Vocación de servicio

La increíble sociedad de concierges hoteleros que hizo pie en Mendoza

Se ganan la vida solucionando los problemas de los adinerados huéspedes de los grandes hoteles del mundo. Identificados por las dos llaves cruzadas de color dorado que portan sobre las solapas de sus sacos, mantienen un código de camaradería que los vincula por medio de una cadena de favores de escala intercontinental. Este fin de semana tuvieron un encuentro en la provincia y contaron cómo funciona la organización que los conecta más allá de toda frontera.

miércoles, 28 de agosto de 2019 · 16:34 hs

Quien conoce el funcionamiento de los grandes hoteles del mundo sabe que un conserje no es lo mismo que un recepcionista. Mucho menos lo mismo que un bell boy -o botones, en estricto español-. Son todos parte del personal y están para servir a los huéspedes, sí, pero sus funciones difieren tanto que incluso son motivo de envidia entre ellos mismos. Los conserjes, por supuesto, son los más privilegiados en este triángulo. Y quien conoce el funcionamiento de los grandes hoteles del mundo también sabe que decir "conserje" en cierto modo una herejía. El término correcto se escribe en francés: concierge.

Martín Rey, presidente de la Asociación Argentina de Conserjes de Grandes Hoteles -la pata local de la mítica organización internacional Les Clefs d'Or (Las Llaves de Oro)-, dice que a grandes rasgos un concierge es "un embajador de la ciudad". Sin embargo, en su afán por dar cuenta de la particularidad de su trabajo, en su explicación apuesta a un poco más: "Un concierge es alguien que va a decirte dónde vas a comer la mejor carne y dónde te vas a sentar para que tengas la cena ideal. Es alguien que te va a decir qué vas a pedir para acompañar, por qué te vas a sentar en ese lugar indicado y qué mozo te va a atender para que tu experiencia sea de lo mejor". Servicio con lujo de detalle.

Martín Rey fue uno de los dieciocho concierges que este fin de semana estuvieron en Mendoza celebrando el primer Congreso Nacional de Concierge. No se trató exactamente del primer congreso del gremio en el país -ya en otras ocasiones se celebraron encuentros de carácter internacional, uno de ellos incluso tuvo lugar en la provincia-, pero si del primero organizado a nivel regional, desde Argentina y con invitados de Chile y Uruguay.

Rey tiene 45 años y es concierge desde los 23. Si hoy pudiera volver el tiempo atrás y tuviera la oportunidad de elegir, asegura que volvería a dedicarse a lo mismo.

Y es que si hay algo que caracteriza a este grupo de trabajadores la industria de la hospitalidad es el orgullo por la tarea que realizan. Un orgullo que se refleja en los principios de la ya mencionada organización, Les Clefs d'Or, la misma organización que el director estadounidense Wes Anderson en su película de 2014, "El Gran Hotel Budapest".

"Lo que se ve en la película (de Wes Anderson) es tal cual", dice Rey y explica: "Si vos precisas ayuda y llamas a un colega, que tenga las mismas llaves que vos, aunque esté en cualquier parte del mundo, te va ayudar".

Solidaridad, predisposición, servicio, excelencia, amistad. Esos son algunos de los valores con los que se identifican quienes integran esta Sociedad de las Llaves Doradas. Valores que en muchos casos adquirieron con una vocación más construida al andar que de forma premeditada. Ese fue el caso de Rey, que antes de ser concierge no imaginaba la pasión que iba a desarrollar por su labor, y fue también el caso de Charlie Raiteri (28), concierge de Park Hyatt Mendoza y uno de los organizadores del congreso que tuvo lugar este fin de semana

Según cuenta Raiteri, cuando él ingresó a la industria hotelera como bell boy creía que el trabajo iba a ser más bien temporal. Con los años pasó a ser recepcionista y finalmente concierge. Ahora no solo sirve a los huéspedes y colabora con los pedidos que le hacen desde todos los rincones del mundo, sino que junto a otros tres colegas también mendocinos llevó la camaradería a un nuevo nivel y lanzó su primera serie de vinos, "Concierge V".