Salud

El modelo de nuestras conexiones cerebrales

El llamado proyecto conectoma humano pretende ambiciosamente reproducir la arquitectura de nuestro cerebro ¿Quéres saber más? Ahora te lo contamos. 

jueves, 29 de agosto de 2019 · 09:59 hs

“Se comporta como si tuviera sensibilidad, pero está programado de esa manera para que a la tripulación le sea más fácil comunicarse con él”, rezaban en la película 2001 Odisea del espacio, y nosotros, embelesados por la ciencia ficción considerábamos que eso que veíamos jamás iba a pasar.

Bueno, sí pasó, y ahora convivimos con máquinas con inteligencia artificial, con robots y constantes viajes al espacio. Sin ir más lejos, creo que si le hubiera contado a mi abuela que hoy hay estudios que muestran con colores cómo funciona el cerebro, no lo hubiera podido creer.

El conocer cómo funcionamos nos ayuda a poder controlar variables para garantizar una mejor calidad de vida y vivir más y mejor. Así, el siglo XX se caracterizó por la búsqueda del genoma humano, que intentaba descubrir la secuencia completa de nuestro ADN.

En nuestro siglo XXI, la mirada se dirigió al cerebro. Tal es la perfección de su funcionamiento que comenzó a quitar el sueño a muchos científicos desde hace varias décadas. De esta manera, en el año 2010, el instituto nacional de salud (NIH) de Estados Unidos, destinó 40 millones de dólares para desarrollar y mejorar métodos de neuroimagen que permitieran conseguir datos sobre la actividad cerebral, con la finalidad de elaborar un mapa a gran escala de las áreas cerebrales y sus conexiones, y, así, poder entender cómo funciona nuestro sistema nervioso y mejorar los conocimientos acerca de enfermedades neurológicas y psiquiátricas.

Imaginen un cubo que mida 1 milímetro por lado. En medidas de capacidad, nos daría 1 milímetro cúbico. En nuestro cerebro, ese espacio está ocupado por 100.000 neuronas y 900 millones de conexiones sinápticas. Si intento imaginar la emoción del cartógrafo que logró plasmar en un mapa las calles de nuestro microcentro, no quiero pensar en el impacto que tendrá el lograr un mapa de nuestro cerebro.

En eso consiste el proyecto conectoma humano (www.humanconnectome.org), en lograr un modelo lo más completo posible de nuestro cerebro. El proyecto se propuso estudiar las redes estructurales a partir de medidas de asociación física (por ejemplo, número de fibras axonales), como redes funcionales, derivadas de medidas estadísticas.

Se usan diferentes técnicas para medir la conectividad cerebral. Algunas son invasivas (introducir microesferas fluorescentes que van marcando los circuitos, mostrando así el trazado de vías (tract tracing) y otras son no invasivas, a través de resonancia magnética, imágenes de tensor de difusión, magnetoencéfalografía, imagen por emisión de positrones (PET), etc.

En una primera etapa del proyecto, el consorcio “WU-Minn-Ox”, con base en la universidades de Washington, Minnesota y Oxford, destinó dos años para adquirir, analizar y compartir datos acerca del genotipo, imágenes multimodales y conductuales de 1200 hermanos gemelos y mellizos adultos y sanos. Procuraron crear algoritmos y secuencias de conexiones. Los trabajos de este consorcio permitieron tener acceso a neuroimágenes únicas y elaboraron un paradigma, (HCO), para la obtención, análisis y comunicación de datos. Además, dejó abiertas las puertas para futuras investigaciones.

El impacto que tendrá este proyecto sobre futuros tratamientos será de suma importancia, porque permitirá, por un lado, trabajar con un concepto de red, que representa una ventaja insoslayable en comparación con el abordaje tendiente al reduccionismo actual. De eta forma, una nueva epistemología será necesaria, en la que se tenga una concepción holística del ser humano.

Se espera, así que haya un replanteo en la forma de concebir y tratar los trastornos neurológicos y psiquiátricos, incorporando nuevas clasificaciones, predicciones y estrategias terapéuticas.

Para una etapa siguiente, se espera que los estudios sobre el conectoma humano amplíen nuestro conocimiento acerca del cerebro y sus redes neuronales, su desarrollo y su envejecimiento y sobre las alteraciones en patologías como esquizofrenia, autismo y enfermedad de Alzheimer.

Paralelamente, se han desprendido múltiples programas que apuntan a lo mismo: desentrañar la naturaleza de nuestro sistema nervioso. Así, en abril de 2013, Obama destinó 14 millones de dólares al proyecto BRAIN, para aportar datos acerca de cómo nuestro cerebro piensa, aprende y recuerda.

En la Unión Europea se presentó el proyecto cerebro humano, como contraparte de BRAIN, con la finalidad de reproducir tecnológicamente las características de nuestro órgano superior.

Los científicos se están acercando al cerebro como nunca antes, se habla de dispositivos electrónicos, de imágenes, de chips, de microcámaras, y etcéteras. Es una búsqueda incesante, casi si horizontes.

O sí, porque, en mi humilde entender, nuestra individualidad sería el horizonte, la singularidad que nos hace estar de manera original en el mundo. Por eso, creo que el contectoma, más allá de ser un proyecto sumamente ambicioso, peca de no contemplar el contexto en el que el cerebro se desarrolla.

Pero es así, la ciencia también falla.

Lic. Cecilia C. Ortiz / neuropsicóloga / licceciortizm@gmail.com