Marcas

Un recorrido por los 150 años del primer estudio de patentes y marcas del país

Con solo 20 años de edad lo fundó un joven alemán que se estaba instalando en la ciudad de Buenos Aires.  En la actualidad sigue vigente, con un linaje y una actualidad sorprendentes.

jueves, 1 de agosto de 2019 · 10:30 hs

El alemán Gustav Breuer,  natural de Solingen, ciudad famosa por sus aceros, al llegar a la Argentina en un vapor proveniente de su Alemania natal, empezó a trabajar en la protección de marcas y patentes. Fue quien sentó la piedra fundacional de un estudio jurídico que lleva su nombre, que se convirtió en sinónimo de esa temática y que este año celebra su 150° aniversario. El "acta de nacimiento" de ese estudio fue el  10 de marzo de 1869 y los examinadores que estamparon allí sus firmas fueron  Mario Tomás Perón, padre de Juan Domingo Perón, y Carlos Enrique Pellegrini, padre de Carlos Pellegrini.

"Tenemos un volumen de clientes y de marcas muy amplio y diverso: desde un supermercado como Cencosud, hasta una empresa de gaseosas como Pepsi, pasando por una de cosméticos como L'Oréal ", afirma Jorge Otamendi, socio de G. Breuer y quinta generación en la firma (es tataranieto de Gustav).

En el rubro patentes, etre los casos destacables del estudio,  Jorge rescata dos de 1901: el trámite de patente para el perfeccionamiento de la telegrafía sin hilos, pedido por Guglielmo Marconi,  el inventor de la radio, y la solicitud de protección de un producto alimenticio efectuada por John H. Kellogg

Entre sus clientes más antiguos también figuran la prestigiosa compañia de licores francesa Chartreuse,  la gomina Brancato; la fábrica de licores Peters o la propia compañia Shell; las hoy desaparecidas pastillas Volpi, una golosina muy popular de los años 50, 60 y 70; el eterno vermut Martini o la marca Sol y Luna, de las populares alpargatas de suela de yute, aun vigentes; también de los neumáticos Pirelli y las galletitas Terrabusi, entre miles que G. Breuer ha registrado en sus quince décadas de vida y que se archivan en el estudio, en muchos casos con coloridas etiquetas y haciéndose eco del conocido lema: "Ingenio del creador, derecho del autor". 

Tampoco faltó quien quisiera inscribir como propia -y lo hizo- la palabra "piropo" o la "bandera norte americana".

Los rubros más registrados eran -y siguen siendo- los de alimentos y bebidas y el textil, pero en la década del '90 el estudio avanzó en la diversificacion y compleja temática de la propiedad intelectual para ampliar su labor a otros clientes de los más diversos rubros como las industrias automotriz, química y cosmética, laboratorios, medios, publicidad, entretenimiento y telecomunicaciones, así como el turismo y la hotelera, entre otros.

El estudio más longevo y pionero en la temática de los derechos de autoría y creación celebra sus 150 años de existencia, hecho que merece ser destacado en medio de los avatares vividos a lo largo del tiempo en el país, los que no afectaron el trabajo del bufete, registrante de las principales marcas y productos que se asentaron provenientes del exterior o nacieron en el país, a iniciativa del joven emprendedor Gustav Breuer en los tiempos donde se forjaba la etapa de mayor esplendor de la Argentina.

Fuentes: La Nación y Gaceta Mercantil.