Diseño innovador

Una nueva tecnología sustentable podría ser la alternativa para el proyecto Potasio Río Colorado

Se trata de un nuevo diseño en el proceso que mejora sustancialmente los costos además de reducir la huella ambiental del proyecto. Los detalles de una propuesta que también considera una operación modular.

Ángeles Irusta
Ángeles Irusta domingo, 10 de julio de 2022 · 14:08 hs
Una nueva tecnología sustentable podría ser la alternativa para el proyecto Potasio Río Colorado
Para el desarrollo del proyecto de potasio se desembolsaron cerca de US$ 2.000 millones. Aún se conservan maquinarias y restos de equipos. Foto: MDZ

Una nueva tecnología sustentable podría ser la alternativa para el proyecto de Potasio Río Colorado (ex Vale) en Malargüe, en el marco de incertidumbre que atraviesa la economía argentina tras los recientes cambios en la cartera económica nacional.

Se trata de un nuevo diseño en el proceso que mejora sustancialmente los costos, además de reducir la huella ambiental del proyecto. Omar Escalante de Frimont (empresa mendocina especializada en refrigeración y procesos industriales) junto a Sergio Devaux de ENNSIGHT (especialista en desarrollo de minería sustentable) son los hacedores de lo que denominaron proyecto EKOM, el que eventualmente podría representar una nueva opción para el proyecto de potasio en Malargüe

En plena irrupción del covid-19, la dupla inició pruebas de laboratorio y ensayos pilotos para avanzar en la investigación y evaluación económica que había quedado trunca con Vale en el proyecto Potasio Neuquén cuando adquirió el proyecto Rio Tinto. 

La propuesta del grupo supone también una operación de las sales de potasio por módulos, que se pueden agregar en la medida que se desarrolla el negocio y la infraestructura.

La principal diferencia es el proceso para la precipitación de cloruro de potasio. El antiguo diseño concentra la salmuera por evaporación, con alto costo energético, hasta lograr la precipitación de dos sales: cloruro de potasio y cloruro de sodio, este último termina siendo un residuo del producto comercial. Por otra parte, el viejo diseño implica un consumo intensivo de agua dulce y de energía térmica para la evaporación y por tanto es un importante generador de huella de carbono. 

La metodología propuesta por EKOM precipita el producto comercial (cloruro de potasio) por enfriamiento y el cloruro de sodio permanece disuelto en la salmuera que se retorna al pozo para disolver y capturar en forma selectiva más potasio en un nuevo ciclo. “Este proceso minimiza el uso de agua dulce en cada ciclo de inyección - extracción, no produce residuos sólidos complicados de transportar y almacenar, reduce significativamente el uso de gas, además de no existir evaporación de salmuera”, explicó Escalante. 

Por otra parte, el proyecto se puede desarrollar en forma modular, es decir, en unidades de producción de 250.000 toneladas anuales de cloruro de potasio.  En relación a la propuesta tradicional mediante plantas, esto permite un desarrollo relativamente más ágil y rápido ya que se puede aumentar la producción agregando módulos en la medida que se gana mercados y se desarrolla la infraestructura de transporte que hoy es un importante cuello de negocio. "Básicamente se acotan riesgos, no hay necesidad de hacer mega inversiones, con un uso de la energía de baja intensidad y la posibilidad de regular la producción según el avance del negocio", resaltó Escalante.

De izquierda a derecha, Omar Escalante y Sergio Devaux en el proceso de desarrollo del proyecto que proponen.

Esta iniciativa podría representar un as bajo la manga para el gobierno de Mendoza que busca inversiones para reactivar el proyecto de potasio y que, a considerar por los obstáculos de la situación macroeconómica a partir de la salida de Martín Guzmán, deberá barajar varias y nuevas estrategias.

Una ventana

La situación internacional representa una oportunidad para la Argentina. En 2021 los precios de la potasa y su uso como fertilizante se dispararon a un máximo de 13 años durante la segunda mitad del año. Los envíos obstaculizados por la pandemia, además de los precios del gas, impulsaron este repunte. Desde 2012 a 2021 el precio se había mantenido en una media de US$250/t con picos de US$380/t y valies de US$230/t. 

Además, las sanciones de Estados Unidos contra Bielorrusia, sumaron importantes cambios al mercado de la potasa en 2021, ya que los precios del valioso componente de fertilizantes se dispararon a US $650/t por primera vez desde 2008.

En marzo de 2022 y tras la invasión de Rusia a Ucrania, además de los subsidios para fertilizantes de India, fueron razones para que el precio del potasio creciera un 6% en comparación con el mes anterior, alcanzando un precio promedio de US$875/tn.

Después de Canadá, Rusia es el segundo productor global seguido por Bielorrusia. Produce potasio a bajo costo y en altos volúmenes para los principales fertilizantes, por lo que el conflicto bélico y las sanciones a Bielorrusia representan un escollo a los flujos comerciales y a la escasez de potasa. Dentro del grupo de impactados se encuentran los productores sudamericanos, como Brasil, que dependen de las importaciones de fertilizantes de Rusia.

En este contexto global, existe una ventana de posibilidades para la Argentina, en cuanto a cubrir las necesidades de potasio para el país -que es aproximadamente de 100.000 toneladas por año de cloruro de potasio (US$ 87 millones anuales)-, y a su vez sumar parte del mercado de Paraguay y del sur de Brasil afectado por la oferta. Según las fuentes, de allí las ventajas de una operación modular que puede crecer y adaptarse según las condiciones cambiantes del mercado, en donde se prevé los precios puedan retornar a valores entre los US $300 y US $350 por tonelada en los próximos años. 

La historia

Entre 2005 y 2009 dos empresas competían por producir potasio en la Patagonia Argentina: Rio Tinto con su proyecto en el sur de Mendoza y Vale con el proyecto Potasio Neuquén en Rincón de los Sauces. Se trata del mismo yacimiento que se extiende a ambos lados del Río Colorado, la diferencia es que el sector mendocino tiene mantos de mayor espesor y menor profundidad con leyes de potasio levemente superiores. 

Vale tenía que competir con esta desventaja geológica y con experiencia limitada en la extracción de potasio, ya que lo único con lo que contaba al momento era la extracción del mineral con métodos de minería subterránea tradicional en Sergipe, Brasil. 

Es así que desde el proyecto Potasio Neuquén, se condujo a una investigación sobre alternativas de menor costo y menor huella ambiental. En 2008 se compensó con estos conocimientos las desventajas geológicas y en 2009 Vale decide comprar el yacimiento de Río Tinto dejando de lado el de Neuquén, profundizando inversiones en Mendoza con la ingeniería ya diseñada por Rio Tinto. La bonanza de los precios del potasio no duró mucho tiempo, ya que en menos de cuatro años pasaron de US$700/tn a menos de US$300/tn. El impacto de los precios hizo económicamente inviable el proyecto, por lo que para la empresa fue más beneficioso hundir la inversión de US$2.000 millones realizada y abandonar el proyecto. El 11 de marzo de 2013, la empresa brasileña informó al Gobierno argentino que teniendo en cuenta el contexto macroeconómico, decidían suspender de modo definitivo el proyecto de potasio.

En septiembre del 2019 la provincia de Mendoza inició el proceso formal para tomar control de la mina. El objetivo era liderar la búsqueda de inversores para un nuevo proyecto de concesión del activo ubicado al sur de Malargüe. En noviembre de 2020 se firma la transferencia entre el gobierno mendocino y representantes legales de Vale. En mayo de 2021 y tal como fuera oficializado a través de los medios de comunicación, la mina pasó a llamarse PRC S.A, ya que el traspaso a manos de la provincia implicó un rediseño del directorio y equipo ejecutivo para la toma de decisiones.

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