Entrevista MDZ

Cecilia Cé: "No tenemos educación emocional, hay mucho desconocimiento y mucha incomodidad con el sentir”

Es psicóloga y la búsqueda de respuestas la llevó a sumergirse en el ámbito de la sexualidad. “Más disfrute, menos drama”, pregona desde sus redes en las que habla de mucho más que sexo. En diálogo con MDZ habla de cómo son las relaciones hoy y cuenta qué hay detrás del fenómeno que es un boom.

Florencia Rodríguez Petersen
Florencia Rodríguez Petersen jueves, 25 de mayo de 2023 · 09:16 hs
Cecilia Cé: "No tenemos educación emocional, hay mucho desconocimiento y mucha incomodidad con el sentir”
Con más de un millón de seguidores, Cecilia Cé ha logrado trascender fronteras con su mirada sobre la sexualidad y los vínculos. Foto: Julián Volpe - MDZ

Pasó del consultorio a las redes, de ahí a los bares, al teatro y ahora, cuál rockstar, sale de gira por el mundo con “Beer & Sex Night”, un espectáculo que empezó siendo casi un juego y acabó poniendo sobre la mesa un sinfín de cuestiones que atraviesan a la sexualidad. Para toda una generación, Cecilia Cé es referente a la hora de pensar las relaciones y no es para menos, ya que con más de un millón de seguidores, la psicóloga es una genuina influencer y levanta la bandera de algo que ha dado en llamar “sexualidad libre, empática, responsable”. 

Aunque aclara que su show -una suerte de stand up participativo- no tiene guión, está en las antípodas de la improvisación. Estudió psicología y es sexóloga clínica. Multifacética, hace clínica, investigación y difusión aparte de abrir espacios a donde están invitados a plantear sus dudas. Su secreto es hablar de cuestiones serias de forma accesible y directo. Llama a las cosas por su nombre y cuando este no existe o es muy complejo, crea palabras que sus seguidores incorporan al lenguaje. Eso sí, aunque su lenguaje es llano, no pierde de vista la ciencia. 

Está más sexualizado todo pero sigue habiendo vergüenza

Cecilia Cé insiste una y otra vez en el hecho de que cada persona y cada relación es única. Sin embargo se permite generalizar, consciente de que hay patrones que pueden repetirse. Aunque su target son jóvenes de entre 20 y 40 años, la siguen muchas personas fuera de ese rango.

“Tengo consultas de personas mayores. Con la edad aparecen problemáticas que tienen que ver con lo físico. Es inevitable. Está bueno tener información: aparecen la sequedad y el dolor, que durante años a nadie le importó y que muchas veces se dice que es normal. Y no es normal. Por suerte hoy se pide ayuda. También la pérdida de la erección es fruto de la edad”, comenta la sexóloga.

Además, dice que tiene “consultas hermosas de gente muy bella que a los 60 años está con una pareja y no entiende qué tiene que hacer. A veces me escriben para preguntarme cómo moverse en la cama y está buenísimo eso”, dice. Enumera otras consultas de este grupo: desde personas que le comentan que hasta los 60 nunca habían tenido un orgasmo, hasta parejas que le plantean si pueden usar juguetes sexuales o le comentan sobre su deseo de abrir la pareja. 

La sexóloga influencer divide su trayectoria en antes y después de la pandemia. No es azarosa su referencia: el encierro y la distancia atravesaron profundamente los vínculos y las relaciones. Antes del confinamiento, en 2019, publicó “Sexo ATR”, su primer libro. Un año más tarde, lanzó “Carnaval toda la vida” y en abril de 2022 -ya sin confinamientos- editó “Vinculear: prácticas para el buen sexo”. El cuarto ya está en camino “y es muy diferente a los demás”.

No tenemos educación emocional, hay mucho desconocimiento y mucha incomodidad con el sentir

“Sexo ATR era un libro en un contexto donde se necesitaba información urgente y en un lenguaje más simple. Carnaval toda la vida de alguna manera lo completa, abarca todas las etapas de la vida, es más extenso. Y Vinculear es pospandemia, necesitábamos ir al cuerpo, tiene que ver con conectar, es para dos personas. NO está pensado tanto en la autoestimulación sino que son técnicas y prácticas para conectar, para entrar en la escena sexual justamente teniendo en cuenta la ansiedad que venimos manejando”, explica haciendo un recorrido desde su primer libro hasta el último publicado. 

Se detiene para dar un adelanto de su cuarto libro -aun sin publicar- que trata sobre el deseo.   “El deseo toca todas las aristas de la sexualidad y de la persona, por eso es tan fascinante. Cuando trabajás el deseo, trabajás toda la historia de la persona, sus creencias, su infancia, su afectividad, sus vínculos, su relación con el cuerpo, su día a día… Todo”, detalla y completa: “Y sabemos que hoy por hoy hay una dificultad del deseo y no se está teniendo tanto sexo como uno pensaría”.

En cuenta regresiva para su primera gira por Europa, no puede ocultar sus nervios. “Ir a España es algo que vengo buscando desde el año pasado y finalmente se concretó. Creo que va a ir la mujer argentina que lleva a su novio europeo. Y va a ser muy interesante. Hay un desafío con el lenguaje porque me caracterizo por tener un lenguaje bastante argento”, dice entre risas. Tiene dos shows en Madrid, en el Teatro Alcalá, este fin de semana y el siguiente, 2, 3 y 4 de junio, se presenta en el Teatro Eixample de Barcelona.

En esta sexualidad libre te vas a la cama con alguien que ni conocés y el cuerpo necesita sentirse cómodo

“El show tiene una historia muy particular. Nunca pensé en hacer un show u obra teatral. Sino que se fue construyendo y tiene que ver con el intercambio con la gente”, confiesa Cecilia Cé, la sexóloga que esquiva la censura en redes y cuya fama ha trascendido fronteras. 

-¿Cómo surgió el show y cómo se transformó a lo que es hoy?
-Arrancó en 2018. Yo tenía 15 mil seguidores y recibí un mensaje que decía: “Qué tal si nos juntamos a tomar una cerveza y hablar de sexo?”. Ahí dije: “Bueno, ¿Quién se prende?”. Yo tenía armada una especie de guión porque hacía despedidas de soltera y un bar conocido. Armé algo más largo pero ni siquiera está escrito. Era un pasillo entre mesas. Eran 50 personas, hicimos eso durante un año y medio, buscando bares cada vez más grande. Fuimos a otros lugares. Y cuando llega la pandemia, el destino, el bar ya no era viable y por eso hicimos la apuesta en el Paseo La Plaza, sin saber muy bien cómo iba a funcionar. Ahí el show se volvió mucho más redondo. 

-¿Está de moda hablar de sexo?
-Sí. Bastante. En realidad hay una necesidad, más que una moda, de brindar información. Los profesionales vamos a las redes porque esta información se necesita, porque si no se generan las problemáticas y las falsas creencias. Entonces fuimos a las redes ante la falencia de una educación formal en otro ámbito

-¿Cuáles son los errores más urgentes que los profesionales salen a responder o clarificar en redes, libros, el teatro…?
-Hay un cambio igual, porque hoy la información empieza a estar más accesible. Lo primero fue desde lo más básico. A veces uno piensa que la información más básica está y no, hasta eso hay que explicar. Es muy importante no dar nada por sentado porque la realidad es que no tenemos información y es lo que nos pasa con el cuerpo, explicar la anatomía, el proceso sexual, de explicar los términos en un lenguaje accesible, porque no es sólo qué explico, sino cómo… Y a veces es difícil usar un término que no sea técnico y a veces es necesario usar un lenguaje más llano. Yo no soy médica, pero de anticonceptivos me preguntan sin parar cosas que son quizás que uno debería saber. 

-¿Cuál es la consulta más absurda que recibiste?
-No sé si absurda, pero muchas veces está la idea de que te van a dar una respuesta de algo que le pasa a otra persona porque ni siquiera te consultan en primera persona. Sino que te escriben por ejemplo: “Estoy saliendo del hotel, son las 3 de la mañana, estuve con un chico y no pudo, no tuvo una erección, ¿qué pasó?”. Y bueno, hace falta un poco más de contexto. Consultas así vienen a hacernos dar cuenta de la dificultad con la comunicación, lo difícil que es hablar de sexo, la vergüenza que hay. Nos faltan palabras para animarnos a preguntar de una manera que no sea ofensiva y entonces buscamos a un tercero que venga a poner palabras, que pueda decir o explicar, armar un puente de comunicación con el otro. Y mucho de eso pasa en el show: voy viendo a las parejas y empiezan a hablar. Está bueno porque es generar un puente de comunicación con algo que sigue siendo difícil hablar.

Es muy difícil decir ‘vamos de a poco’ porque está muy instalado ese mandato de irse a la cama y tener sexo

-¿Por qué crees que todavía nos cuesta hablar? Porque, del otro lado, pareciera que hoy ya no hay tabúes y sin embargo hay temas que siguen siendo difíciles…
-Sí, sí. Hay temas que son difíciles. Está más accesible o “de moda” hablar. Está más sexualizado todo, por decirlo de una manera, pero sigue habiendo vergüenza. Esto es muy novedoso. Que podamos hablar de esto es de hace apenas un par de años, entonces todavía se tiene que hacer carne la comodidad tras siglos de censura, represión y falta de información. No lo vamos a ver tan rápido al cambio. Hoy pasa que la gente te dice: “Ya sé que esto está bien, sin embargo, a nivel emocional me sigue dando vergüenza, me siento incómoda, me da asco, no me gusta. Lo sé, pero no lo siento”. Logramos saberlo, falta el proceso de bajarlo y de sentirnos cómodos y sentirnos seguros. Y también hay una paradoja en esto. Hay mucha información y eso genera una exigencia, entonces queremos tachar todos los casilleros y eso no está bueno. La idea es generar preguntas que las personas se puedan responder. Pero estamos en una sociedad en la que queremos cumplir con todo. En la sexualidad es qué está bien, qué está mal, qué es normal… Uno se va comparando y no te puedes comparar porque es completamente diverso.

-Entonces, no existe un normal…
-Existe un saludable. Por ejemplo, no es normal tener dolor y entendemos por normal eso, lo saludable y lo general, quizás, pero, pero no lo que está bien ni mal, sino lo que nos hace sentir bien y lo que nos hace sentir mal.

Cecilia Cé habla de sexualidad haciendo foco en el deseo que atraviesa por completo la vida de las personas.

-Te metiste en la sexología buscando entender a otras personas y dar respuestas más allá de la psicología y hay algo que decís que es interesante en esta sociedad de contradicciones que es: “Es más fácil ir a la cama que tener una charla sobre temas personales”...
-Bueno, volviendo a lo tabú: hoy las emociones son el tabú número uno. Sentir es ah, no está de moda. Sentir no está bien visto: el que siente, pierde. Hay una pose muy fuerte en los jóvenes que creo que es un poco de esta libertad, de ser independientes, de haber cuestionado el amor romántico, de poder elegir si formar una pareja o una familia que antes no podíamos elegir… Y un poquito creo que también nos fuimos un poquito de mambo. Hay mucha individualidad. Lo cierto es que no se cultivan los valores, no tenemos educación emocional, hay mucho desconocimiento y mucha incomodidad con el sentir. De hecho vivimos una cultura que anestesia, que no favorece el sentir con una híper exigencia, con unos tiempos acelerados, con muchas cosas que nos distraen. Entonces quedarse en la emoción, está mal. Hoy la angustia, por ejemplo, está mal vista. Hay que ser feliz, todo es posible, hay mucho mensaje de eso, entonces hay una incomodidad en eso de la introspección, el silencio, en tramitar las emociones. Nadie quiere sufrir por amor. Es terrible… Sin embargo, de ahí salen las mejores obras artísticas. Y está bueno empezar a revalorizar eso. Pero nadie quiere sufrir por amor ni se quiere frustrar ante una primera cita.

-¿Cómo se juega esta desconexión de las emociones con el propio deseo y el deseo del otro?
-Ahí está la problemática. En esta sexualidad libre que podemos tener… Después te vas a la cama con alguien que ni conocés, con quien no llegaste a tener intimidad ni tenés confianza… y el cuerpo necesita sentirse cómodo. Una premisa es que para que aflore la respuesta sexual, la excitación a nivel físico, me tengo que sentir seguro y cómodo. Y a veces eso no se llega a construir tan rápido. Es muy difícil para las personas poder decir “no, vamos de a poco” o “yo quiero algo diferente” porque está muy instalado ese mandato de irse a la cama y tener sexo.

De la demisexualidad a la dificultad de sentir: los problemas de la sexualidad hoy

-Ahora se habla de demisexualidad… Hay como una necesidad de poner un título a algo que en otro momento tal vez parecía “lo normal”.
-Claro, es como “a mí me pasa esto que siento que conectar con alguien es distinto de lo que me dice todo el mundo, que puede irse del boliche con alguien sin conocer y yo, ¿dónde entro?’ Demisexualidad, pongámosle el nombre, visibilicémoslo. La palabra tiene la función de aliviar, digamos.

-¿Qué tan sano o tan grave es que necesitemos una palabra para nombrar algo que sería “normal”, sano o habitual?
-Creo que, justamente, lo que no se nombra a veces uno no sabe si existe o no. También tiene que ver con los cambios de la forma de relacionarnos. Son palabras nuevas que aparecen ante la falta de nombrar algo que cambió. Así como en los vínculos aparece esta posibilidad de ir a la cama con alguien a quien conocés en una aplicación, que es algo muy inmediato, aparece la necesidad de nuevas formas de nombrar.

-Supongo que es difícil generalizar, pero se decir que entre las mujeres las consultas más comunes son estas y entre los varones estas otras?
-Sí. Deseo, que es mi tema favorito, es una gran problemática y tenemos un montón de factores para que eso suceda. Entre los varones, mucha dificultad con la erección que tiene que ver con modelos sexuales, con mandatos y con roles de género. Las problemáticas responden a un modelo sociocultural y sexual. Entonces al varón que se le pide potencia, que se le pide la penetración, porque hay una sexualidad -sobre todo de la mano de la pornografía, que está haciendo estragos en la sexualidad porque lamentablemente el consumo de pornografía es en adolescentes muy jóvenes- donde hay un guión en el que aparece el pene erecto durante no sé cuánto tiempo... Esa exigencia se traduce en un varón que pierde la erección porque se pone nervioso. Y son varones jóvenes o sea que no es una problemática orgánica de un varón más grande o que tenga una patología. Son varones jóvenes, entonces son problemáticas en la erección que tienen que ver con algo emocional: nervios, exigencia, hiper estímulo. Cuando ponen el cuerpo, cuando tienen que conectar, no les responde y les da terror porque no saben cómo manejarlo. 

-¿A las mujeres nos pasa menos?
-Lo que tenemos, es que no está expuesto. Si no estuviera todo centrado en la penetración, haríamos otras cosas, pero a veces no sabemos qué hacer sin penetración. Y la consulta de la mujer es: ‘Tuve una cita, no hubo erección, no supe qué hacer. ¿Qué pasó? No entiendo. No sé que otra práctica hacer, no sé cómo responder’. En cambio, podemos no tener un orgasmo y nadie se entera. Pasa todos los días, pasa muchísimo. Entonces es otra la problemática. Es más bien: ‘No siento’, ‘No la paso bien’, ‘Estoy desconectada’, ‘Llego sola pero no cuando estoy con alguien y no sé qué hacer para que eso suceda’. Esas son las problemáticas más asociadas a lo femenino. 

La urgencia de conectar con el deseo 

“Tenemos un nivel de desconexión con las sensaciones impresionante”, dice Cecilia Cé. No se refiere exclusivamente a la sexualidad sino que hace referencia a la vida cotidiana. “Hay que preguntar a la persona qué momento de placer tiene en su día a día. Siempre digo: tenés media hora para comer y lo hacés sentado, a las apuradas y con una pantalla. Tiene consecuencias”, reflexiona. Y sigue: “No sé ni qué como, ni miro, ni huelo, ni saboreo. Hay algo de pérdida de lo sensorial que se traduce a la sexualidad, que es cuerpo, que es textura, que es temperatura, que sabor y eso se tiene que entrenar. No puedo poner a jugar un recurso en la cama que no tengo ningún momento de mi vida”. 

El stand up de Cecilia Cé, que empezó un poco por casualidad en un bar de Buenos Aires, ahora llega a España.

Según la licenciada Cé, “a veces pensamos que la cama es un mundo aparte. Y estoy súper ansioso, acelerado, desconectado pero ‘Ah, en la cama tengo que responder’ y eso se tiene que entrenar en algún momento. Tenemos toda una sociedad en la que estamos explotadísimos, con culpa, comparándonos todo el día, con una exposición altísima donde todo el tiempo te sentís en falta. Si dormís, te da culpa si dormiste de culpa y es placer eso. La falta de sueño afecta al deseo”, expresa. 

-Pero, del otro lado, está el auge de los juguetes que de alguna manera es “comprar” el placer…
-Es comprar el placer. Es efectivo. Y es rápido. Es la solución rápida. Siempre digo que es como la escalera mecánica. Bajás del subte y pensás que deberías ir por la escalera porque es más saludable y autogestivo. Pero da fiaca y subís por la escalera mecánica. Con el juguete pasa lo mismo. No lo uses siempre, mechalo. La idea es no caer en la escalera mecánica en la salida del subte.

-¿Estamos, como sociedad, mucho más abiertos a usar juguetes o es algo que recién está entrando?
-Los juguetes hicieron un estallido en la pandemia. Creo que subieron las ventas un 300%. Es una locura. Pero es que insisto, todo lo que pasa en la sexualidad tiene que ver con un contexto. Entonces, en un contexto donde la problemática orgásmica en la mujer tiene unos índices altísimos por falta de información, por el tabú, por todas las cuestiones culturales que hacen que eso se sostenga, en un momento donde no había contacto y cuando los vínculos estaban en crisis. Era algo funcional. Más allá la pandemia, hay dificultad con los vínculos, por eso se volvió tan frecuentes el uso de juguetes sexuales

Archivado en