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#MDZArte: Fernando Rosas; esculturas metafóricas en madera que enamoran
Figuras humanas incompletas, esculturas poéticas, ideas metafóricas esculpidas en olivo, pinotea, olmo y tantas más. El hijo de Roberto Rosas, habiendo mamado arte, ha pasado por la pintura, las ilustraciones y las esculturas. Transición que fascina al mundo del arte y versatilidad que lo posiciona como uno de los artísticas top de Mendoza.
Ya hace más de seis años que Fernando Rosas se dedica a la escultura de forma metafórica, poética y trascendental. Sello que le dejó haber pasado por la ilustración, la pintura y también la escritura.
Su talento para trasladar sus pensamientos en figuras tridimensionales se formó en Pietrasanta (Italia) con materiales como la piedra. Hoy trabaja desde su casa taller hiperpoblado por máquinas, herramientas, aserrín y algunas figuras imaginarias que se posan sobre el material logrando un escultura totalmente deseada para cada rincón de un hogar.
Nombre y apellido:
Fernando Rosas.
Te dicen:
Alvar Nuñez o Álvares.
¿Por qué?
Alvar Nuñez por el tamaño de mi cabeza (cabeza de vaca) y Alvar, por cierta formalidad de un principio parecida a la del personaje de Portales en la redacción de un diario junto a Olmedo.
¿Autodidacta o estudiado?
Hice la secundaria en Bellas Artes, 3 años, y luego seguí por mi cuenta.
¿Qué es el arte para vos?
Para mí es un lenguaje, con el tiempo y el trabajo he tratado de ir incorporando más recursos y técnicas y búsquedas para que ese lenguaje sea más asertivo.
Por otro lado es una forma de vivir, cuando decidí que más o menos iba a hacer esto, he ido acomodando las cosas de mi vida para poder realizarlo por lo tanto estamos hablando de un clima, un tiempo y una energía en pos del desarrollo de esta tarea
¿Qué expresa?
Mayormente ideas, trato siempre de que sea visible una búsqueda de que el material haga cosas que parece no querer hacer, por ejemplo, que la piedra parezca liviana, en esa búsqueda se amontonan las ideas y las pruebas. Creo que el arte es la evidencia de una persona pensando.
¿Cómo nació esta necesidad de expresarte a través del arte?
Me viene un poco de cuna, mi padre era escultor, o sea, un microclima apto, de todos modos darme cuenta de que el arte era una tarea que tenía algo para mí. Me pasó a los 15 años enfrentado a un papel en blanco, con unas acuarelas copiando un árbol de un fascículo de Corot, ahí, nació como “necesidad”.
¿Qué sentís cuando esculpís?
Depende, a veces mucha seguridad por haber logrado visibilizar una idea que rondaba mi cabeza, otras (varias) una tristeza y angustia por sentir que no puedo lograr mis objetivos, pero siempre una pulsión impostergable por volver a hacerlo.
¿Cómo te enfrentás a un lienzo blanco, a un material sin forma?
A los golpes, en general soy tan ansioso que necesito que el tronco o la piedra rápidamente me devuelvan alguna forma humana para apagar el rumor interno de que no lo voy a lograr, una vez conseguida esa chispa soy un poco más calmo, no mucho.
¿Cuál es el primer paso que das en una hoja en blanco?
Quitarle lo impoluto, trazar una directriz o marca que lo saque de su infinitud.
Cuando mirás obras viejas tuyas, ¿te encontrás o ya no?
Si, me encuentro.
Las obras en el tiempo funcionan como un álbum de fotos, cada imagen te recuerda algo, una época, una idea, una búsqueda, y a veces esas ideas se retoman y se reprocesan. No tengo tantas ideas como para desperdiciar las antiguas, jajaja
¿Cuándo te propusiste vivir del arte?
Desde el primer día, el tema es que no es mi decisión, se tienen que dar muchas circunstancias para que ocurra. En mi caso tardó bastante, pero hace unos años que logro subsistir de mi trabajo.
¿Cuál es tu sueño?
No lo sé, quizás seguir vital por muchos años para poder llevar a cabo mis proyectos e ideas, compartir con otros las instancias de trabajo y regalar mis conocimientos, que no son muchos, pero pueden ayudar, como me los regalaron a mí otros
¿Te gusta mostrar lo qué hacés? ¿Cómo te llevás con el marketing?
No sé nada de marketing, he ido mostrando en las diferentes plataformas y lugares en los que en general se muestra, con resultados disimiles.
Mostrar para mí es la mitad de mi labor, una vez que ese prodigio privado que es hacer la obra ya ha ocurrido, mostrar es la parte de intentar comunicar ese lenguaje a los demás, si no mostra, sería un desperdicio para mí.
¿Qué te inspira?
La obra de otros artistas, las anatomía humana, la resistencia de los materiales…
¿Qué sentís cuando terminás una obra? ¿Y cuándo lo empezás?
Cuando la empiezo, ansiedad y vacío (paradójicamente) y como no siento que “termino” las obras sino que la dejo, que las abandono, no es un momento memorable. A lo mejor suelto la obra cuando he satisfecho mis intenciones o posibilidades en esa escultura, a lo mejor abandono porque me encendió un entusiasmo para comenzar otra.
¿Cómo le ponés un valor a tu obra?
Es difícil, creo que una vez hace años puse un precio, se vendió y desde ahí por relación directa vas cotizando el resto.
¿Quién valora más tu arte el mendocino o el turista? ¿Y tiene que ver con el valor que le das vos?
No lo sé, yo me siento valorado acá, por mis colegas y por el público, no me puedo quejar. En cuando a los turistas nunca se sabe, son aves de paso.
No creo que valoremos lo mismo, la obra tienen una relación intima con el hacedor, no creo que el público pueda atisbar ese vinculo, aun así logra comunicarse con la sensibilidad de los otros lo cual lo vuelve maravilloso
¿Dónde soñás con ver una tuya?
En la casa de alguien que no se acostumbre a verla, que cada vez que pase cerca algo le diga. No aspiro aún a museos o posteridad…
¿Qué pieza o cuadro quisieras tener en tu casa que no sea tuyo?
Las tengo, la fortuna me ha regalado poder trocar obras con los artistas que me gustan, así que estoy rodeado de obras de colegas.
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