a pesar de haber sido anunciadas en febrero, se firmó un acuerdo entre Pablo Javkin, intendente local, y Diego Giuliano, ministro de Transporte nacional, para el desarrollo e instalación de 50 paradas seguras en una de las ciudades que están en la mira por los graves hechos de inseguridad. En total, en todo el país, están instaladas 2.868 paradas seguras en todo el país.

Según fuentes del Ministerio de Transporte, la responsabilidad del mantenimiento de las paradas seguras depende exclusivamente de los municipios. Las mismas son grafiteadas, sufren robos de cámaras y ataques al alimento de energía que requieren estas unidades, por lo que terminan sin poder cumplir con la función para la que fueron instaladas.