Fin de año

Cómo hacer un buen brindis y por qué improvisarlo puede ser una mala idea

Cualquier tipo de celebraciones, y especialmente las fiestas de fin de año, son una ocasión especial llena de sentimientos y retrospectivas de lo vivido juntos, aunque sean un breve fotograma en la historia de los presentes.

Daniel Colombo
Daniel Colombo sábado, 24 de diciembre de 2022 · 07:03 hs
Cómo hacer un buen brindis y por qué improvisarlo puede ser una mala idea

Por lo general, es un instante para echar la vista atrás, y poner la intención en lo que viene, con sus posibilidades y anhelos. También, para reconocer lo que no ha salido tal lo esperado, y la forma en que se ha asumido la realidad para convertirla en
aprendizajes compartidos. Claro que no es lo mismo hacer un brindis en casa, con la familia o con los amigos, que encargarnos de decir unas palabras en el ámbito empresarial, porque es un momento de exposición pública ante personas que conforman el marco del trabajo, las conozcas o no.

Una primera consideración es que el mensaje debe adaptarse a la ocasión, los invitados y el público concretos. En base a estos tres pilares es que se conformará la estructura. Asimismo, en empresas con protocolos establecidos, se guiarán por ellos, aunque la
tendencia actual es ir dejando de lado algunas costumbres un poco rígidas, y flexibilizarlas. En cuanto al público, puede ser que estén presencialmente o en forma virtual, o de ambas maneras.

También pueden pedirte que lo grabes y el video se proyectaría en una gran pantalla, y quizás también lo envíen por los canales internos que tengan en la empresa. Además, todos los celulares apuntarán hacia ti y saldrás en las redes sociales de tus colegas.
Por lo dicho ese mensaje no es un inocente “¡Felicidades!” y tiene muchas implicancias más. Es así como quizás se convierta un desafío para quien se encargue de decir unas palabras, porque, por más sencilla que parezca la situación, tiene trascendencia.

  • Superando el miedo

Los datos mundiales revelan que aproximadamente el 75% de la población mundial padece de glosofobia, que es la fobia al hablar en público, en distintos grados: desde un miedo totalmente paralizante, hasta días previos sin dormir, o un pequeño cosquilleo antes de salir a escena. Si estás dentro de este porcentaje, el mejor antídoto es la preparación. Sin importar si lo haces ante un pequeño equipo o todo el personal de la compañía, es necesario preparar el brindis pensándolo como un breve discurso.

  • Los tres estilos de brindis más frecuentes

Partiendo de la base de que todo comunica, cualquier ocasión en la que alguien habla con más o menos formalidad en un marco empresarial o laboral, es un hecho que no pasa desapercibido, porque, por más que se lo haga con música alegre de fondo, está
representando su rol. El brindis dura un instante, pero la huella que deja en la imagen de la persona, su carrera y el mensaje que da, perdurarán para siempre. Para comprobarlo, piensa en algún brindis familiar o de amigos, por alguien que no quedó muy bien parado luego de hacerlo. Imagina lo que sucedería si hubiese sido en su trabajo.

En términos generales, hay tres estilos de hacer un brindis: informal, coloquial y formal. Revisemos cada uno:

Informal; En muchas compañías de culturas descontracturadas o celebraciones no oficiales -por ejemplo, un after office de colegas- se tiende a ser informal. Tener ese toque casual y espontáneo no es lo mismo que ser coloquial. Estilo informal tiene que ver con la improvisación en cualquier momento de la celebración. Generalmente, la persona usará su propio lenguaje, como si no estuviese en un marco empresarial.

He presenciado decenas de fiestas donde uno de los socios habla como si solo estuviese con sus accionistas, dejando por fuera a todo el personal, que es el que hace funcionar la actividad. Y también suele suceder que, avanzado el evento, se tiende a alentar a alguien a decir unas palabras, y quizás esa persona no esté preparada, o ya tiene un par de brindis previos encima, por lo que no sería lo más conveniente.

El marco de informalidad se presta para otras situaciones, como perder el cuidado en temas de género, inclusión y equidad; hacer bromas pesadas, o utilizar palabras inapropiadas en temas difíciles para la gente. La buena noticia es que se pueden evitar esos costos con la preparación previa.

Coloquial: Ser coloquiales, en cambio, implica utilizar un lenguaje propio de lo cotidiano en la empresa. Al estructurar el mensaje se le agregarán gestos, emociones y cadencias cercanas y propias a la cultura corporativa, y puede tener toques personales de quien habla, quizás algunas referencias a hechos del año que sean identificables por el público, y la cuota de emoción apropiada.

Formal: El brindis de estilo formal es aquel que sigue una estructura pre armada y premeditada. Muchas veces se lee en un guión que, seguramente, ha pasado de mano en mano varias veces. Varios borradores después, alguien ha sido designado para decirlo en público.

Este es, acaso, el más frío de todos los estilos, si bien la persona puede ponerle su tono e impronta. Como sigue ciertas reglas protocolares, es la solución si se desea cumplir con el cometido, sin involucrarse demasiado. También se utiliza para dar mensajes corporativos directos o subliminales, dentro de la maraña de palabras estudiadas milimétricamente. Conozco empresas que hasta hacen chequear estos discursos por el área de legales, y decenas más que encargan a asistentes que bajen de Internet textos que no dicen nada, los adaptan un poco, y simplemente, los dicen.

  • Las 3 partes de cualquier brindis

Ya sea que quieras optar por el estilo informal, coloquial o formal, en las empresas actuales, donde el liderazgo está girando hacia la cercanía, empatía y ser más horizontales y colaborativos, sugiero un brindis de cercanía. Un mensaje en celebraciones necesita ser lo más sincero posible, sentido e inspirador. Sugiero no hacerlo edulcorado ni fantasioso, sino cercano y atado a la realidad,
incluyendo los aspectos duros. Aquí tienes una estructura de tres partes para diseñar tu brindis, incluyendo la duración ideal como referencia, sobre todo, para no aburrir:

Primera parte: Bienvenida, agradecimiento y saludos. Duración máxima: 1 minuto. El sentido inicial es presentarte, si es que no te conocen todas las personas o no lo ha hecho alguien previamente, agradecer por la presencia y destacar si hubiese invitados especiales. Aquí es el momento de hacer cualquier otra mención que corresponda.

Segunda parte: La estructura, el corazón de tu brindis. Duración ideal: 3 minutos, según los temas a comunicar. En este tramo te concentrarás en destacar el sentido de la celebración, algunos hechos remarcables, y, si vas a mencionar a personas y equipos, tienes que ser ecuánime y no olvidar a nadie. Cualquier omisión irá en contra de la llegada de tu mensaje. También es tu misión no soslayar ni dejar pasar los desafíos que pudiesen haber atravesado. En este caso, recomiendo rescatar los aprendizajes y las mejores prácticas que llevaron adelante.

Este balance se logra dejando de poner el énfasis en lo negativo: cuidado con eliminar lo “malo” y lo doloroso, porque quedará falsamente sesgado a una realidad inexistente. Un aspecto crucial del nudo de la estructura, son los valores y aspectos de la cultura. La lealtad, el trabajo en conjunto, la resiliencia, los retos superados y los logros, son algunos de los aspectos que se pueden realzar. El tono del mensaje será amable y cercano. En tu voz, varía los matices según lo que estás transmitiendo: habrá momentos con un tono medio, otros más alto sin llegar a gritar, algunos de tipo intimista, y hacia el final, crear un “crescendo”, como en la música, para llegar al gran final del brindis.

No hables en abstracto: te diriges a personas, por lo que necesitas usar un lenguaje accesible a todo el mundo. Además, sugiero que, si te animas, hables en plural para referirte a la totalidad de la empresa, y de “tú” en algún momento cuando quieras
lograr una mayor cercanía. ¿Y qué pasa si hay malas noticias en la empresa? Un brindis no es un momento para darlas. Es preferible no brindar -tal vez, ni siquiera celebrar en grande- si se sabe que, por ejemplo, al día siguiente habrá una ola de despidos o reestructuraciones. Hay otros canales de comunicación interna para estos aspectos.

Tercera parte: Cierre y brindis. Duración: 30 segundos Por efecto de la memoria de corto plazo -y porque es el momento que todos esperan: que termines- las personas recordarán especialmente este tramo. Aquí apelarás a una frase final corta, no más de treinta segundos, donde reforzarás no más de uno o dos mensajes claves de la empresa para el tiempo que viene. Luego, propondrás un brindis, asegurándote de que todos tengan alguna bebida en la mano. Recuerda que tú también debes tener una copa lista para este momento.

Si expresas deseos, di tres cosas encadenadas (el número 3 es especialmente atractivo para el cerebro y en comunicación; ¿será por aquello de “Salud, dinero y amor”?). También puedes ir a algo más concreto como “Brindo porque sigamos creciendo como
lo hemos hecho hasta ahora”, por ejemplo, y luego, “¡Felicidades!” o “¡Salud!”. Sería ideal que las luces acompañen el brindis, y que suene a buen volumen un tema musical escogido especialmente y que acompañe el espíritu de lo que has transmitido.

  • 5 consejos finales para que tu brindis sea un éxito. Para finalizar, comparto estos tips para que brilles aún más en tu brindis:
  1. Lugar para el brindis: Busca, preferentemente, estar de pie en un lugar donde te vean, con la mejor luz posible, y con un micrófono que te resulte apropiado: puede ser del tipo vincha, un solapero que se prende en tu ropa, o un micrófono de mano, inalámbrico o con cable, y con un pie si es que te ayudaría a expresarte mejor con los gestos de las manos. Recuerda llegar al menos media hora antes del evento así te familiarizas con el lugar, hacer un chequeo técnico completo, conocer el cronograma y realizar cualquier ajuste menor de último momento. Siempre lleva bolígrafo y papel adicional, el impreso en papel y en digital de lo que vas a decir, y ten agua sin gas a mano. Y, por favor, no tomes nada de alcohol hasta decir tu parte.
  2. Cuidado con los estrados de madera: Asimismo, recomiendo no usar estrados de madera, ya que impiden que se vea de cuerpo entero: el público tendrá visible, apenas, la parte superior de tu torso, y esto no facilita la comunicación abierta que quisieras promover. Que te vean de cuerpo entero es uno de los símbolos de transparencia. En todo caso, utiliza un atril de acrílico.
  3. Ensaya lo suficiente: No llegues a último minuto a decir el discurso. Grábate al menos cinco veces antes de decirlo si no tienes entrenamiento; pide feedback a alguna persona de confianza; anota tus puntos de mejora. Prepara tu ropa de acuerdo al horario, el fondo del escenario y el tipo de público.
  4. No memorices el discurso: Otro error es querer hacerlo todo de memoria. Posiblemente te va a pasar lo mismo que en el colegio: si te olvidas, no sabes cómo seguir. Es preferible tener unas notas en la mano o en un atril o mesa lateral, como guía, o una pantalla frente a ti donde veas los puntos principales.
  5. Evita el “discurso blanco”: Son esos con palabras que no dicen nada, sin sustancia, ni profundidad. Hay empresas muy afectas a este estilo. Ponle algo de salsa, atractivos, imágenes, alguna anécdota muy corta de algo real en la empresa, y conéctalo con una enseñanza.

Daniel Colombo es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos.

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