Bioarte y posthumanismo

Las tecnologías que cambiarán radicalmente a la humanidad en los próximos años: ¿estamos preparados como sociedad?

En entrevista con MDZ, el bioartista Oliverio Duhalde cuenta su mirada sobre el momento que estamos atravesando como especie y busca generar un cambio de conciencia a través de su arte.

Nicolás Hornos
Nicolás Hornos domingo, 1 de enero de 2023 · 08:03 hs
Las tecnologías que cambiarán radicalmente a la humanidad en los próximos años: ¿estamos preparados como sociedad?
El Posthumanismo ayuda a entender al ser humano del Siglo XXI como un ser múltiple en coexistencia con la naturaleza y tecnología Foto: Pixabay

Blockchain, metaverso, viajes a Marte, robots, inteligencia artificial, clonación, ingeniería genética; ideas e inventos que comenzamos a explorar como especie hace varios años pero ya son parte de nuestra vida colectiva. Estas tecnologías emergentes comienzan a plantearnos nuevos problemas, desafíos y dilemas éticos como sociedad.

La ciencia ficción siempre nos ha planteado una mirada apocalíptica del mundo con el uso de varias de estas tecnologías. Como sociedades de control donde la tecnología toma el poder o supera al ser humano y escenarios donde los recursos naturales escasean y la desigualdad social es abismal.

Pero la ciencia ficción solo plantea el problema. Parece ser que es mucho más fácil darlo todo por perdido y que el pesimismo vende más. Tal vez la literatura y el cine de ciencia ficción sean premoniciones de ideas del presente imaginario colectivo y necesitemos un modo de pensar sustancialmente nuevo para sobrevivir.

Crecer es tener problemas nuevos, pero como decía Albert Einstein, "Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia en el que se creó".

Oliverio Duhalde es productor e ingeniero en sonido y bioartista. Como artista, reflexiona con el posthumanismo y pone sobre la mesa los problemas de la sociedad actual. Pero a diferencia de la ciencia ficción, sus obras de arte buscan una solución. Particularmente, generar una comunión entre tecnología y naturaleza.

Oliverio Duhalde

En entrevista con MDZ, el bioartista Oliverio Duhalde nos cuenta su mirada del futuro cercano

-Con todas las tecnologías emergentes que aparecieron el los últimos años parecería que la humanidad no va a ser la misma que conocemos ahora ¿Podríamos decir que estamos atravesando un momento bisagra como humanidad?

-Estamos atravesando lo que se conoce como una singularidad en la historia. Se trata de un evento donde hay un antes y un después en la historia y cambia las reglas de juego. Por ejemplo, el Big bang, la aparición de la vida, la extinción de los dinosaurios. Pero también en la historia de la humanidad podemos nombrar singularidades como la etapa de piedra, bronce, la aparición de la máquina de vapor, hechos que van cambiando las herramientas. Siempre han habido singularidades en la historia pero lo curioso es que la gran mayoría siempre han sido externas, no hemos sido nosotros los responsables de esa singularidad. Ahora estamos en un momento donde la humanidad, en los últimos tres o cuatro siglos ha empezado a tomar conciencia, cada vez más aceleradamente, de su capacidad de influencia en el destino propio del lugar donde vive. Ahí es donde empezamos con nuevos dilemas éticos porque ¿Qué haces? ¿Pensas en el aquí y ahora o en el futuro intangible? En lo que todos los científicos están de acuerdo es que en el siglo XXI las cosas van a cambiar radicalmente y muy rápidamente. Yo creo que estamos en un momento apasionante como especie.

-¿En qué momento empezamos a tomar conciencia de que influimos en el medio ambiente?

-Yo creo que la aplicación del método científico de la ciencia de la historia empezó a generar una propiocepción de la especie nuestra en el tiempo. Esto no existía antes. Antes era una fantasía el pasado, estaba todo desordenado. Entonces la ciencia de la historia comienza, con su revisionismo, a rearmar un hilo que explica cómo, por qué y de qué manera llegamos al hoy. Ese mismo impulso también se pasa de largo del presente y se convierte en lo que muchos llaman la futurología. La futurología lo que intenta, de alguna manera, es anticiparse a lo que fácticamente va a suceder. Esto se da con actores muy particulares, que son: los escritores de ciencia ficción, los científicos teóricos y los artistas. Todos los demás van detrás. Generalmente los políticos no piensan en un futuro a mediano plazo porque no les interesa, ya no van a estar ahí. Los empresarios tampoco, la gente de a pie tampoco, si bien hay gente que le interesa a nivel cultura general y está realmente preocupada, hay una conciencia creciente sobre estos temas. En definitiva, desde la aparición de la imprenta (1440) podríamos decir que empezamos a influir en el medio ambiente. Esto que tarda unos 300 años en consolidarse son las puertas para la vulgarización del conocimiento. Es decir, que la gente común comienza a manejar el conocimiento. Particularmente, llegamos a momentos que cada vez se aceleran más. Inventos como la telegrafía y la radio fueron revolucionarios. Y estos eventos que cambian nuestros modos y relaciones son cada vez más cortos y cada menos tiempo. Después de la década del 50 se vuelve mucho más fácil archivar cosas, esto es importantísimo. Porque ya cualquiera podía grabar cualquier cosa, empezaba a haber tecnología capaz de grabar al alcance de la mano entonces se construye una memoria colectiva. Todo este conocimiento termina volcándose en lo que conocemos hoy como internet y se da comienzo a la interconectividad del mundo. Luego aparece un gran desarrollo de la industria del software, principalmente motorizada por los videojuegos. A partir de ahí comienza el desarrollo de lo que nosotros empezamos a reconocer como inteligencia artificial.

-¿Cuáles crees que son las dos tecnologías principales que cambiarán radicalmente la sociedad?

-La primera es la inteligencia artificial (IA). Yo creo que es bastante probable que en los próximos años tengamos que reconocer como especie que eventualmente creamos una especie, y después ver qué es lo que esa especie quiere hacer. Obviamente en capacidad de cálculo es muy peligroso porque en un milisegundo puede resolver lo que no podría resolver toda la humanidad si hablamos de computación cuántica. Entonces ¿Qué tan rápido puede ir en su programación una computadora así? Ese es el dilema que tenemos los seres humanos. Si nosotros tenemos una inteligencia capaz de desarrollarse a tal velocidad, en 10 segundos ya decidió todo lo que tenía que decidir: si te va a destruir como civilización, si te va utilizar; etc. No hay manera de ganarle a una inteligencia así. Los temas que se discuten son muy pesados y es nuestra responsabilidad poner estas cosas en la mesa. Por otro lado, hay que ver qué vamos a hacer, porque va a suceder, cómo vamos a lidiar con algo que es inmensamente más rápido inteligente y astuto que nosotros. Esto entra dentro del mundo del posthumanismo, cómo se piensa la humanidad después de la humanidad.  Ahora, el día que una inteligencia artificial llegue a desarrollarse de tal manera que sea irreconocible de un ser humano, estaremos ante la presencia de un ser artificial que no sabemos si está vivo porque va a empezar a ser una charla ontológica ¿Tiene alma o no tiene alma? ¿Quién es su creador? Estos dilemas que estamos teniendo ahora, el arte tiene muchísimo para decir.

Foto: Pixabay

-¿La otra?

-La otra tecnología que creo que va a marcar nuestro siglo XXI son las biotecnologías. Las biotecnologías creo que van a tender a una lucha muy ardua que consiste en empezar a entender en que el hombre podría modificarse genéticamente a sí mismo para fines específicos. Por ejemplo, vivir en el espacio o en ambientes hostiles como Marte. Definitivamente si queremos conquistar el sistema solar y luego las galaxias, cosa que inevitablemente deberíamos hacer porque si no desapareceríamos como especie, vamos a tener que modificarnos genéticamente. Probablemente no solo seamos una civilización transplanetaria, sino que vamos a ser transgénica. Esto trae otros dilemas éticos. Como decía Blas Pascal, “El hombre supera al hombre siempre” ¿Qué haríamos en una sociedad en donde una persona cuando nace ya está preconfigurada para hacer una tarea específica? Va contra la definición del hombre, porque este puede decidir. Acá hay un escritor de ciencia ficción que lo vio con mucha anticipación que es Aldous Huxley con ‘Un mundo felíz’. En lo que es ingeniería genética los avances son monstruosos. No me cabe la menor duda de que vamos a poder manipular el ADN con muchísima libertad. El tema es qué tipo de humanos van a estar disponibles para someterse a ese tipo de terapias y qué sociedades van a estar a favor o en contra. Definitivamente es una ventaja competitiva enorme como especie. Otro tema es que cuando comencemos a modificarnos, es preguntarnos cómo hacer para mantener los equilibrios sociales en una sociedad que ya está dividida de esa manera. Esto creo que es un gran desafío, vamos a tener que entrar en una especie de neo-democracia. Tendremos que aprender mucho de los insectos quizás, que tienen esas inteligencias sociales como las hormigas o las abejas. 

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